La
primera noche del Multipalo, en vivo y en directo desde Monte Grande
VENI
CON LOS
MUCHACHOS
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Los
Auténticos Decadentes y Fidel Nadal se subieron a la caravana
de la cumbia villera y compartieron escenario con Damas Gratis,
uno de los tanques de la nueva movida tropical. Detrás del
cartel tripartito, hay algo más: se trata de la consolidación
definitiva de un nuevo híbrido musical, compartido por chabones
del palo, que va y viene "de la calle". ¿Y
vos, de qué lado estás?
TEXTOS
ROQUE CASCIERO
FOTOS NORA LEZANO
Mariana
tiene jeans gastados, zapatillas y una remera con varias decenas
de lengüitas stone. Su típico flequillo viejita está
pegoteado a su frente por la transpiración: en el local hace
mucho, mucho calor. La gente arde por la música, el alcohol
y la danza del estrógeno y la testosterona. Chicos con remeras
de los Redondos y Los Piojos se abalanzan sobre aspirantes a diosas,
las abrazan cuando pasan a riesgo de comerse un cachetazo o les
tiran del pelo, una forma nada sutil de llamarles la atención.
También hay pibes y pibas vestidos con equipos de gimnasia,
y otros a los que tu abuelo podría describir como de
elegante sport. El calor no perdona a ninguno. En especial,
cuando sobre el escenario se planta uno de pelo largo, con un teclado
en la mano, y dice: Las manos de todos los negros arriba y
arriba, porque éste es el show de Damas Gratis. La
frase se repite como un mantra manuchaoesco entre fragmentos de
canciones de cumbia villera, la nueva maravilla de la interminable
factoría argentina de música tropical.
Dos mil personas muestran sus palmas, al tiempo que se desata el
pogo (que no será el más grande del mundo, pero tal
vez sí el más violento). Casi dos horas más
tarde, la respuesta del público será igual de entusiasta
cuando salgan a escena Los Auténticos Decadentes, con su
inagotable cantera de hits nacionales y populares. El lugar se llama
Infierno, queda en Monte Grande y esta noche está encantador.
De verdad.
VOLVER
Hacía mucho que no tocábamos en bailantas,
aunque en una época lo hacíamos todos los fines de
semana, reconoce Gustavo Cucho Parisi, cantante de los Decadentes.
Lo que pasa es que somos caros para los dueños: la
mayoría de los grupos bailanteros cobran poco, tocan veinte
minutos y hacen seis bailes por noche, pero a nosotros nos gusta
hacer shows como los de cualquier banda de rock. De todos modos,
nos encanta tocar en bailantas. Acá las chicas vienen y te
tocan los huevos, van derecho al grano. ¿Sabés cómo
salís? Te agarran el orto, todo... La carcajada de
Cucho todavía resuena cuando dice que tendrá que dar
muchas explicaciones por sus explícitas declaraciones. ¿Por
qué volvieron los Decadentes a las bailantas? Por su reciente
alianza con Pablo Lescano, el cantante y factótum del fenómeno
de la cumbia villera (ver recuadro), a quien invitaron a tocar los
teclados en las nuevas versiones de Vení Raquel
y Entregá el marrón, que grabaron para
un compilado de éxitos que, en principio, sólo será
publicado en España y América latina. En Argentina
no, por ahora.
Gustavo Nito Montecchia, guitarrista de los Decadentes, afirma que
llamaron a Lescano porque escuchan las canciones que éste
compuso para Flor de Piedra y su nuevo grupo, Damas Gratis: Nos
llamó la atención que se produjera una especie de
movimiento nuevo. La cumbia estaba muy estancada en las canciones
de amor. Entonces, completa Cucho, apareció esto,
que es más rebelde, está más ligado al reggae
y al rap. La cumbia gangsta.... El nuevo paso de la alianza
DecadentesDamas Gratis fue una presentación conjunta
en Pasión tropical, el programa bailantero que
emite Azul. Allí hubo un popurrí de temas de ambas
bandas, que no se repitió en Infierno, el local de Monte
Grande, por motivos de agenda: Lescano y los suyos tenían
¡nueve shows! durante esa noche.
