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Jueves 30 de Agosto de 2001

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¡HORROR! EMINEM RESEÑA LAS CUESTIONES CENTRALES DE SU EXISTENCIA ARTISTICA

Un poco de sexo
Un poco de
violencia
Un poco de
drogas

Dice que rapea sobre todo lo malo que vio en su vida. Que junta plata para que su hija estudie en la universidad y no sea como él. Que cuando la prensa de allá se aburre, buscan un anticristo. Sabe que provoca reacción por iniciar la acción. Se la banca.

TRADUCCION Y ADAPTACION
ROQUE CASCIERO

Los últimos dos años han sido puro vértigo para Marshall Mathers, el controversial artista formalmente conocido como Eminem. Desde que asomó al mundo con The Slim Shady LP y todo su repertorio de palabrotas y declaraciones políticamente incorrectas, se convirtió en el blanco favorito de los conservadores de todo el mundo. En el medio sacó otro álbum, The Marshall Mathers LP, por el que recibió acusaciones de promover la violencia, las drogas y la homofobia. Aquel disco, eso sí, ostenta el record histórico de ser el más vendido en la semana de su lanzamiento en Estados Unidos. Después nuestro antihéroe se separó de su mujer Kim, frecuente blanco de sus abusos (verbales y de los otros); su madre le hizo juicio; y casi va preso por apuntarle con un revólver a un colaborador de los payasitos de Insane Clown Posse. En los últimos tiempos, se reencontró con sus viejos compañeros de D12 –su gang antes de la fama– y juntos armaron un álbum, Devil’s Night, recientemente editado en la Argentina. Por una pelea (en la que el bueno de Marshall no estuvo involucrado), los D12 acaban de ser expulsados de la grilla del próximo Warped Tour. Incluso cuando no tiene nada que ver, los problemas parecen perseguir a Eminem. También la fama y los millones de dólares. Este es el segmento más sustancioso de una nota publicada por la revista inglesa Q, realizada por el periodista Marcel Anders en Hamburgo, Alemania.
–¿Extrañás el hecho de vivir una vida normal?
–Totalmente. Extraño la posibilidad de hacer cosas comunes. Hay un parque en Detroit donde iba a jugar al básquet. Ahora me resulta imposible jugar ahí sin que me pidan autógrafos los mismos tipos con los que jugaba antes. Les digo: “Vamos, man, vos me conocés. ¿Para qué mierda me estás pidiendo un autógrafo?”.
–¿Cuál es la solución, entonces?
–Tengo que construirme una fuckin’ cancha de básquet en el patio de mi casa. Esa parte es un asco, pero puede que así sea todo lo que tengo por delante. Todo lo que querés hacer y extrañás, tenés que construírtelo en tu propio patio. Así que te callás la boca y respetás eso. Debés saber que hay pro y contra en todo. En todo esto (la fama) hay un lado positivo y otro negativo. Hago lo que amo hacer y no tengo un jefe que me diga: “Ahora hacé esto y aquello, ahora sacá la fuckin’ basura, ahora barré el piso”. Finalmente pasé esa fase de mi vida y probablemente eso sea lo mejor de todo esto.
–¿Y el lado negativo?
–Todo el mundo conoce mi cara y mi nombre adonde quiera que vaya, así que no puedo simplemente andar caminando por ahí como cualquiera. No puedo jugar al básquet en el parque...
–¿Hacer un disco de D12 te hace sentir uno más?
–Claro. Estar con D12 hace que vuelva a ser uno de los muchachos. No hay planes, no hay presión, no hay intentos comerciales con D12. Es simplemente algo que hago con mis amigos y que me divierte. No tiene nada que ver con una carrera. No tengo que estar todo el tiempo en el fucking centro de la escena y eso es muy bueno.
–¿Por qué creés que tu figura genera tanta controversia?
–Todo tiene que ver con la interpretación de mis letras. La prensa se aburre muy fácilmente y de cuando en cuando necesita alguien de quien hablar. Por un tiempo fue Marilyn Manson. Entonces, cada vez que abrías una revista o prendías la televisión, te encontrabas con algo tipo “Abajo Marilyn Manson; adora a Satán y no es un buen modelo para los chicos y bla bla bla”. No entiendo ese concepto de que cualquiera que haga música tenga que ser un modelo positivo para los chicos.
–¿Hay diferencias entre Slim Shady y Eminem?
–No. Slim Shady soy yo. No es un personaje sino un alias para Eminem. El mejor modo en que puedo describir a Slim Shady es como mi lado oscuro. Es el nombre que le he dado a mi lado oscuro.
