Vie 11.01.2002

CONTRATAPA

EUROtismo y nEUROtismo

› Por Rodrigo Fresán

UNO Todo es euro ahora. La erótica del euro: la eurótica. El cambio de moneda como forma palpable del milagro y los cajeros automáticos (de los que sale el dinero que uno les pida) casi como confesionarios informáticos, donde no hay nada que perdonar porque todo es parte de la religión. La llegada del euro ha permitido, incluso, hablar sobre ese tema tabú para los bien pensantes –el dinero– desde las coordenadas de lo sociológico, lo psicológico, lo literario. El euro es, sí, políticamente correcto y el euro es más que un puñado de billetes. El euro tiene la fascinación de lo novedoso –el signo de nuestros tiempos– ligado al $ –ese signo de todos los tiempos– y siempre es buen momento para hablar del euro, para sacar los billetes nuevos y acariciarlos, para aprendérselos, para sentir una rara y estúpida forma de trascendencia cuando se paga con ellos.

DOS A un poco más de una semana de la llegada de la nueva moneda europea, todo parece indicar que la cosa es un éxito. Perfecta adaptación, prueba de fuego durante las compras de Reyes (aquí los Reyes existen porque existe el Rey y se gasta más que para Navidades); y la editorial Anagrama acaba de publicar 99 francos –ese libro del publicista galo y renegado Frédéric Beigbeder–, pero con el nuevo título continental de 19,99 euros mientras yo me pregunto dónde cuernos estará la tecla con el signo de euro en mi computadora... “Qué lindo: la gente en los bancos, comprando cosas, contando sus moneditas”, me escribió un amigo desde Buenos Aires que lo vio por televisión como desde el otro lado del cristal de un cajero que no le da ni las gracias por todos estos años de felicidad del 1 a 1. Por la televisión todo es euro, el euro es buen programa. Abre los noticieros y ha dejado en segundo plano a Afganistán que, la verdad, hace tiempo que no nos ofrece nada divertido. La paranoia americana anunciando constantes nuevos atentados también ha dejado de ser cuestión atendible. Hay algo que, sin embargo, ensombrece estos tiempos de fiesta y jolgorio, y se llama “La Crisis Argentina”. La parte Mr. Hyde de la noticia Dr. Jekyll. Una especie de fastidio estilo “justo ahora se les ocurre venirnos con ésta”. Aquí es cuando el eurotismo muta a neurotismo, a la neurosis del euro recién nacido, al por qué no vas a ver de nuevo si está bien y sanito y quién es ese Cuco malo malo malo con ese peinado tan aerodinámico, ¿eh? Ahí aparece el contundente cráneo de Pesci Duhalde (en esta remake de sí mismo yo lo veo más cerca de Tío Vinny que de un Goodfella), prometiendo justicia justicialista mientras los empresarios y banqueros españoles se indignan por ser ellos los escogidos para “pagar el pato” de un problema que no es de ellos. Parece que Duhalde los ningunea o les dice “no se preocupen” con esa preocupante sonrisita tan de él. La verdad es que asusta un poco y a mí me daría miedo también. Supongo que la palabra justicialista para un extranjero debe sonar un poco fuerte. En cualquier caso, uno contempla a todos estos gerentes –emparedados entre dos noticias sobre el euro– y se sorprende porque uno creía que en el mundo de los negocios se podía perder tanto como ganar, que la esencia del asunto estaba en el riesgo y que, justo por eso, uno decidió no ser hombre de negocios para que otros hagan negocios más o menos buenos o malos con uno. Así fue y así es, creo, desde Tienda Los Gallegos a Aeroiberias Argentinas. Parece que no: aquí se repiten como si fuera el anuncio de plagas bíblicas, una y otra vez, los hipotéticos dineros que van a perder Telefónica, Repsol & Co., pero, ah, nunca se revela el monto de las ganancias de todos estos años. Supongo que debe ser un monto considerable, un montón de euros y la verdad es que produce un poquitín de irritación oír cómo el primo rico se rasga las vestiduras gimiendo una y otra vez un “pobre de mí”.

TRES Haciendo zapping, me encuentro con un perfecto instante donde se funden el eurotismo y el neurotismo. Es en el canal que se dedica todo el día a transmitir las vicisitudes de lo que ocurre en el interior de la Academia de “Operación Triunfo”, programa que combina el encierro tribal de “Gran Hermano” con la compulsión por comerse el mundo de Fama al estilo de la argentina “Popstars”. En cualquier caso, entre ensayo de canción y ensayo de coreografía, ahí está Gisela mirando al televisor dentro de mi televisor. Mira un noticiero. Noticias de la Argentina. Aparece un jubilado que aúlla: “Se quedaron con mi platita... Se quedaron con mi platita...”. Es una imagen triste y –me parece, no estoy seguro– que Gisela se seca una lagrimita verdadera o falsa (sabe que la están filmando), pero lagrimita al fin y al cabo. Después Gisela le pregunta a Rosa –la carismática gorda que pasa por ahí y a quienes los lectores de Hola ubicaron por encima de Julia Roberts a la hora de la más sexy– si “la platita” serán “las pesetas”. “Los euros, Gisela, se dice los euros”, le responde Rosa dándole un mordisco grande a su sandwich de lomo. O tal vez fuera de salame. Después –la preocupación teórica por la distancia se convierte en la preocupación práctica por la cercanía– el noticiero conecta en directo con la Bolsa de Madrid para ver cómo ha afectado la noticia de la devaluación del dólar en la Argentina hecha bolsa a las empresas españolas. Parece que poco. Parece que no tanto. Los concursantes de “Operación Triunfo” suspiran aliviados y siguen bailando y cantando cada vez más cerca de su consagración, definitivamente lejos de nuestra “Operación Fracaso”. Después, claro, avisos sobre el euro. El de Canal Plus revisita con animación computarizada aquel final funerario de All That Jazz. La Peseta –una rubia de curvas poderosas– muere entre luces de colores y micrófono en mano mientras todos aplauden y le dan la bienvenida a un niño adolescente de aspecto un tanto grunge y peligroso: el pequeño Euro.
Y todo aumentó de precio por aquí.
Y por aquí nadie está triste, parece.

(Versión para móviles / versión de escritorio)

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS rss
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux