Mié 25.06.2008

CIENCIA  › DIáLOGO CON SUSANA BOEYKENS, DOCTORA EN INGENIERíA

Luchar con la materia heterogénea

En el quinto piso de la Facultad de Ingeniería de la UBA se esconde, o se muestra, el Laboratorio de Química de Sistemas Heterogéneos. Hasta allí llega el jinete, acompañado por miríadas de peces (sus...

› Por Leonardo Moledo

...pensamientos: el universo, los sólidos platónicos, el átomo mínimo y los quarks), nadando en las aguas del desasosiego, y allí se encuentra con la dureza de la tierra, la fluidez del petróleo, la canción contaminante del cromo. Pero eso llegará más tarde. Antes que nada, se enfrenta a Susana Boeykens, jefa del laboratorio.

–Parece bastante homogéneo –dice él, asustado.

–No lo crea, aquí hacemos bastantes cosas diferentes.

–Cuénteme algunas.

–Trabajamos con sistemas heterogéneos, lo cual incluye suelos, rocas o sistemas de polímeros (coloidales), es decir, polímeros lo suficientemente grandes como para que lleguen a ser heterogéneos los sistemas. Por ejemplo, el petróleo. Estudiamos la interacción entre esos sistemas petroleros y las rocas y los suelos, sobre la base de la búsqueda que tiene la industria petrolera de la recuperación asistida de petróleo.

–No sé lo que es la recuperación asistida (peces brillantes se arrastran a sus pies).

–Es cuando se inyecta alguna otra cosa que ayuda a que el petróleo sea expulsado hasta arriba. Como eso no siempre tiene éxito (y el petróleo es cada vez más caro) se encargan más y más investigaciones sobre el tema.

–Yendo más al detalle...

–La interacción de la que le hablaba significa la adsorción, o el entrampamiento de estos sistemas en la roca, que impedirían o ayudarían la salida del petróleo.

Adsorción. Estuve a punto de escribir absorción.

–Es aDsorción, con “d”. El pegado sobre la superficie.

–¿Cómo se pega un material a una superficie?

–En este caso tanto el material como el suelo son heterogéneos y tienen entre sí la atracción de fuerzas moleculares. A partir de polaridades de la molécula y de la superficie se generan afinidades.

–Eso tiene mucho de química.

–Digamos que es fisicoquímica. La química... por ejemplo nosotros tuvimos que diseñar polímeros con las propiedades adecuadas para que nos sirvieran para estos tipos de experiencia, tuvimos que derivarlos químicamente a partir de otros polímeros con propiedades distintas.

(Lo rodean sus peces) –La fuerza de atracción entre moléculas es electromagnética. Pero ¿de cuánto son? Porque dentro del átomo, las fuerzas nucleares son terribles (de 20 kilos, de 30 kilos).

–No, éstas son mucho más débiles. Están en el orden de las 2 kilocalorías, llegan a ser de 30 kilocalorías las más altas.

–Son fuerzas que el agua caliente puede disolver...

–No sé si con agua caliente, pero sí con temperaturas no muy altas.

–Siga contándome.

–Nosotros estudiamos en el laboratorio con modelaciones. Tenemos la roca, pero tomamos algo que se le parezca (vidrio) y sobre eso trabajamos con el polímero y con agua (que es lo que en general se usa en las inyecciones). Entonces tenemos que empezar modelando con situaciones un poco menos complicadas para ir interiorizándonos acerca de cómo es el comportamiento de estos sistemas...

–Tiene toda la cosa rara de la física macro de la materia, que parece mucho más complicada de lo que uno supondría...

–Lo difícil es pasar de una concepción macroscópica (del tipo: si yo pongo 5 mil millones de litros de agua y tanto del polímero, me sale un 2 por ciento de petróleo) a preguntarnos cómo es la interacción, y cuánto polímero queda retenido, cuánto se pierde y por qué y cómo se podría minimizar. De ahí, entonces, tenemos que volver a la parte microscópica. Lo que estamos viendo es que es más complicado cuando metemos en el sistema más componentes: algunos componentes tiran entre sí, porque ejercen mucha fuerza de atracción entre ellos, y tienden a complicar el sistema.

–Lo notable, decía yo, es que no haya modelos de esto... Tenemos modelos de núcleos atómicos.

