Mar 31.08.2004

CULTURA

La fotografía en TV, un recurso que se extiende

Desde los primeros almanaques de Gaby Herbstein o el programa en cable de Cecilia Amenábar, la imagen fija en pantalla fue adoptando diferentes formatos que produjeron más de un éxito.

Por J. G.

La fotografía se propaga en la TV como un verdadero regreso a lo básico: una imagen detenida hecha para el deleite estético, el morbo o la calentura, un plano que revela la trastienda de la toma. Gabriel Rocca y Andy Cherniavsky abrieron el juego (con Fantasías, en 2002) a una tendencia que se multiplica: un canal completo, Fashion TV, sostiene su programación en la exhibición fotográfica. Y hasta el canal Ciudad Abierta (del gobierno porteño) acaba de lanzar Flash, un catálogo de fotos enviadas por el público y comentadas por locutores en off. Los canales jóvenes (Much Music y MTV) hacen lo propio: dedican amplios segmentos a exhibir fotos de gente común.
Para una breve historia de la fotografía en la tele, habrá que contemplar las extrañas experiencias de Calendario televisado que propone Gaby Herbstein a fines de cada año. Su almanaque trabaja con caras y cuerpos conocidos (Julio Bocca, Charly García, Cecilia Roth, entre otros), pero agrega un toque de coyuntura. Para el de 2003, los vistió con residuos, en una particular toma de partido sobre la necesidad de dignificar al cartonero. “Cualquier cosa puede ser glamorosa, incluso la más horrible”, declaró. “Era la primera vez que hablaba tan directamente sobre la crisis socioeconómica, pero en un momento tan duro quería que mi trabajo sirviera para algo, que no quedara en la mera satisfacción propia.”
En el cable, la fotógrafa Cecilia Amenábar fue una pionera en la difusión de la labor de fotógrafos con su ciclo Ene milímetros, que se emitió por Canal (á). Cecilia –también DJ– visitó estudios y ateliers, revisó catálogos y muestras y no le temió a los tiempos demorados de un plano estático para apreciar los detalles de una foto. Luego, Fashion TV fue, desde su irrupción, el encumbramiento del retrato como motor de una programación. En el experimento Uomo, a cargo de Machado-Cicala, se muestra el back stage de la sesión y la foto terminada. En Uomo o en Un día con..., los fotógrafos dejan caer el velo que separa lo mostrado del off, y lo que se vuelve visible es la acción mecánica de lo cotidiano: una carcajada en una pausa del trabajo, una manifestación de cansancio, un retoque frente al espejo. “A la gente le gusta porque ilumina un costado que estaba oculto, y porque cada vez hay más ánimo de espiar al famoso, cantante, actor o modelo: el público es cholulo y hay que aprovecharlo. No creo que Uomo apunte al onanismo, si querés podés ratonearte con Las Nereidas y no por eso la obra fue pensada para tal fin”, dice Cicala.
Navegando con Fede fue la primera apuesta de Much Music al retrato fotográfico de tipo erótico, al extremo de convertirse en el primer programa sin cámara de la TV argentina. La imagen fija pasaba directo del monitor al aire, sin intermediación, seleccionada de la oferta en Internet por los conductores Iván Romanelli y Federico Mércuri. Gastón Duprat, su realizador junto con Mariano Cohn, lo reformuló, en 2004, para dar cuerpo a Flash, que se propone como una variante de programa de servicio. “Las fotos se exhiben en un tiempo excedido a lo normal: primero parece que algo funciona mal, después da más libertad al tipo que está mirando. Navegando con Fede brindaba acceso a fotos eróticas de Internet a un 99 por ciento de los pibes que no la tenían. El programa gustó, fue el ciclo de más rating de Much Music y dio la pauta de que se abrían enormes posibilidades para este género”, explica Duprat.
“Cuando veo las fotos que manda la gente –dice Federico Novik, comentador en off de Flash– aparece una explosión doméstica. Uno se pregunta qué quisieron mostrar, si las sacaron para enviarlas y cuál es el límite entre lo privado y lo público. ¿Su relevancia? Da lugar a fotógrafos aficionados, inaugura un registro radial para comentarlas y hace ingresar a lo estático en un campo acostumbrado al movimiento y a los clips de diezsegundos. Trae el interés de la reflexión, la contemplación y la armonía. Podría tomarse como un antídoto contra la ansiedad, un bálsamo.”

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