–Entonces, ¿hasta qué punto tus letras reflejan al artista? ¿Cuánto de vos ponés allí?
–La mayor parte de mis letras aún se basan en experiencias de la vida real. En la mayoría de las historias que cuento tomo la mierda por la que pasé u observé, y simplemente rapeo sobre eso. No tengo una conciencia culposa. Creo que el mundo debería sentirse culpable por la mierda en la que me puso. Perdón por el lugar común, pero sólo soy un producto de mi medio ambiente. Soy aquello en lo que crecí y cómo crecí: un poco de sexo, un poco de violencia y un poco de drogas. Estados Unidos me hizo así. No digo nada diferente de lo que han dicho otros raperos. Creo que mucha gente se siente del mismo modo que yo, sólo que no lo expresa.
–Si tuvieras la oportunidad, ¿hay algo que quisieras explicar a tus seguidores acerca de esas letras?
–De ningún modo. Ellos lo entienden, saben qué quiero decir. No necesito explicarles a los adultos o a los más viejos o a los críticos. Podría sentarme todo el día a tratar de explicarte qué quiero decir con esto y aquello, pero igual vas a sacar tu propia apreciación. En realidad, me gustaría agradecerles a los fans por entender de dónde vengo.
–El dúo con Elton John en “Stan” en los Grammy de este año pasado pareció silenciar a los que te acusaban de homofóbico.
–Eso fue muy gracioso y grandioso, porque demostró que Elton captó de qué se trataba todo. El entiende de dónde mierda vengo. Mi música trata sobre lo que sucede en el mundo, no digo una sola cosa en mi disco que no esté sucediendo.
–¿No te preocupan los Stans reales, los fans obsesivos que no saben dónde detenerse (la canción, con samples de Dido, trata sobre un seguidor que termina asesinando a su novia porque Slim Shady no le responde a sus cartas)?
–No. Escribí “Stan” porque: a) pensé que sería un concepto loco; b) porque recibo muchas cartas de fans que están completamente locos; c) fue un mensaje a quienes me critican. Fue un modo de decir que, más allá de lo que puedas pensar sobre mí o mis letras, hay otro costado en mí.
–¿Pero nunca se te cruzó la idea?
–A veces sí. Hace mucho tiempo que me di cuenta de que por momentos puedo ser un calentón y perder la calma. Así que tengo temor de estar haciendo cosas malas para mí o mi reputación. A veces pienso: “¿Qué sucedería si me extralimito en algo?”, o “¿Y si hay un fanático loco que me dispara mientras estoy sobre el escenario?”. Pero eso es parte de la vida y tenés que reaccionar recién cuando las cosas suceden.
–¿Cómo reaccionarías si tu hija te pidiera que le explicaras tus letras, especialmente las que tratan sobre ella y su madre (en la canción “Bonnie & Clyde”, se imagina asesinando a Kim, su ex pareja, con la ayuda de la hija de ambos, Hailie)?
–Mi hijita me conoce. Me conoce de verdad, como nadie. Y sabe que, al fin y al cabo, su papi no es como dice en las canciones. Quizás haya parte de mí que sea así o que se enoja y quiera decir o hacer esas cosas. Pero con mi hija no soy así, en absoluto. Cuando digo “voy a matar a la madre de mi bebé”... Quizás haya querido hacerlo, pero no lo hice. Cualquiera que lo tome de modo literal es mucho más idiota que yo y está diez veces más enfermo que yo.
–¿Sos un buen padre?
–Todo lo que estoy haciendo es para Hailie. El dinero es para que vaya a la universidad. Estoy en un momento de mi vida en el que puedo ganar suficiente dinero como para asegurarme que mis hijos crezcan bien. Y ése es mi objetivo. Quiero que ella sienta que puede apoyarse en mí, pero sin que sea haragana. Me gustaría que crezca y sea alguien, que haga algo que me enorgullezca, pero nunca va a carecer de nada.
–Sonás como un padre tradicional. ¿Te interesa que ella no tenga que pasar por una infancia similar a la tuya?
–Seguro. He cometido muchos errores en el pasado. Sólo soy un ser humano, pero aprendí de mis errores y soy lo suficientemente grande como para diferenciar lo bueno de lo malo. Tengo algunos remordimientos, peroesa mierda no importa mientras yo críe bien a mi hija, y ella no tenga que vivir en un barrio bajo nunca más o pasar por lo que yo pasé. ¿Sabés qué? Creo que mi hijita fue un verdadero llamado de atención para mí. Ella provocó que yo me decidiera a hacer algo de mi vida y a intentarlo diez cuatrillones de veces más duramente que lo que lo había hecho antes. Porque no tengo educación secundaria ni nada de eso, pero... acá estoy.

¿Que doctor?

No tenía una moneda en el bolsillo ni lugar dónde vivir. Encima, hacía pocos días se había convertido en padre. Por eso, cuando lo invitaron a participar del Rap Olympics (una batalla de raperos que se hacía en Los Angeles), a Eminem los ojos le brillaron tanto como su tintura favorita: había 500 dólares para el ganador. Voló a Los Angeles (con el pasaje pago) un día después de haber intentado entrar a una casa deshabitada para dormir en el piso. Llegó, compitió y se volvió decepcionado: perdió en la final y no se llevó un mísero dólar. Dos ejecutivos de Interscope Records se le acercaron y le pidieron un demo, que Eminem les entregó sin demasiadas esperanzas. Esa cinta fue a parar a las manos de Dr. Dre, productor estrella de la galaxia rapper desde que formara parte del combo NWA. Cierto día, en una habitación de motel, a Marshall Mathers le dieron una noticia: tenía una cita en Interscope y lo iba a recibir un doctor. “¿Un doctor? ¿De qué estás hablando?”, le preguntó a su asistente. Y casi se desmaya cuando escuchó la respuesta: “Es un tipo que se hace llamar Dr. Dre”. En poco tiempo, la suerte de Eminem cambió por completo y hoy todo el mundo conoce su nombre y su boca afilada. Y nadie recuerda quién ganó el Rap Olympics de 1997.

 

CURIOSAS CRIATURAS BOCONAS DEL ZOOLOGICO NACIONAL
Argentina los hizo así

Ricardo Iorio. El abanderado de los humildes metaleros argentinos derrapó definitivamente con una polémica estrofa en la canción “Cumpliendo mi destino” (allí parafrasea a Seineldín, nada menos). Antes dio a conocer su pensamiento sobre la comunidad judía en una entrevista publicada por la edición argentina de la revista Rolling Stone: “Si vos sos judío, no me vengas a cantar el Himno, la concha de tu madre”. Más allá de esto, siempre caminó por la cornisa de la incorrección: declara orgullosamente su nacionalismo, afirma “siempre digo la verdad”, expone teorías inverosímiles del tipo “los homosexuales en este país son tantos porque existe la reencarnación. Son todos los vigilantes y milicos que mataban y les pegaban a los putos, y Dios es tan sabio que los hace nacer putos para que entiendan el sentimiento que mancillaron (revista Página/30). En su brutal honestidad, sin embargo, revela una característica para bien/para mal, poco común entre sus colegas rockeros que respetan “códigos”.

Fernando Peña. De alto perfil en los medios, por dos motivos: 1) su extraordinaria capacidad vocal para asumir más de un personaje, casi al mismo tiempo, durante su show radial de la mañana “El parquímetro”. De acuerdo con su humor diario, puede dibujar memorables momentos; 2) sus declaraciones en entrevistas y demás performances en programas de televisión y radio a los que resulta invitado por su talento y también porque no tiene problemas en asumir su homosexualidad. Dice todo lo que se le viene a la boca, o eso parece. La última de sus sonoras apariciones sucedió durante el programa de televisión “La cornisa”: insultó a Carlos Avila, dueño de una parte de las acciones del canal; acusó a Daniel Hadad de “mafioso”, desafió a la pelea a dos columnistas del programa. Todo mientras atendía llamados en su celular y bebía champagne. Sobre el final, inició un discurso sobre los desaparecidos, pero fue sacado del aire para dar lugar al siguiente programa. Por si fuera poco, su obra teatral Esquizopeña puede durar entre cuatro y cinco horas, cada noche en La Plaza.

Elisa Carrió. La diputada nacional, convertida por imperio de ciertas circunstancias político-delictivas en fiscal de la democracia, ganó espacio con sus declaraciones “sin casete” y sus denuncias de corrupción. La puesta en escena que acompañó su presentación del informe del Senado de los Estados Unidos, sobre conexiones de empresarios y funcionarios del gobierno del ex presidente Menem, resultó un show de rostros serios (dramáticos), micrófonos y tensión en el aire. Católica conversa, lleva siempre un rosario anacarado rodeando su cuello que, según declaró en el suplemento “Mujer” de Clarín, “es la fuerza que le sirve a mi extrema debilidad. Me da protección más allá de mi agotamiento”. Se retiró de la banda de la Alianza gobernante y formó un sub-bloque que representa una nueva agrupación política. Figura primera en varias encuestas sobre intención de voto, sea para el cargo electivo que sea. Por ahora se niega a integrar ninguna lista de candidatos en la que se la quiere incluir.