CULTURA DIGITAL › ANáLISIS DEL MOTOROLA ATRIX CON ANDROID 2.2
El smartphone más poderoso del mercado tiene doble núcleo y se convierte en algo parecido a una netbook. Ventajas y desventajas de convertir el teléfono en una computadora portátil. El asunto de salir a la calle.
› Por Mariano Blejman
Se suponía que cada vez saldríamos con menos cosas a la calle: un celular inteligente y listo. ¡Ni agenda, ni papeles, ni nada! Todo lo iba a resolver el teléfono. Pero, hay que admitirlo, es complicado trabajar sobre la pantalla de un celular por más tecnología “touch” o teclado desplegable que tenga. Necesitábamos algo más grande. ¿Entonces qué? En estos últimos tiempos, la tecnología móvil incorporó nuevos artefactos a la vida cotidiana: la notebook, la tableta, la netbook, el Kindle, diversos teléfonos en poder de una sola persona. ¿Con cuál de todos estos artefactos conviene salir a la calle? Y... depende del día que uno tenga: si uno va a trabajar mucho, conviene la notebook, aunque el peso no admite largas caminatas; si tiene que trabajar en cuestiones básicas, la netbook es lo mejor; y si el consumo móvil es más reproductivo que otra cosa, entonces habrá que desempolvar el iPad, el Kindle, la Playbook, la Samsung Galaxy, etcétera. El lector dirá: “Pero nadie tiene tantas cosas en su casa”. Si no las tiene, espere nomás un tiempo. Ya las tendrá. La chatarra tecnológica se acumula incluso antes de convertirse en inservible.
En ese contexto aparece Motorola con el Atrix, presentado a comienzos de año en Estados Unidos. Es el primer teléfono inteligente de doble núcleo del mercado argentino con la intención de simplificar la vida de los trashumantes digitales. Un teléfono Android poderoso que además se puede “enchufar” a una finísima carcasa con forma de netbook que en este caso se llama lapdock –hay que reconocer que la cultura anglosajona es muy buena para los neologismos– y es manejada por un teléfono. O sea, el teléfono se convierte en computadora. A primera vista, podría ser la solución perfecta para que el usuario ande por la calle digitalizado, móvil y ágil: una sola cosa para llevar a la calle, para ampliarse cuando el momento invite. Pero las primeras observaciones requieren un poco de análisis pormenorizado. Después de un tiempo de uso, la cosa se empieza a complicar.
Apenas se conecta el teléfono a la lapdock (conexiones micro-usb y hdmi), en la pantalla se abre una aplicación que se llama webtop (sí, sí, otro gran neologismo sajón) que es algo así como un desktop de una lapdock para usar la web controlado por el teléfonock. Vamos de nuevo: cuando uno enchufa el teléfono a la carcasa con forma de computadora portátil se abre un navegador. Así se puede usar el teléfono en tamaño “real” y paralelamente un entorno gráfico que permite abrir una serie acotada de programas. Modificar esa configuración no es sencillo para la mayoría de los mortales. El navegador es –evidentemente– de la etapa previa a que Motorola Mobility fuera comprado por Google: corre un Firefox 3.6 (ya va por la versión 7), que a duras penas acepta html5, el lenguaje más nuevo de la web.
El teléfono Atrix tiene pantalla táctil (es más cool decirle touch) de cuatro pulgadas, sin teclado, procesador doble de 1 Ghz, memoria de 1 Gb, dos cámaras, graba video en alta definición por 720 px, lector biométrico de huellas dactilares (si uno quiere, sólo anda con el dueño), 48 Gb de capacidad de almacenamiento y corre en Android 2.2. Es una de las ofertas más poderosas del mercado y su velocidad es realmente asombrosa. Por lo pronto, hay varias características interesantes del Atrix: si alguien llama por teléfono cuando el usuario está enchufado a la lapdock no es necesario desenchufarla para hablar. Uno le conversa a la pantalla, como si estuviera usando un programa de conferencias. Mientras están conectados, la lapdock carga la batería del celular y si la lapdock no tiene batería entonces el teléfono servirá de fuente. Pluscuamperfecto.
Pero eso no es todo: el teléfono viene con un kit completo de interacción con el resto del hogar. Básicamente, se enchufa a un centro multimedia (superdock) que permite conectar el teléfono a una televisión digital y este viene acompañado de un control remoto para usar el Atrix a la distancia, puesto que nadie se va a levantar a cambiar de canal tocando la pantalla del teléfono mientras mira una película.
El Atrix es sin duda el teléfono del futuro: pero todavía el presente está un poco lejano como para ser funcional. El teléfono es verdaderamente potente, y el soporte de Android con su ecosistema lo convierten en una herramienta poderosa. Y sería perfecto si se convirtiera en una netbook copiando su velocidad y sus prestaciones. Pero, tal cual está ahora en el mercado, la función del teléfono convertido en computadora se parece más bien a un entorno dentro de otro entorno dentro de otro entorno, y eso la hace perder rapidez, confiabilidad y usabilidad. Además, la oferta de aplicaciones preinstaladas en el famoso webtop del Atrix apenas sirve para navegar, usar Facebook y hacer la gestión multimedia del contenido. No mucho más. Y para instalar nuevas aplicaciones es menester modificar la configuración del aparato, lo cual es realmente complicado para cualquier mortal. Ergo, la ecuación es la siguiente: el teléfono tiene prestaciones similares a una netbook cuando funciona como teléfono. Pero tiene prestaciones similares a un teléfono antiguo cuando uno lo convierte en una netbook.
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