Imaginemos a YouTube como un gran disco rígido, al que se le suben 72 horas de video por minuto. Ahora pensemos que esa gran computadora llega presumiblemente a dos mil millones de personas. Luego reflexionemos ante la posibilidad de que esa plataforma ya puede accederse desde cualquier dispositivo móvil que circule por ahí. Sepamos, además, que todo aquello que consume el “tele” espectador está siendo debidamente registrado por “la nube”. ¿Cuánto tiempo va a pasar hasta que YouTube sea la forma más cómoda, eficiente y lucrativa de ver no sólo los clips de gatitos cariñosos, los videos más vistos del año, sino también de canales para ver series exclusivas, programas de televisión, canales de música, nuevos virales y memes desopilantes?

La compañía dice que éste fue un gran año para YouTube, que fue observado durante más de cuatro mil millones de horas de video por mes, que la plataforma de video se transformó también en plataforma noticiosa de último momento (sin duda el trabajo de Al Jazzeera es uno de los más aceitados) y que este año la música pop coreana “trascendió fronteras y tomó al mundo por sorpresa”. El famoso Baile del Caballo del rapero surcoreano PSY acaba de ser anunciado por Google como el video más visto de 2012, tuvo la friolera de 970 millones de vistas, sobre dos mil millones de usuarios de Internet. La invención de PSY –que por cierto es bastante tonta, tiene un tufo a rap del malo de los ’80 y no mucho que envidiarle al Delfín Quispe y su recordado homenaje a Las Torres Gemelas– inventó un “pasito” nuevo y en unos meses se viralizó con furor. El tema se convirtió en una máquina de generar ingresos y el mismísimo Ban Ki-moon, secretario general de la ONU –coterráneo de PSY–, llegó a imitar el pasito en una visita de la estrella de YouTube.

El impacto de un video en YouTube no tiene que ver solamente con la cantidad de vistas, sino también con la cantidad de veces que fue compartido, las búsquedas, las parodias, los remixes y las respuestas en video (un concepto que suele ser bastante entretenido). En Argentina, el video más visto de YouTube se llama Los Nota Lokos – Mi Nena Facebook, y tiene 20 millones de vistas en menos de un año. Un fenómeno un poco más veloz al de Tirate un paso de Los Wachiturros del año pasado que lleva “apenas” 16 millones de vistas en su versión oficial (claro que están las otras miles de versiones difíciles de mesurar).

Pero “lo social” del video en YouTube tiene sus limitaciones a la hora de encarar modelos de negocio sostenibles en el tiempo. De allí que los creadores de YouTube están pensando en resignificar el concepto de “canales” de YouTube, es decir una de esas funciones que le permite al usuario seguir atentamente una programación, un canal real, una serie de informaciones, una serie de películas o cualquier cosa que pueda definirse como canal: en total, se calculan que hay cerca de 500 millones de canales en YouTube. Los tres ejemplos de canales de YouTube más vistos en Argentina son perturbadores: HolaSoyGerman tiene dos millones de suscriptores y 194 millones de reproducciones de sus videos. El último publicado hace una semana ya fue visto por casi cinco millones de personas, y es un clip de cinco minutos –no muy gracioso, la verdad– en donde Germán explica de qué forma ve el padre al novio de una hija o hijo. El segundo canal más visto es Julián Serrano y El Gordo Chon que ya tiene 270 mil suscriptores y 45 millones de reproducciones. El tercero, Las Crónicas de Alfredo con 130 mil suscriptores y 11 millones de reproducciones. En su último video, Alfredo encuentra condones luminosos, se los muestra a su amigo Guille y deciden (con fondo negro) encarar una lucha al mejor estilo Star Trek.

Evidentemente, hay un mundo ahí afuera que no está siendo correctamente percatado. Si el desarrollo de canales que lleguen a cualquier artefacto hogareño se acelera en el próximo año, no sería raro comenzar a percibir una especie de per saltum (je) en la estructura de distribución de señales internacionales. Será interesante ver cómo se las arreglan los gobiernos y también las distribuidoras de señales para lidiar con esta nueva estructura de distribución de video en línea.

Más allá de YouTube, o mejor dicho “sobre” YouTube, el consumo de video y su relación con la web también está cambiando a partir de nuevas plataformas. Ya hemos hablado en esta columna de Mozilla PopCorn Maker, una plataforma de edición de video que permite tomar un clip de YouTube y usarlo como “conductor” para ir conversando con la web. Así, mientras el video ocurre, se puede traer información de Wikipedia, de mapas de Google, de Twitter o de otras redes sociales y hacer verdaderos mashups o remixes de videos. Es decir, la cosa se va a poner confusa: los límites de la propiedad intelectual quedarán tan perimidos como el concepto mismo; lo propio, lo reusado, lo reciclado serán conceptos tan discutibles que irán perdiendo presencia.

@blejman