SANDRO,
EL GITANO, EL HOMBRE DE LA ROSA, EL ELVIS DE LAS PAMPAS, EL PADRINO
DEL ROCK NACIONAL...
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Fire
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Está
claro que Roberto Sánchez es el cometa más poderoso de la prehistoria
del rock hecho en la Argentina, en tiempos en que una campera de
cuero era poco menos que un disfraz alienígena. A propósito de la
reedición que Página/12 hará de sus seis primeros discos –cuando
todavía no era ídolo de señoras para el Gran Rex, en sus días de
morocho argentino beat–, el No rastrea su influencia en el siglo
XXI y encuentra la huella del prócer aquí, allá y en donde se te
ocurra. Mirá, mirá...
POR
JAVIER AGUIRRE
Vos, que
te sentís un rocker hecho y derecho, lo ves a Sandro por
Crónica TV algo subido de peso, en un teatro con varias funciones
colmadas por señoras todas tías que arrojan,
frenéticas, bombachas por el aire. Lo ves en películas
viejas, por Volver o por accidente, paseándose con Susana
Giménez o con la hot teen Soledad Silveyra. O hasta tenés
que escuchar a María Martha Serra Lima hablando de sus amoríos
con él. Creés haber oído será
la famosa y prejuiciosa universidad de la calle
que Sandro es grasa, o kitsch, o cursi, o berreta, o bizarro; todas
palabrillas difíciles de comprender y fáciles de revolear
por la cabeza. Sin embargo, dejando de lado el tendal de sospechas
y mirando a Sandro con ojos empecinadamente rockers, podrá
redescubrirse algo que también es difícil de comprender
a esta altura de las cosas, pero además absolutamente imposible
de revolear por la cabeza de quien no lo merece: el tipo es el primer
gran salvaje del rock nacional.
Primero, los datos. Hay cartas fuertes para fundamentar su condición
de pionero rocker, o incluso de Hombre de Cromagnon del Rock Argentino:
pertenece a la generación La Cueva codo a codo con
Litto Nebbia, Javier Martínez, Tanguito, Billy Bond, Moris
y los otros, cantó versiones en castellano de artistas
como Elvis Presley y los Hollies, andaba vestido de cuero ¡ojo,
primera mitad de los 60, en América del Sur!,
etcétera. Pero, además de los datos contundentes de
biografía, hay otros méritos de inconfundible cepa
rocker. Y hablamos de figuritas difíciles, como su estampa
de bad boy y vampiro eléctrico, su leyenda de ganador con
las minas (ganador mal, eh; Echarri, un poroto), o su trayectoria
de cagarse en las entrevistas y en la tilinguería mediática.
Vayamos al principio. Una anécdota sobre su primera etapa
musical, al frente de Los de Fuego, antes de volcarse al camino
de la canción melódica. El propio Sandro contó
esto hace un par de años a la revista Los Inrockuptibles:
Los de Fuego salían vestidos de colorado, se tiraban
por el piso a los gritos. Es más, solíamos romper
una guitarra por show antes de que The Who existiera. Cuando tocábamos
una versión de Gasta tu sueldo en rock de Little
Richard, le indicaba al público, cantando, que hiciera todo
lo que yo decía. Por ahí revoleaba una silla y después
no quedaba nada. Eran barras pesadísimas que destruían
todo. Hacíamos pogo y esas cosas, hace treinta y cinco años.
Epa 1: ¿saben de algún arqueólogo del rock
argentino que consiga datos anteriores sobre bardo? Epa 2: ¿sabían
de alguien que se adjudicara haber hecho algo antes que los Who?
La influencia de Roberto Sánchez en nuestro puro rock nacional
está aquí y allá (ver recuadro), pero... ¿exactamente
dónde? El cantante de Babasónicos, Adrián Dárgelos,
piensa que todos incorporaron a Sandro, desde Divididos y
Attaque 77 hasta Los Fabulosos Cadillacs, Virus o Babasónicos;
pero su influencia es tan masiva que les llegó a todos, incluso
a los que nunca fueron a ver un concierto suyo. Se convirtió
en un eslabón importantísimo en la música popular
argentina.