PIJAMAS
En realidad, Decadentes y Damas Gratis también debían
cruzarse en Escándalo, la bailanta de City Bell famosa porque
fue el último lugar donde tocó Rodrigo. Pero allí
no hubo otra música que la de algunos bombos: en la puerta
del local se armó un piquete con quema de neumáticos
incluida. Las noticias que llegaban al búnker de los Decadentes
decíanque, la semana anterior, los patovicas del lugar habían
matado a un chico y que sus parientes habían decidido tomar
el toro por las astas.
Mantenerse despiertos hasta la hora del otro show no fue problema
para los músicos, quienes se movieron hasta el departamento
de Nito (ubicado en el mismo edificio que la oficina de la banda).
Cucho ni siquiera se planteó aguantar: se durmió una
buena siesta nocturna. En el plantel había dos bajas: Jorge
Serrano, cantante y autor de varios hits Decadentes, estaba con
fiebre y dolores de cabeza; Mariano Franceschelli, el baterista,
regresó con mononucleosis del último viaje de la banda
a México (fue bien reemplazado por Chachi, el hermano de
16 años del percusionista Martín La Mosca Lorenzo).
En casa de los Montecchia había un pijama party organizado
por las hijas del guitarrista y sus amiguitas, quienes se deleitaban
con la música de... Damas Gratis y Flor de Piedra. Ahora
nosotros tomamos el control/ somos los dueños del pabellón/
estamos cansados de tanta represión/ y vamos a salir de esta
prisión, cantaban las nenas. Yo quiero tomar
cocaína/ me tomo una bolsa y estoy pila pila, cantan
un rato después 3 mil personas en Monte Grande. La letra
dice vitamina en lugar de cocaína,
pero nadie le da bola al detalle. En una suerte de patio cubierto
ubicado detrás de Infierno, tres Decadentes reflexionan sobre
las letras de la cumbia villera.
Nito: Hay cosas que me causan gracia y otras que son un reflejo
de la realidad. Por ese lado, me parece bien. No me siento identificado
con lo que dicen las letras, pero me parece que son un reflejo de
la realidad, como lo que pasa con el rap. Es como el disco de Eminem,
que cuando empieza dice que no hay que tomarlo en serio, que hay
que escucharlo como si fuera una película.
Cucho: Es que si no, estarían hechos mierda de tanto
poxiran y de todo lo que cuentan que jalan... (risas).
La Mosca: No me identifico con las letras que hacen apología
del robo o de lo que sea, pero... Quizás es como lo que le
pasa a Los Tigres del Norte en México, que cuentan historias
de todos los días.
Cucho: Capaz que el público es de pungas y están
todos contentos (risas).
ESTRELLA
La fiesta del Multipalo, pregona el cartel de la
puerta de Infierno. Los números fuertes son Damas Gratis,
Los Auténticos Decadentes y Fidel Nadal (ex cantante
de Todos Tus Muertos, aclara el anuncio). La entrada cuesta
5 pesos y apenas se traspone la puerta aparece un gran galpón
convenientemente decorado, con una barra que ocupa todo el costado
izquierdo, el escenario al fondo (sobre el guardarropas), y los
baños y pequeñas barras a la derecha. Una es, en realidad,
un quiosco de chapa típico de plaza con un cartel que dice
banco de semen (¿?). El vaso de medio litro de
cerveza cuesta 3 pesos (4 si se le agrega menta o granadina) y la
soda 2. Con el calor del lugar, los que están detrás
del mostrador no dan abasto con los pedidos. La gente recibe bien
a Fidel y su banda Anbesa, que despliega su reggae religiosomilitante.
Después suben Jimmy y el Combo Negro, uno de los proyectos
de laboratorio de Lescano. Detrás de escena, el cantante
de Damas Gratis llega, saluda a todos muy rápido y da instrucciones.
Los músicos enchufan y le meten para adelante. ¿Prueba
de sonido? Bueno, así podrían considerarse los primeros
diez minutos del show, que dura veinte. A nadie le interesa. A la
derecha de Lescano se ubica su hermana Romina, corista pequeña,
atractiva e inaudible a la que el cantante parece muy apurado por
vender (literalmente, aunque en joda); a la izquierda está
el guitarrista del grupo, con gorra jamaiquina y remera de Bob Marley;
atrás, dos percusionistas y un bajista chiquito que parece
un accesorio de su instrumento.
Mientras la gente arde, varios de los Decadentes se enfervorizan
al costado del escenario. Otros prefieren la tranquilidad del camarín,
donde se amontonan amigos y desconocidos por igual. En las mesas
hay gaseosas de nombres rarísimos y whisky de Primera A,
sandwiches de miga e instrumentos de viento. Andrea, la fan número
uno de los Decadentes, se ríe cuando Cucho le propone formar
una banda con ella (rebautizada Oaky) y algunos personajes amigos.
Tendrían que salir todos pintados de plateado,
bromea el cantante. La chica es de las que no se pierden ningún
show: se vino en colectivo desde Villa Urquiza y planea volverse
en el mismo medio a las 6 de la mañana. Al final, la combi
de la banda la acerca hasta Palermo.
Pablo Lescano termina su set y en el backstage lo esperan seis niñas:
cada una pagó 5 pesos para sacarse una foto con él.
Cumple con el trámite y antes de salir disparado hacia su
próximo compromiso, invita a Fidel Nadal a sumarse a la caravana.
El ex TTM, que grabó un tema para su próximo álbum
en compañía de Damas Gratis, acepta de buena gana.
Los caminos de Selassie son inescrutables.
BOLUDO
Hoy trasnoche: ahora son los Decadentes quienes hacen transpirar
a hombres y mujeres en esta sucursal divertida del Infierno. Todos
saben qué proponerle a Raquel, quieren tocar la guitarra
todo el día y vivir una noche de solteros. En la excitación
del momento, alguno tira su celular sobre el escenario. Enseguida
se da cuenta de lo que hizo y se lo reclama al Diego Demarco. Pero
el cantante y guitarrista (de rigurosa remera de Sex Pistols) le
devuelve el teléfono... ¡del baterista! Son las 5.30
am y nadie quiere irse a dormir, incluidos los músicos: la
entrega es mutua, caliente y sin condiciones.
Después, mientras la combi vuela sobre la autopista Ricchieri,
Nito recuerda los primeros pasos de la banda en el mundo de las
bailantas, allá por el 92. Siempre nos recibieron
con la mejor onda. En esa época no nos conocía nadie,
pero íbamos a tocar al Gigante de Banfield, o a Joya, en
el medio de Villa Fiorito, y estaba todo bien. Debería ser
porque no íbamos con ninguna pose. Nos veían y se
cagaban de la risa. Cuando escucha a su compañero,
un cansadísimo Cucho se da vuelta en su asiento y deja caer
su última frase, antes de sumirse en el sueño: Y
también, con esta cara de boludo que tengo...
El
pibe de oro
Parece
tarea imposible lograr que Pablo Lescano deje de sonreír.
Motivos para
la alegría no le faltan. A los 23 años, es una
maquinita de facturar gracias a sus canciones. Además,
le va muy bien con las chicas, que se matan por un beso suyo.
Siempre viste equipos de gimnasia importados; tiene el pelo
negro, enrulado y largo, y un brillo atorrante en los ojos.
Aunque ya ganó lo suficiente como para comprarse una
casa fuera de su vecindad de toda la vida, sigue viviendo
en La Esperanza, un barrio carenciado de San Fernando.
Allí comenzó su carrera musical: a los 11 sacaba
melodías en un teclado robado; dos años después
ya tocaba y componía en Capricho de Luna. La suerte
comenzó a mostrársele favorable como parte de
Amar Azul, grupo en el que escribió el hit Yo
tomo licor. Pero estaba harto de ver grupos bailanteros
formados por carilindos que hacían (hacen) playback
sobre melosas letras de amor. El quería subirse al
escenario con la misma ropa que usaba todos los días
y cantarle con orgullo al cóctel de sexo, drogas y
actividades non sanctas que veía en su barrio. Y lo
logró, claro. Primero armó una banda llamada
Flor de Piedra con gente que reclutó en el barrio,
en lo posible con antecedentes policiales. En septiembre del
99 salió el primer álbum del grupo, La
vanda más loca. A caballo del hit Sos botón,
el disco superó holgadamente la certificación
de platino. Cuando Lescano compuso las canciones del segundo
CD, Más duros que nunca, ya tenía en mente su
proyecto más personal, Damas Gratis. Para los pibes,
el debut del grupo en el que lo secunda su hermana Romina,
salió en octubre del 2000 y lleva vendidas más
de 40 mil placas. Cada fin de semana es un maratón
de shows: están en su momento y no quieren ni pueden
parar. Lescano sigue sonriendo.
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