“Durante esos años de apertura económica y espejitos de colores, mientras la exclusión fue cavando hondo y era evidente que la participación de esa riqueza volátil no llegaba al interior, me dediqué a ver de qué manera en la cotidianidad la gente sobrellevaba la ausencia de una legalidad de hecho que los protegiera de aquella venerada ley de convertibilidad, cómo la gente encontraba refugio en la propia cultura y creencias; cómo nos convertíamos por otro lado. La creciente devoción hacia el gauchito, ya icono en su nombre y casi parodia en su apellido, llamó mi atención. La procesión por dentro. Su santuario como tantos otros centros de peregrinación paganas que se elevaban en importancia por sobre el gobierno y la iglesia, aguardaba a un lado de la ruta junto al calor del pavimento sirviendo de resguardo espiritual a la gente del camino con destino al cual todavía nos queda por ver.”

Texto de Martín Weber, autor de El orante, una fotografía tomada en el santuario de Mercedes, Corrientes, de un joven arrodillado frente a la mesa cargada de ofrendas.