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Jueves 25 de Octubre de 2001

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convivir con virus

Consejos útiles para el hombre y la mujer:

lComprar forros en el supermercado. Son más baratos, vienen de a muchos y en variados colores y texturas. Aunque, como siempre, en cuestión de condones lo mejor es seguir la tradición y no tratar de innovar con la forma o medida del látex sino con la imaginación. Hay quien dice que los extra pleasure –unos que vienen en cajitas de felpa y tienen un espacio en la punta mucho mayor– dan una extraña sensación de libertad en el momento culminante. Vaya a saber. Lo seguro es que los texturados –para mayor placer de ella, según la publicidad– no te hacen ni cosquillas. Los lubricados dejan un gusto rancio ahí donde a muchas y muchos nos gusta poner la boca, ni hablar de los saborizados –¡hay hasta con gusto a curry!–, que te pueden llegar a dar arcadas y exactamente porque estés jugando a garganta profunda en versión vernácula. Sin contar posibles urticarias, alergias e inflamaciones que te inhabilitan por lapsos prolongados.

lNo por obvio vamos a dejar de insistir en este consejillo: siempre, pero siempre, siempre, llevá un par de forros de tu cajita de doce en el bolsillo, en la cartera o donde más te guste. Pero a buen resguardo de otros elementos punzantes –siempre hay de eso en la cartera de una– que puedan dañar a nuestros fieles amigos. No olvidemos nunca ver la fecha de vencimiento. No vaya a ser cosa, más si una o uno atraviesa las estepas de la soledad y la caja que previsoramente se compró en abril atraviese más de una primavera. En esos casos recomiendo, cada tanto, abrir uno y jugar con él, ya sea poniéndoselo a tu masajeador –tiene otros nombres también, pero éste es elegante–, o a ti mismo, si es el caso. Nada te da una idea más acabada de tu soledad que la fecha de vencimiento de tus preservativos, así que lo mejor es usarlos. Como sea.

lAun para las que se jactan de estar siempre listas, el lubricante puede ser un buen compañero. Siempre estando alerta de que se trate de uno a base de agua o siliconas (hoy en día también lo encontrás en el supermercado y hay marcas de preservativos que lo entregan en oferta). En caso de olvido o negligencia, un buen dato es la crema de enjuague, jamás de los jamases crema Hinds o cualquiera de las que usás en el cuerpo. No, la manteca tampoco vale. También hay otro que se llama “caricias húmedas”, conseguible sólo en comercios especializados –una forma decente de decir sex shops–, y que se calienta en contacto con la piel (atenti a las escoriaciones y sensibilidades varias, tampoco es muy sexy tener que acudir al Pancutan). El lubricante mejora la sensibilidad que algunos dicen perder con el preservativo y, como si esto fuera poco, evita accidentes como la rotura del mismo. Hay quien dice también que si antes de ponerle o ponerte el forro, ponés una gotita en la punta, él o vos, según sea el caso, lo pasará mucho mejor. Es cuestión de probar, queridos amigos. Al fin y al cabo, en la variación está el gusto.

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