Lun 22.12.2003

CULTURA  › LAS GESTIONES DE RAFAEL BRUZA, EX DIRECTOR DEL INT

“Es una situación irregular”

Aunque renunció a su cargo, el actor y autor santafesino sigue encargándose de los asuntos del instituto, porque el sucesor aún no asumió.

› Por Hilda Cabrera

La zozobra cesó en el Instituto Nacional del Teatro cuando el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, firmó la semana pasada el pedido de ampliación presupuestaria hecho por el consejo de dirección del INT. Queda ahora la expectativa de que la entidad reciba los fondos necesarios para cumplir con lo adeudado por el último trimestre a las cerca de 500 salas independientes de todo el país beneficiadas con subsidios. Hasta el momento, quien lleva adelante los trámites administrativos es el ex director del Instituto, el actor, autor y docente santafesino Rafael Bruza, a quien el 7 de octubre pasado el secretario de Cultura de la Nación, Torcuato Di Tella, le pidió la renuncia: “Mi situación es atípica –aclara Bruza, en diálogo con Página/12–. Presenté mi renuncia, como correspondía. Pasó más de un mes hasta que se decidió quién ocuparía el cargo. Entonces se designó al director Raúl Brambilla (de origen cordobés y ex titular del Teatro Nacional Cervantes), quien todavía no asumió. De modo que tuve que seguir ocupándome del INT para que no quedara acéfalo”.
En estos momentos la prioridad es que esa lentitud en llevar a cabo los protocolos legales no contagie a aquellos otros que competen al envío de fondos. “Nuestro deseo es pagar inmediatamente a las salas”, sostiene este ex director que tuvo siempre en claro que su puesto era transitorio. Asumió en mayo de este año, tras la renuncia de José María Paolantonio a la dirección ejecutiva, tomando licencia de su cargo de secretario general del Instituto, al que sigue vinculado hasta la renovación de marzo del 2004. “Entiendo que no hubo reproches sobre mi gestión ni sobre mi persona sino que se trató de un cambio institucional y político. Lo mío tenía cierta transitoriedad, aunque yo no trabajo como si mi tarea fuera transitoria”, puntualiza. Esta es la razón que lo convierte en portavoz del INT y de los objetivos básicos que comparte con la totalidad del consejo de dirección de la entidad, creada por la Ley Nacional de Teatro en 1997 e inaugurada el 27 de abril de 1998, en el edificio de la Casa del Teatro (Av. Santa Fe 1235). La particularidad de este consejo es que funciona de modo colegiado y posee estructura federal.
Bruza fue también uno de los integrantes del INT que, al igual que otras personalidades del ámbito teatral, se opuso al decreto del 7 de abril de este año (derogado 23 días después) que impulsó el actor Rubén Stella, entonces secretario de Cultura designado por el ex presidente Eduardo Duhalde. Entre otros puntos se pretendía modificar la estructura de conducción del Instituto, imprimiéndole carácter verticalista, según opinaron entonces los integrantes del consejo, elegidos por concurso de oposición y antecedentes, salvo un representante de Cultura y el director ejecutivo, que es nombrado por el secretario de Cultura con acuerdo del Poder Ejecutivo.
–¿Cuáles son esas cuestiones fundamentales presentadas a Cultura con carácter de urgente?
–En primer lugar, la ampliación presupuestaria que nos permitía pagar el último trimestre adeudado a las salas, y, entre otros asuntos, tener un respaldo económico para organizar la sexta convocatoria a grupos y salas independientes de todo el país. No puedo decir que con esta ampliación nuestra situación sea hoy venturosa, pero al menos nos ayuda a salir de una crisis. En este momento aspiramos a que los procesos administrativos se aligeren y los encargados de salas puedan cobrar antes de fin de año. Aun así queda un montón de asuntos irresueltos en carpeta.
–¿A cuánto asciende esa ampliación?
–A un millón de pesos, que agregamos al presupuesto de este año, de 6,9 millones, que ya habíamos agotado. Si las autoridades no toman conciencia del valor que tiene el INT en la tarea de fomentar la actividad escénica independiente en todo el país y no nos envían las remesas que corresponden, el problema se va a repetir en el 2004. Un tema que tampocose ha resuelto es el de otorgarle al Instituto autarquía real en el manejo de los fondos.
–¿Cómo es que sigue ocupándose de una labor que le corresponde a otro?
–Mi obligación es permanecer en el cargo hasta el nombramiento del nuevo director. El problema es que no se produjo todavía la asunción legal de Brambilla. Es cierto que, en este sentido, mi obligación legal terminó el 7 de noviembre, pero si no me ocupara la acefalía sería absoluta. Todos sabemos que es una situación irregular.
–¿Mantuvo conversaciones con el designado Raúl Brambilla?
–He tenido varias charlas con él, y le hemos informado sobre el movimiento interno y externo del instituto. Sabe que aquí las decisiones no se toman de forma inconsulta y que esta demora nos perjudica a todos: a los que trabajamos para que esto funcione y a los grupos y salas a los que se subsidia. Nuestro gran temor es que la indiferencia de los funcionarios respecto de la labor que viene desarrollando el INT paralice la actividad. Estamos muy interesados en que se concrete el protocolo de asunción y Brambilla pueda acceder a su cargo con fuerzas renovadas.

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