CIENCIA › SE ABRIó UNO DE LOS LABORATORIOS MáS AVANZADOS DEL MUNDO BAJO EL ALA DE LA SOCIEDAD MAX PLANCK DE ALEMANIA
Con la presencia de Jorge Capitanich, Lino Barañao y Juan Manzur, la Sociedad Max Planck, de Alemania, abrió un laboratorio con instrumental de los más avanzados en el mundo. Estudiantes alemanes vendrán a doctorarse a la sede rosarina.
› Por Ignacio Jawtuschenko
Desde Rosario
Un corte de cintas, además de un acto protocolar, puede posicionar a la ciencia que se desarrolla en un país en el mapa científico internacional. Rosario es a partir de ayer sede del segundo nodo que la Sociedad Max Planck de Alemania establece en Latinoamérica, el Laboratorio Max Planck de Biología Estructural, Química y Biofísica Molecular de Rosario (MPLbioR).
El acto estuvo presidido por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, acompañado por los ministros de Ciencia y Salud, Lino Barañao, y Juan Manzur; el secretario de Transporte, Alejandro Ramos, y el de Ciencia, Tecnología y Producción para la Defensa, Santiago Rodríguez. El que se inauguró es un laboratorio del primer mundo que agrupa distintas disciplinas científicas, como la química combinatoria, la biología estructural, la biología celular y el uso de modelos animales, orientados a un objetivo más allá de la frontera: el descubrimiento de nuevos fármacos para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, como Parkinson y Alzheimer.
El laboratorio cuenta con equipamiento de última generación, similar al que se encuentra en laboratorios de Europa y Estados Unidos. Ya trabajan veinticinco investigadores del Conicet (entre ellos dos argentinos repatriados que vivían en Barcelona) y prevén llegar a los cincuenta el año que viene.
El edificio del Max Planck Rosario de 1500 metros cuadrados se alza en el predio de la Ciudad Universitaria conocido como La Siberia. En su interior, está operativo un equipo de Resonancia Magnética Nuclear, el más potente y sensible de la Argentina y uno de los cinco que hay en todo el mundo. Está montado con tecnología de criosonda, que permitirá investigar la estructura de biomoléculas directamente en el interior de las células, convirtiéndose este laboratorio en uno de los pocos en el mundo especializado en la técnica de “In Cell RMN”, una herramienta fundamental para el descubrimiento de fármacos en fase preclínica.
En áreas como ésta para realizar investigación competitiva son necesarias inversiones de gran escala. En este caso, un millón de euros para la adquisición del equipo de Resonancia Magnética Nuclear y de 300 mil dólares para los microscopios.
En la carrera por el conocimiento, la calidad de los microscopios hace las grandes diferencias, es por ello que también se firmó un acuerdo para establecer el Centro Internacional de Microscopía de Excelencia Nikon de la Universidad Nacional de Rosario que será el primero en su tipo en Latinoamérica y el séptimo en el mundo (actualmente hay un solo centro en Estados Unidos, en el prestigioso Scripps Research Institute, y otros cinco distribuidos en Europa).
“Esto pone a Rosario en un sitio de excelencia. Y es posible en el marco de la inversión estructural que lleva adelante el Estado para generar las condiciones para dar saltos cualitativos. Porque además de desarrollar fármacos nuevos, estamos adquiriendo la capacidad para colaborar con la Anmat para analizar y controlar la calidad de los medicamentos que se comercializan en el país. Ya no va a hacer falta tercerizar o mandar a hacer los estudios al exterior. Esto es soberanía tecnológica”, destacó Darío Maiorana, rector de la Universidad Nacional de Rosario, a este cronista.
En ciencia, el nombre Max Planck es sinónimo de primer nivel internacional. La Sociedad Max Planck es una prestigiosa red de 80 institutos de investigación –de los cuales sólo seis están fuera de Alemania y dos están en la Argentina– dedicados a la investigación científica. Tras las universidades estadounidenses, es la organización que más premios Nobel genera, y financiada por el gobierno federal alemán cuenta con unos 1500 millones de euros para investigación, más que el conjunto de los países iberoamericanos, incluidos España y Brasil.
La dirección del laboratorio está a cargo de Claudio Fernández, científico repatriado en el año 2006 por el Programa Raíces del Ministerio de Ciencia y Tecnología, y de reconocida trayectoria en el estudio de las enfermedades neurodegenerativas. “Esta es la prueba de que la ciencia es tomada como política de Estado. Se produce con inversiones del Conicet, la universidad pública y los ministerios de Planificación, Ciencia, Salud y Educación. No nace de la voluntad de un sector o un solo ministerio, sino que es apoyado por muchos actores que trabajan en un rumbo decidido y que ha cambiado el ambiente para hacer ciencia”, sostuvo Fernández en diálogo con Página/12.
–¿Cómo lograron el reconocimiento de la Sociedad Max Planck?
–Llegamos a esta etapa después de rigurosas evaluaciones desde el año 2006, en que se inició el vínculo como Grupo Asociado, hasta que se decidió que fuéramos Laboratorio Internacional. La colaboración y el intercambio de investigadores y estudiantes durante todos estos años fueron la base del reconocimiento, pero fundamentalmente que hemos venido publicando en revistas (científicas) de reconocido prestigio internacional, lo cual puso de manifiesto la calidad del trabajo y la relevancia internacional del tema que investigamos.
Y también algo impensado hasta hace pocos años, desde Alemania vendrán a estudiar ciencia a la Argentina. Ha cambiado el paradigma de “fuga de cerebros” por otro de circulación de cerebros. El año próximo cuatro estudiantes alemanes llegarán a Rosario a hacer su doctorado internacional y vendrá a dictar clases a la Universidad Nacional de Rosario (UNR) el último Premio Nobel de Química, Stefan Hell, director del Instituto Max Planck de Biofísica Química de Göttingen, quien forma parte del cuerpo de profesores del Doctorado Binacional en Biociencias Moleculares y Biomedicina que la Universidad Nacional de Rosario dicta junto a la Universidad Georg-August de Göttingen de Alemania.
Ayer en el corte de cinta estuvieron también el embajador alemán, Bernhard Graf Von Waldersee; el vicepresidente de la firma Nikon, Jim Hamlin, y el director del Instituto Max Planck, Christian Griesinger, entre otras autoridades. Se espera que pronto el mundo de las neurociencias reciba noticias desde Rosario.
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