Lun 14.03.2005

CONTRATAPA

¡Familiares de detenidos-desaparecidos! ¡Mucha atención!

Por Juan Gelman

Mire el rostro del señor de al lado en la cédula de identidad –tal vez la de algún muerto, falsa en todo caso– que aquí se reproduce. Es la vera efigie de quien se hace llamar sucesivamente Pepe o José Mujica, José Funes, José Sánchez, José de Matteis Funes, Lautaro y es un estafador. Es uruguayo, se dice ex marino de Fusileros Navales del Uruguay (Fusna) y ofrece a los familiares de los desaparecidos expedientes o documentos militares secretos a los que habría tenido acceso, que obrarían en su poder y que dan cuenta del destino de los seres amados desaparecidos y del lugar donde están sus restos. Es una oferta que sacude el corazón.
Fue por eso que mi mujer Mara y yo, con todas las prevenciones del caso, decidimos seguirle el juego cuando se puso en contacto con nosotros. Nos dijo dónde habían sepultado los restos de mi nuera María Claudia y que tenía el expediente militar del caso. Los datos que dio en e-mails y chateos no cerraban, pensamos que era una estafa, pero nos habló de una argentina embarazada prisionera en Fusna y luego asesinada, cuyo destino nos preocupó, así como de otros seis argentinos desaparecidos, por lo menos dos en Uruguay, cuyos expedientes dijo poseer. Lo pensamos mucho, decidimos seguir adelante y le mandamos los 200 dólares que, según él, costaba el envío por DHL del expediente de mi nuera, de las grabaciones de los interrogatorios a que fue sometida y de dos videos que la mostraban, torturas incluidas. Nada de eso llegó nunca.
Nos llamó la atención que, después de enviarle el dinero, siguiera en contacto con nosotros durante casi dos semanas. Pepe, Mujica, Funes, De Matteis, Sánchez, Lautaro sabía a esas alturas que más dinero no iba a haber. Sin embargo, nos siguió enviando nombres y datos de militares en actividad que habrían sido torturadores y asesinos durante la dictadura militar uruguaya, por ejemplo y según Pepe etc., el teniente coronel de navío Freddy F. Pérez Ramos –asignado el 15-1-04 al Estado Mayor del Comandante en Jefe–, o los capitanes de fragata Ariosto Fernández y Carlos Abilleira, ascendidos al grado de capitán de navío el 1-2-03. ¿Fue una maniobra dilatoria? ¿Pepe etc. necesitaba tiempo para ponerse en contacto con y estafar a otras familias argentinas y uruguayas que buscan a sus desaparecidos y que ofrecen un e-mail para comunicarles cualquier dato sobre ellos? No lo sé. Lo que sí sé es que este señor hace algo más que estafar sumas pequeñas para no despertar sospechas. Estafa sentimientos de largos años de dolor, de espera, finalmente de profundo deseo de cumplir una necesidad antiquísima de la humanidad: la de enterrar a sus muertos. Esta estafa es más perversa que la otra.
Una última reflexión. Estos cuervos de carne desaparecida pueden existir gracias a las capas de impunidad con que gobiernos civiles han cubierto los crímenes de las dictaduras militares que supimos padecer. La inmensa mayoría de los familiares no conoce el destino de sus desaparecidos porque durante largos años hemos padecido la estafa mayor de militares y gobiernos civiles que nunca han despejado esa incógnita trágica que pesa como plomo sobre nuestra memoria y nuestro corazón. Hace muchos años que esos grandes estafadores nos estafan, incluidos jueces que nunca miraron ni de cerca a la Justicia. Sólo ahora la voluntad política y humana de presidentes como Néstor Kir- chner, Tabaré Vázquez y Ricardo Lagos abre la posibilidad de terminar esa ignominia.

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