Jue 19.06.2003

CONTRATAPA

En el bar

Por Enrique Medina

En el bar de San Juan y Boedo (“antigua”, no antiguo como dicen los cantores, Manzi se refiere a la esquina –aclara el Bepo–, no a la calle Boedo), leyendo los diarios de la mañana, el flaco Cortinas, Genaro y el Bepo, distribuyen la atención en distintas secciones. Piden un segundo café y cada uno resume lo leído como pensamiento propio. Luego del intercambio de rubros y opiniones, se produce un silencio y caen en lo que desde hace tiempo los tiene realmente preocupados: el asesinato a los argentinos en Miami por no bajar el volumen de la música. Y la poca bola que sus propios hijos fuera del país le han dado al caso. A pesar de las espectaculares decisiones del presidente Kirchner, del nuevo gabinete, de los éxitos deportivos en el mundo, de Menem al que sólo le resta hacer de padre a destiempo, de los mexicanos que mueren al pasar la frontera, de los cubanos que mueren al dejar la frontera, de los norteamericanos que recién en el aniversario del mondongo van a encontrar las armas de destrucción masiva, de muchos que se habían ido haciendo olímpicos cortes de manga y hoy están de regreso, a pesar de éstas y de muchísimas cosas más, los hijos del flaco Cortinas y de Genaro no han insinuado ni temores de muerte ni vueltas triunfantes ni regresos generosos. Al contrario, siguen alimentando el cacareado y desgastante verso del raje a supuestos mejores países, que siempre son los mismos dos o tres y pará de contar.
El de Genaro se fue primero, hace un tiempo, ¿ya un año y medio?, no, casi. Se fue como mecánico y sólo escribió que barre las calles de Munich gracias a que el padre le transmitió el idioma italiano. Y como en Munich los italianos son los que barren las calles, bueno, qué otra... El hijo del flaco Cortinas se acaba de ir hace unos meses a probar fortuna en un club de México, en las divisiones inferiores. Y la hija del Bepo, separada, y para el caso por suerte sin hijos, también quiere probar otros aires, por eso está haciendo un curso de cocina europea con uno de los cocineros líderes para ver si engancha por ese lado. Al menos se asegura el morfi, chancea Genaro. Y agrega: yo pensé que ahora que el país se está poniendo de pie al mío se le iba a pasar la calentura y volvería, pero no, presupuse que con el raje de los peruanos y los bolivianos que trabajaban en negro, no sé... ¡Se piantaron hasta los mosquitos, che! ... El flaco Cortinas, que es medio leído asegura que los cartógrafos holandeses que en la década del 50 habían pronosticado la desaparición de la Argentina deben estar sorprendidos de que estemos tan interesados en hacerlos quedar mal. Y encima la comunidad europea que empezará a pedir visas ¿o no?, y el euro que le va ganando al dólar... En fin... Al menos las colas de día y de noche en las embajadas, con sillitas, frazadas y paraguas y carpitas para hallar el paraíso perdido se han calmado... Incluso la Patagonia entregada para experimentos nucleares ahora parece que no ¿o sí?... Y los neo-boinas verdes que se entrenaban aquí para invadir Colombia ya no ¿no?... Lástima –según el Bepo–, que la televisión y la radio siguen dominadas por agentes y operadores que no dejan de meter púa y cizaña a discreción para confundir a la gilada con programas de última muy bien manejados por amorales y usureros, ocupando horas y horas para embrutecer a un público golpeado y degradado al máximo, que no advierte la jugada política. El flaco Cortinas se refiere a los que acaparan las donaciones para los inundados de Santa Fe, sus pestes; de la reaparición de la vaca-loca; de la gripe china; y de Osvaldito internado en el Israelita al que hay que ir a visitar mañana. Genaro está seguro de que hay un cambio, de que la corrupción será controlada y posteriormente extirpada y que la gente alucinada con el fantasma del colesterol dejará de obsesionarse con las dietas, y los hiperempresarios golondrinas retornarán y harán florecer el trabajo y la alegría de la sociedad será un hecho y punto. Asegura que ahora con el encuentro del Diego y su hijo, el Diego deja Cuba y se vuelve. ¿Te parece? ¡Por supuesto, si ya está curado! Y te digo más, en una de esas larga a la cubana y reinicia con la madre del chico, que no está nada mal, te diré. Genaro le pregunta al flaco Cortinas si ha tenido noticias del hijo. Le contesta que no, y mejor que sea así durante un tiempo más, así me voy acostumbrando a no verlo y el pibe a no extrañar, por ahí tiene suerte, aprende, se hace hombre solo, qué sé yo, le mandaré dulce de leche y algún CD de Gardel, por ahí le empieza a gustar el tango. Estoy seguro de que apenas escuche “Mi Buenos Aires querido” y “Adiós Pampa mía”, se pone a llorar y reaparece, qué cosa, mirá, acaba de irse y ya pienso en su vuelta, soy injusto, y bueno, por lo menos que vuelva Diego, así nos da alguna alegría. ¡Sí que vuelve Maradona –remata el Bepo–, vuelve para grabar junto a Charly, Moria y Gerardito el simple intitulado: “Volvé, turco, extrañamos tus papelones”...

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