Por K. M.

“Una apertura hacia expresiones más underground.” Ese será el perfil que Clotilde Acosta, la futura directora del Fondo Nacional de las Artes, más conocida por su nombre artístico, Nacha Guevara, promete dar a su gestión. La actriz y cantante de cara y cuerpo eternamente jóvenes aseguró ayer que piensa poner el foco en “nuevas voces y mensajes en la cultura” y que “el propósito del Gobierno es darle al Fondo un vuelco hacia proyectos innovadores, lo cual hace todavía más interesante mi tarea”.
Guevara se manifestó muy sorprendida por su designación, a pesar de que la oferta estaba en pie desde hacía dos meses, y contó que fue un nombramiento consensuado por el presidente Néstor Kirchner, su esposa Cristina Fernández y el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. Su designación fue anunciada el pasado lunes a la noche, junto a la del empresario y economista Javier González Fraga como presidente del Fondo (con una función sujeta a lo económico-administrativo) y a la del librero Elvio Vitali y el sociólogo Horacio González como director y vicedirector, respectivamente, de la Biblioteca Nacional.
“El estatuto del Fondo establece que la persona que lo preside debe tener experiencia financiera –algo que yo no tengo–, por eso la designación de Javier (González Fraga) como presidente me tranquiliza mucho. Lo conozco hace años, le tengo mucha confianza y creo que vamos a formar un buen equipo”, explicó ayer la futura funcionaria en declaraciones a la agencia Télam. “El dinero del Fondo es para todos. Va a estar abierto para gente con propuestas, con cabezas diferentes. Nada discriminatorio, ni por ideología, disciplinas o edades.”
“Estoy un poco asustada, pero me gusta tener la posibilidad de ayudar a otros, a través de una institución que fue creada para que los artistas cumplan sus sueños”, aseguró la intérprete de No llores por mí, Argentina. Según Guevara, su gestión pondrá el acento en “abrir puertas hacia otras expresiones, crear los que serán los nuevos artistas desde ese mundo underground que queda marginado del circuito oficial”. “Los artistas no tienen una mentalidad burocrática, y lo digo por experiencia propia. Hay que allanarles el camino para que se dediquen a la creación”, apuntó. “Y hay una franja de la vida cultural que no se acercó nunca al Fondo, en la que me incluyo. Siempre tuve la impresión de que mis proyectos no cabían allí, que era una institución para propuestas no tan transgresoras o innovadoras.”
La actriz y cantante siempre se caracterizó por exponer la relación entre su cuerpo y su edad en reportajes y hasta en un libro, 60 años no es nada. También en el programa televisivo que tuvo en ATC durante el menemismo, Me gusta ser mujer, donde recomendaba mirarse al espejo y escribir sentencias de autoafirmación (“yo me amo, soy un ser maravilloso”). Su historia personal fue cambiando al ritmo de los tiempos: En los ’60 caminó, junto a muchos otros jóvenes ávidos de experimentación, el mítico Instituto Di Tella (por esos cruces de la política y los mecenas argentinos el mayor promotor del Instituto fue el hermano del actual secretario de Cultura y ex ministro de Relaciones Exteriores, Guido Di Tella). En los ’70 abrazó la canción urgente con los versos de Mario Benedetti. En los ’80 siguió la senda del Maharishi Mahesh Yogui y Deepak Chopra y en los ’90 el camino del autoconocimiento. En 2004 devino funcionaria, en un cargo desde el que decidirá el perfil de los artistas que serán subvencionados con un fondo especial del erario. Resta saber cuál de todas sus etapas pesará más al momento de las decisiones.