› Por Juan Gelman
Pasó el 21 de diciembre, fecha en la que iba a terminar este planeta según presuntas profecías mayas, y el mundo sigue andando: su verdadero final no tiene fecha precisa ni año fijado, pero está en proceso y se conoce con el nombre de cambio climático. Los gobiernos reconocen que existe, desde el 2001 se reúnen para discutir medidas que lo frenen, como en noviembre último en Doha, Qatar, pero no se advierte mejora alguna. Al revés: huracanes, tsunamis y tornados de inusitada violencia no obedecen a los tiempos previstos para su aparición, a veces con consecuencias insospechadas.
Una de ellas: después del tornado que en mayo pasado devastó Joplin, Mi-ssouri, trece personas fueron infectadas por el hongo apophysomyces y cinco fallecieron. “Se trata de un hongo común que se encuentra en el suelo, la madera o el agua y que generalmente no daña a las personas. Pero encuentra su camino en el cuerpo humano gracias a alguna herida punzante provocada por un tornado, por ejemplo” (www.treehugger.com, 17/12/12). Claro que hay mucho más.
El Artico perdió casi la mitad de su extensión en 30 años: 7011 millones de kilómetros cuadrados en 1980, 3499 millones este año. La realidad suele contradecir las predicciones del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la instancia de las Naciones Unidas encargada de seguir el tema: en su informe de 2007, el IPCC concluyó que el Artico nunca iba a deshelarse en el verano antes del 2070, pero en septiembre del 2012 había perdido 760.000 km2 en cinco años, una vez y media la superficie de España (//sociedad.elpaís.com, 19/9/12). Diversos sectores científicos consideran que la región podría quedar totalmente sin hielo durante el verano en no más de 20 años (www.alternet.org, 20/12/12) La causa: el calentamiento global.
“Subestimamos el hecho de que el cambio climático está levantando cabeza”, señaló Kevin Trenberth, director de la sección de análisis climático del Centro Nacional de Investigación de la Atmósfera (//tomnelsonblogspot.mx, 6/12/12). La velocidad del deshielo ártico le da la razón. Y no sólo: el nivel de los océanos aumentó 3,3 milímetros anuales de 1993 a 2006. En su informe del 2001, el IPCC lo había fijado en 2 milímetros anuales. Los huracanes y las inundaciones consiguientes podrían terminar con los pueblos, en particular los pesqueros, y lugares turísticos instalados junto a ciertas playas en unos años más.
Preocupa a los círculos científicos que investigan el fenómeno la tendencia a minimizar sus alcances que hasta ahora impera en el IPCC. No tenerlos en cuenta, señala un estudio publicado en la revista Global Environment Change, “puede impedir el pleno reconocimiento, la articulación y el conocimiento de dramáticos fenómenos naturales que podrían estar sucediendo” (www.dailyclimate.org, 20/12/12).
La polémica en torno del cambio climático no cesa y se acumulan las investigaciones en torno del tema. El IPCC llevó a cabo una evaluación especial sobre el aumento de la temperatura en el mundo. Esto “depende de muchos factores –concluyó–; incluso las señales de cambios previstos en la dirección y la magnitud de extremos climáticos son inciertas” (www.ipcc.ch, marzo 2012). Un estudio del climatólogo de la NASA James Hansen, publicado cinco meses después en la revista de la Academia Nacional de Ciencias, subraya en cambio que la posibilidad de los extremos climáticos aumentó un 13 por ciento respecto de 1980 (www.pnas.org, agosto 2012). Afirma que las olas de calor que azotaron a Europa en el 2003, a Rusia en el 2010 y a Texas en el 2011 se debieron al calentamiento global causado por la actividad humana.
La acumulación en la atmósfera de gases en general producto de la actividad industrial –dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y otros gases industriales fluorados– es el origen, para muchos científicos, del efecto invernadero que conduce al calentamiento global. En 1997 la ONU adoptó el llamado Protocolo de Kioto sobre el cambio climático, al que han adherido 187 naciones pero no EE.UU., el mayor emisor de esos gases en el mundo. El protocolo tenía la meta de reducir tales emisiones al menos en un 5 por ciento en el período 2008-2012 en comparación con los niveles alcanzados en 1990. Faltan datos oficiales sobre el cumplimiento de ese objetivo, pero el cambio climático registrado demostraría que no se alcanzó. De todos modos, se alargaron los plazos.
Otro fenómeno que se vincula con el calentamiento global son las sequías sin precedente que este año padecieron América (EE.UU., México, Brasil, Argentina), Africa oriental, el Este de la India (la peor en 40 años) y otras regiones. El fin del mundo transita por otras vías que la maya.
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