CIENCIA › EL CINECIEN LLEGA A BUENOS AIRES DE LA MANO DE INVESTIGADORES Y CINEASTAS
Esta vez, el jinete hipotético va al cine. Desde hoy hasta el viernes estará viendo películas en la Biblioteca Nacional.
A partir de hoy, y hasta el viernes 7 de octubre, la Biblioteca Nacional será el escenario de un festival de cine diferente. A los ya tradicionales Bafici, Festival Internacional, Festival de Cine Alemán y tantos otros que circulan en la agenda cinéfila de Buenos Aires, habría que agregar, de una vez por todas, al Festival de Cine y Video Científico del Mercosur, conocido como Cinecien. Cinecien comenzó hace ya 6 años con una propuesta pequeña, pero ambiciosa: promover el encuentro entre investigadores científicos de todas las áreas y realizadores audiovisuales.
La primera edición de Cinecien fue en 2005 y ya desde entonces se propuso darle al evento una relevancia regional. El festival se realizaría anualmente, pero alternando sus ediciones nacionales con las ediciones Mercosur, como la actual, en la que encontramos producciones en competencia de la Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y Venezuela.
Es bueno ponerse de acuerdo acerca de qué es el “cine científico”. Si bien el festival no tiene una definición explícita, se puede intentar construir una, observando cuáles son las categorías que compiten.
Cinecien premia las producciones audiovisuales en las siguientes categorías: Videos y Films didácticos; Series y programas de TV; Cortos de ficción documental; Largos de ficción; Documentales; Institucionales y Campañas publicitarias. De este listado se desprende una definición de cine y video científico muy amplia, transversal a otros géneros, como la ciencia ficción y el reporte periodístico, pero que podrían resumirse en una definición como la siguiente: se llama cine científico a todas aquellas producciones audiovisuales cuya finalidad sea la investigación, la enseñanza o la divulgación de las ciencias en todas sus formas.
Es que el cine científico nace de la mano de la utilización del soporte audiovisual con fines didácticos, aunque también documentales. En la actualidad, y debido en parte a la confluencia tecnológica (computadoras, cine, televisión, telefonía, etc.), el formato audiovisual se está reconfigurando. En este contexto la reflexión sobre sus contenidos y usos se ha vuelto nuevamente un tema prioritario, contexto en el que Cinecien viene a hacer su aporte decisivo.
Por consiguiente, los objetivos de este festival son múltiples: mostrar, en formato audiovisual, investigaciones científicas; promover el desarrollo de cortos institucionales; difundir el conocimiento local; generar una cultura del registro audiovisual cada vez más profesionalizada; entrenar al público en la observación de este tipo de materiales; impulsar la generación de recursos humanos que puedan proveer de materiales de calidad y en cantidad suficiente a los nuevos sistemas digitales y por supuesto, también (y por qué no), entretener, entre otros objetivos.
Si bien Cinecien fue en cierta medida pionero en Latinoamérica, tiene algunos antecedentes, tanto en la región como en el mundo. En Cuba, el cine científico tiene una tradición importante. Allí se realiza un Festival Internacional de Cine Científico. En forma casi simultánea a Cinecien se está llevando a cabo el Primer Festival de Cine Científico del Uruguay. En España hay también una importante variedad de festivales relacionados como la Bienal Internacional de Cine Científico, también llamada Certamen Unicaja de Cine, un festival de cine celebrado cada dos años desde 1977 en la localidad malagueña de Ronda. También desde 2010 existe el Festival de Cine Científico y Ambiental de Doñana (un parque nacional andaluz), auspiciado por la Asociación Española de Cine e Imagen Científicos (Asecic). Y esto sólo en español: si hay que describir lo que sucede en Francia o Inglaterra, no nos queda otra opción que entender que el Cine Científico llegó para quedarse.
Entre todo lo que sucede en un lugar tan extraño como Cinecien, se encuentran cosas más bien mundanas, como las clásicas competencias en las distintas categorías.
Si el cine científico podía parecer una extravagancia o una excentricidad hace una década, hoy en día es cada vez más un género por derecho propio con producciones más abundantes y de mejor calidad.
También hay en Cinecien cosas que parecen sacadas de otro mundo. En la edición anterior se pudo ver una versión remasterizada de Metrópolis, el clásico de Fritz Lang, en una versión completísima que fue hallada aquí mismo, en Buenos Aires. Según se supo, era una copia perdida de la misma versión que se estrenó en 1927. En esta oportunidad se proyectará otra joya de estas características. Se trata de la película La máquina del tiempo, de Georges Pal. Imperdible oportunidad para verla en pantalla grande.
Fuera de lo que son las proyecciones, Cinecien es un espacio para el encuentro, el debate y la formación. Se ofrece una serie de charlas y mesas redondas sobre tópicos afines, así como una serie de talleres para formadores y científicos. Todas las actividades son con entrada libre y gratuita, sólo sujetas a las limitaciones de espacio de cada sala.
Quienes disfruten de los documentales y de las producciones con buenos contenidos, no dejen de darse una vuelta por la exhibición de películas en competencia.
* Más información en: http://www.cinecien.gov.ar/index.html
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