Mar 25.05.2004

CULTURA

La memoria, el mejor antídoto para cualquier tipo de obediencia debida

El video que Página/12 ofrece a partir de mañana documenta la histórica recuperación de la ESMA para una sociedad que no olvida.

Por Román Lejtman

El 24 de marzo de 1976, las Fuerzas Armadas derrocaron al gobierno de Isabel Martínez de Perón. Y durante siete años impusieron un régimen de terror que provocó la desaparición de 30.000 personas. Cuando llegó la democracia, se investigaron las violaciones a los derechos humanos a través de la Conadep y se condenó a determinados miembros de las juntas militares que asolaron el país durante tanto tiempo.
Sin embargo, y a pesar de tantos esfuerzos por establecer la verdad histórica, ciertos íconos del denominado Proceso de Reorganización Nacional quedaron intactos, impasibles, impunes. El documental ESMA, Museo de la Memoria describe con imágenes exclusivas y testimonios inéditos cómo se terminó con esos íconos a través de una jornada histórica que se inició en el Colegio Militar, continuó en la Escuela de Mecánica de la Armada y concluyó en la Plaza de Mayo.
Este video rescata las únicas imágenes que muestran juntos a los dictadores Jorge Rafael Videla y Reynaldo Bignone, en una ceremonia oficial en el Colegio Militar de la Nación, cuando juraba una nueva promoción de subtenientes del Ejército nacional. Videla y Bignone están serios, marciales, cumpliendo un rito que se repite año tras año. Ellos pasaron a retiro pensando que el Colegio Militar iba a preservar para siempre su memoria, porque sus retratos estaban colgados en el Salón de Honor.
Se equivocaron. El 24 de marzo de 2004, Videla y Bignone resignaron su lugar y ahora juntan polvo en una dependencia castrense. El documental recuerda este momento histórico, pero también registra un discurso presidencial que hace énfasis en una frase que sólo se había escuchado durante el juicio a los ex comandantes: “Nunca Más”, dijo Néstor Kirchner, frente a la plana mayor del Ejército, en un escenario que siempre se caracterizó por el orden cerrado y la obediencia debida.
Durante esta rígida ceremonia Kirchner estuvo acompañado por el gabinete, y cuando terminó su discurso, los aplausos únicamente fueron civiles. El documental exhibe en primer plano al ministro de Defensa José Pampuro, que empieza a aplaudir ante el deliberado silencio de la cúpula militar. Ningún general aplaudió, como ningún general aceptó descolgar los cuadros de Videla y Bignone.
Horas más tarde, a pocos kilómetros del Colegio Militar, una multitud llegaba a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). El gobierno nacional había acordado transformar la ESMA en un Museo de la Memoria, y estaba cumpliendo con su palabra.
Desde 1926, la Armada había establecido su escuela de mecánica en el predio cedido por la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Desde esa fecha, miles de adolescentes aprendieron los rudimentos básicos de la navegación, la gimnasia deportiva y los oficios terrestres. El documental presentado por Página/12 muestra esa historia, a través de fotografías inéditas que pertenecen al Departamento de Estudios Históricos Navales.
Pero ESMA, Museo de la Memoria también recuerda a Emilio Eduardo Massera, el dictador que usó la Escuela de Mecánica como campo de concentración, gabinete político y depósito de los bienes robados a los miles de detenidos-desaparecidos que cayeron en sus manos. Este documental, a través del archivo histórico de la productora Compañía de Ramos Generales, muestra además a Massera –en el playón de la ESMA– reivindicando la represión ilegal y justificando el denominado Operativo Independencia. Las imágenes exhiben a un dictador seguro de sí mismo, a la espera de un tiempo político que la propia realidad se encargó de postergar para siempre.
Casi tres décadas después, en ese lugar donde Massera aparecía exultante, miles de personas recordaron a sus muertos, se emocionaron con los discursos de dos adolescentes sobrevivientes de la ESMA y escucharon a León Gieco y Víctor Heredia cantar una de las canciones que mejor resume la tragedia moderna de la Argentina: La memoria.
En la ESMA murió mucha gente y fue el único campo de concentración que permaneció abierto desde 1976 hasta 1983. Precisamente allí, se pudo escuchar a Gieco y Heredia recordar a los militantes que habían sido asesinados por los grupos de tareas que comandaba Massera. Horas más tarde, la emoción se concentró en la Plaza de Mayo. Y el documental presentado por este diario también registra este momento histórico: el 24 de marzo de 1976, las Fuerzas Armadas derrocaban a un gobierno constitucional e imponían un régimen basado en el terrorismo de Estado. 28 años después, las calles de Buenos Aires eran nuevamente ocupadas por ciudadanos libres que aún recuerdan.
El documental ESMA, Museo de la Memoria fue realizado para cumplir con ese propósito. Para evitar que la historia se olvide, y se repita.

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