El guitarrista de los Pericos, Juanchi Baleirón, destaca
una particularidad en el origen rocker de Sandro: En ese momento,
en la época de Los de Fuego, el rock and roll era un nuevo
ritmo, un baile provocativo; pero no un modo de vida, ni todo lo
que a partir de la segunda mitad de los 60 empezó a
entenderse como cultura rock. De todos modos, Juanchi reconoce
ese algo más que tan bien se advierte en algún paraje
entre las cejas de Sandro: El tipo era un salvaje, tuvo siempre
mirada de zorro y cara de guacho, pero en el buen sentido, en el
de salir a comerte la noche. Epa 3: ¿un salvaje que
tocaba rock and roll aun antes de que existiera la cultura rock,
y cuya influencia posterior resulta tan vasta que excede a quienes
lo vieron en vivo? Al mejor estilo de leyendas rockeras como David
Bowie, George Harrison y hasta el Indio Solari, los miles de rumores
y sombras de anécdotas en torno a su vida personal, tan guardada
detrás de su mansión/fortaleza de Banfield, vienen
sirviendo desde hace décadas para llenar los abismos que
quedan entre sus esporádicas apariciones públicas.
Gonzalo Córdoba, guitarrista de Suárez, supone en
Sandro una vida entera sin caminar por la calle, bien de estrella
de rock o hasta de Hollywood. Y agrega la pieza que faltaba:
Además de ser uno de los pioneros del rock argentino,
es sin dudas nuestro primer glam-star. Epa 4: ¿si Sandro
es un glam-
star... significa que, cronológicamente, le ganó de
mano a San Marc Bolan, de T-Rex?
Viene bien recordar la existencia de los dos discos tributo que
el Gitano recibió en 1999 desde el rock; uno de corte mainstream
(con Divididos, Caballeros de la Quema, Visitantes, Gieco, Bersuit
y hasta Molotov entre sus suscriptores), y el otro nacido en el
under (con bandas como Refinado Tom, Gigantes y Eléctrico
Caramelo). Pero de lo que casi no se ha hablado aquí es de
él como músico, y si bien es cierto que las canciones
suyas que más trascendieron pertenecen a su período
melódico-popular y no a sus orígenes rocanroleros,
estaría bien hacer un lugarcito para mirar al Sandroartista
y no tanto al Sandrofenómenopopular. Antonio
Birabent (quien grabó versiones de Porque yo te amo
y de Tengo) lo define como un intérprete
inconmensurable, un talento argentino de exportación, el
creador de un estilo, un artista con peso propio y un buen ejemplo
de amplitud musical, en cuya carrera los diversos géneros
van y vienen al punto tal que él es un cantante de rock,
pero también mucho más que eso. Epa 5: ¿o
sea que Sandro es rocker, pero no sólo rocker?
Probada punta de flecha del rock and roll en castellano, espíritu
latino de Elvis Presley, pionero del bardo, influencia absoluta,
salvaje de las noches y misterio de los días... Ahora tienta
pensar que esta nota no valía la pena, y que nadie parece
dudar de los méritos de Sandro como padre o al menos
como tío piola del rock argentino. Epa.
Los
años salvajes
La
leyenda cuenta que la primera vez que Sandro jugó a ser el
Elvis criollo en público
fue a fines de los 50, en un festival escolar en el que estaba
a cargo de una versión mímica sobre la grabación
original de Hotel de los corazones destrozados. El disc
jockey inexperto que estaba a cargo del asunto rompió el
disco de pasta, así que Roberto Sánchez tuvo que poner,
además del cuerpo, la garganta para interpretar el clásico
de Presley. Pocos años después, el 13 de septiembre
de 1963 (a pesar de las ligeras imprecisiones temporales y espaciales
a las que él mismo abonó,
sólo despejadas casi treinta años después en
la biografía de Víctor Pintos Tanguito, la verdadera
historia), Sandro entró por primera vez a los estudios CBS
y registró ¿A esto le llamas amor?, una
bossa nova de Paul Anka traducida por Ben Molar, y Eres el
demonio disfrazado, un foxtrot firmado por Billy GiantDebbie
BaumKaya. Esas dos grabaciones son las que abren el primer
CD de los seis que editará Página/12. Así que
Presentando a Sandro, que sale a la calle este domingo junto al
diario (compra opcional: 6 pesos), es el verdadero génesis
musical del Gitano. Entonces
fueron editados bajo el nombre de Sandro con Milo y su conjunto
(Milo era el seudónimo de Lucio Milena). Un par de meses
después, el 13 y el 26 de noviembre del 63, cantó
y grabó Choza de azúcar y Dulce,
respectivamente, también incluidos en la primera entrega
de esta colección. También figuran sus primeras grabaciones
con Los de Fuego (rótulo que apareció recién
en el tercer disco del artista), Hay mucha agitación
y Las noches largas (¿se les ocurre algún
título más rockero?). De los mismos años salvajes
es el material recopilado en el resto de los CDs que conforman
la serie semanal Sandro de colección: Alma y Fuego, El sorprendente
mundo de Sandro, Beat Latino, Al calor de Sandro y los de Fuego
y Sandro y los de Fuego. Una oportunidad perfecta para juntar y
(re)encontrarse con los pedazos de un cometa que sigue quemando.
Y mucho.
Genoma
gitano
Más allá
del genial personaje Tu Sandro (mezcla bizarra de Sandro y
Tu-Sam que Diego Capusotto exhibe en Todo por dos pesos),
la herencia genéticoartística del célebre
Gitano se puede ver en muchos hombres fuertes del rock argentino.
Aquí, un detalle de los rasgos sándricos más
visibles en varios de los emblemas rock de ayer y hoy.
Intimidad mítica
Los célebres secretos de su vida personal son
celosamente guardados murallas adentro, y su negativa a dar
entrevistas o a salir en programas tipo Versus
lo convierten en fábula y propician rumores paranormales.
Herederos: Luis Alberto Spinetta, Indio Solari.
Personalismo
metaartístico
Nadie discute sus canciones ni su trayectoria, pero el
impacto social del hombre de carne y hueso, como figura, como
héroe popular, ya ha devorado a la obra en sí.
A él lo conocen todos; a sus discos, apenas muchos.
Heredero: Charly García.
Glamour a prueba
de todo
Su elegancia basada en criterios estéticos nacidos
en cierto incierto rincón de los 70 lo convierten
en una figura cool, seductora, impactante y alejada de cualquier
pavote vaivén de la moda actual. Herederos: Juanse,
Adrián Dárgelos, Sergio Pángaro.
Divo mainstream
Es una estrella entre las estrellas; un hombre del cine,
la TV, los escenarios y las revistas. Se anima a hacer cualquier
cosa, siempre y cuando se le antoje, e impone sus propios
tiempos. Heredero: Fito Páez.
Sensibilidad
escénica
Su porte entre frágil y demoledor, cada vez que
se planta en un escenario, resulta un golpe siempre ganador.
Entregando su pecho al público, su cuerpo a la canción
y su voz al espectáculo, se convierte en dios cuando
comienza el show. Herederos: Federico Moura, Miguel Abuelo.
Cantor de gravedad
Su voz, además de grave, es solemne. Llena el
escenario de calidez, de hombría y de pasión;
y no se priva de degustar cada palabra, cada verso. Heredero:
Gustavo Cerati.
Universalismo
popular
Su imagen y su aura no son elitistas ni caretas
sino que tienen raíces, conjuro y efecto en las casas
más humildes. Exponente absoluto del héroe de
clase trabajadora. Herederos: 2 Minutos,Pity Alvarez.
Imperialismo
latino
El concepto Sandro de América evidencia
su condición de ídolo panamericano y de artista
argentino de exportación. Herederos: Fabulosos Cadillacs,
Soda Stereo.
Línea
dura
Su glamour, su seducción y su popularidad no disimulan
su lado salvaje ni su elemento heavytanguero, duro y
pesado. ¿O acaso los versos blanca diosa,
dame de tu boca esa furia loca o tu amor
me condena a la dulce pena de sufrir no te hacen pensar
en Blanca, Blanca como título alternativo
para el clásico Rosa, Rosa? Heredero: Andrés
Calamaro.
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