–Es que un polímero es una molécula grande... por ejemplo, un polímero puede abarcar 22 mil moléculas de glucosa.

–Y además con ecuaciones que no son lineales, que a veces ni siquiera están. Ultimamente estoy obsesionado con el problema de las cosas que son no lineales.

–¿Por qué se preocupa tanto?

–Son los peces (la mitad llenos de lumbre/la mitad llenos de frío). La no linealidad me acecha.

–Bueno, las ecuaciones en general son empíricas, y con suerte uno llega a postular alguna teoría general.

–¿Hay alguna teoría general? ¿O son acumulaciones de datos?

–Hay intentos.

–No tienen una cosa como esa tabla de emisiones de rayos X de los átomos que veo allí, detrás suyo.

–No, lamentablemente no. Esa tabla es una maravilla. Con eso trabajamos mucho para dilucidar dónde están las cosas que buscamos. Porque otra de las líneas con las que trabajamos es la contaminación.

–Ya veo... ¿Y ahí qué hacen?

–En este momento, trabajamos en Luján. Analizamos contaminación del suelo y la dispersión y movimiento de los contaminantes por las lluvias y los peligros que entraña para el acuífero. Eso es grave.

–Me imagino.

–Porque si se contamina el acuífero estamos con un problema económico grave, porque después va haber que potabilizar con procesos mucho más caros el agua, y toda la gente que no tiene agua potabilizada no va a poder beber agua sana.

–¿Y cómo es ese movimiento de los contaminantes?

–Está en estudio... es un tema complejo.

–¿Pero usted qué piensa?

–Bueno, en principio depende del contaminante (esto no es idea mía, lo dice mucha gente). Por ejemplo, nosotros estamos con el cromo, que tiene dos especies predominantes: cromo 3 o cromo 6. El cromo 6 es el más tóxico de los dos y, además, es el más móvil. Eso viene con los efluentes industriales de, por ejemplo, las curtiembres. Lo que estamos analizando acá son tierras que podrían estar contaminadas con cromo como producto del trabajo de cincuenta años de una curtiembre. Lo que vemos es qué pasó con este cromo a lo largo de todos los años.

–¿Y qué pasó?

–Depende.Hay zonas que no están contaminadas a flor de tierra y otras zonas que son las aguas que transportaban el cromo y que están, hoy en día, en los sedimentos del río. Ésta es la zona más riesgosa.

–¿Hay manera de eliminar eso?

–Hay varios métodos de remediación, pero hay que ver qué es lo que puede encarar la municipalidad, si es que se anima a encararlo.

–¿La empresa contaminó en una época en que no sabía que eso contaminaba o tiene que hacerse cargo?

–No sé bien cómo es la cuestión legal. Lo que yo sé es que antiguamente no había legislación sobre eso; no es que la empresa trabajara ilegalmente. Muchos dicen que si la responsabilidad es de la empresa, tendría que colaborar para subsanar lo que produjo. Pero también es cierto que cambió de dueño. Actualmente, los que están trabajan bien.

–¿Cómo se llama la empresa?

–Curtarsa. Pero nuestra investigación no es contra la empresa ni nada similar. A nosotros nos sirve esto porque, sabiendo cuál es el origen, podemos estudiar cómo los contaminantes se dispersan en el suelo. Y nos sirve para utilizarlo en cualquier otro lugar. Y para la municipalidad, eso sirve para saber qué tan contaminado está el acuífero.

–¿Qué puede hacer la gente contra el cromo?

–¿Por qué está contra el cromo?

–Yo no tengo nada contra el cromo; mi mejor amigo de la infancia era de cromo.

–Lo que la gente puede hacer es trabajar a favor de un buen uso de los recursos, presionando a las empresas para que ejerzan un buen control de sus efluentes, no tirar basura por cualquier lado. Esa fue una de las cosas en las que más se vio participar a la gente (sobre todo a los jóvenes) cuando hicimos reuniones en José León Suárez. Porque era claro que la contaminación no venía solamente de las fábricas.

El jinete, ya cromado, se aleja, y sus pensamientos lo vuelven a rodear, como si lo abrazaran peces cromados que nacen del océano de la memoria y la inquietud.

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