CULTURA › DERRICK DE KERCKHOVE, ESPECIALISTA EN CULTURA, MEDIOS Y TECNOLOGIA
“La red no debe ser controlada”
El canadiense, considerado heredero del pensamiento de Marshall McLuhan, comparte el optimismo filosófico del autor de La Galaxia Gutenberg, pero advierte: “El problema hoy es cómo proteger la privacidad dentro de la sociedad electrónica”.
Por Silvina Friera
La arquitectura mental del heredero del pensamiento de Marshall McLuhan es tan expansiva como la de su maestro. Con él comparte un optimismo similar respecto del futuro de la humanidad: las nuevas técnicas, lejos de constituir una amenaza, permiten al hombre alcanzar un mayor grado de libertad. Especialista en cultura, medios y tecnología, el canadiense Derrick de Kerckhove dice que se dio cuenta de que en toda América latina hay un interés vivo por McLuhan. “Aunque al comienzo muchos investigadores universitarios, especialmente en Norteamérica, lo miraban como un estrafalario en vez del visionario que era y sigue siendo”. De Kerckhove, que estuvo en Buenos Aires para disertar sobre el rol de la tecnología en la globalización del planeta Tierra, asegura a Página/12 que “Internet es un nuevo paso en la evolución humana” y que la red puede jugar un papel similar al del alfabeto. “Las sociedades alfabetizadas mejoraron su percepción de sí mismas y desarrollaron su imaginación”, subraya.
Cuando el heredero de McLuhan habla, contagia la chispa de su entusiasmo y mezcla con gracia palabras de los diferentes idiomas que habla: inglés, francés, portugués, castellano e italiano. De Kerckhove dirige el programa McLuhan en Cultura y Tecnologías en la Universidad de Toronto. Este programa se propone extender las investigaciones iniciadas por Harold Innis, Erick Haverlock y McLuhan en la década del ’70. Autor de Inteligencias en conexión. Hacia una sociedad de la web y La piel de la cultura, De Kerckhove señala que la red electrónica de comunicaciones globales “se parece al sistema nervioso de nuestra estructura biológica”.
–¿Cuáles son los peligros que implica que no existan controles en la red?
–Es mejor que no haya control. Pero la web es una tecnología emergente, que surge de condiciones existentes y que se desarrolla poco a poco en torno de las dificultades. No creo que Internet deba ser controlada, pero el problema más complejo es cómo proteger la privacidad dentro de la sociedad electrónica. Internet y la web son hijos de la electricidad. Somos la segunda fase de la electricidad, la fase cognitiva, digital. Esta fase representa una amenaza a la identidad y a la privacidad del ser. Es un problema verdadero, pero la solución no pasa por el control sino que hay dejar que Internet encuentre aquellos mecanismos que le permitan resolver esta cuestión.
–McLuhan no llegó a ver el desarrollo de la digitalización ¿Cómo explicar, entonces, la vigencia del pensamiento de McLuhan?
–Ya en 1964, McLuhan escribió que la necesidad era la externalización del sistema nervioso central. Internet es la externalización de la confianza del sistema nervioso central. McLuhan ha previsto el resorte de Internet, aunque no haya sido testigo de su aparición. Pero el desarrollo de Internet ha cambiado tantas cosas no previstas por McLuhan que vale la pena continuar la exploración para entender estos avances. La conectividad como un modo de vivir no estaba prevista por él. Lo mismo sucede con el acceso mental inmediato, la conexión de la mente y el mundo. Porque él continúa pensando al modo televisivo del “broadcast”.
–¿Reflexionan en su cátedra sobre cómo revertir el atraso tecnológico en aquellos países que no tienen medios para vivir conectados?
–Por supuesto. En la cátedra reflexionamos a menudo sobre estos problemas, porque las personas que asisten provienen de Africa, de la India, de Brasil o de la Argentina, que son países que tienen dificultades diferentes a Canadá o a EE.UU. Nosotros tenemos experiencia útil para aportar a los países que carecen de recursos. Canadá está dos años adelantado tecnológicamente respecto de la Argentina, pero compartimos problemáticas similares: cómo se relaciona la población canadiense, de 30 millones de personas, con un territorio tan grande. Aplicamos mucho el elearning de educación a distancia por Internet, y programas que pueden ser aprovechables acá.
–¿Qué ocurre con el tema del lenguaje en la red? Una queja muy frecuente, al menos en el mundo hispanoparlante, es que la red está generando un propio lenguaje que desvirtúa a la lengua madre: cuando se chatea se usa íconos o símbolos, se abrevian palabras o no se respeta la ortografía.
–Los lenguajes se usan en Internet como en el mundo real. Hasta hace unos años el idioma dominante en la red era el inglés, porque la web fue creada desde ese lenguaje. El inglés llegó a ocupar el 97 por ciento, mientras que el resto del porcentaje correspondía a otros idiomas. Hace cinco años, era un 63 por ciento para el inglés y ahora es un 50 por ciento para los otros idiomas. En Africa, Internet se está utilizando para mantener registros de lenguas habladas por grupos étnicos muy pequeños, integrados por apenas 6000 personas. Es verdad que la escritura pierde y se transforma con la velocidad electrónica, pero no creo que esto transforme a los idiomas. Lo que se modifica es la ortografía.
–¿La red puede desarrollar un humanismo al estilo del siglo XVI?
–No, no me parece que sea posible. Porque el humanismo del siglo XXI está más orientado al universo de la conectividad, es un humanismo de asociación, más que el humanismo del individualismo, típico del Renacimiento. Hoy se habla de un período de pos-humanismo, lo que para mí sería un neo-romanticismo. El cyborg es una figura trágica del acuerdo tecnológico-biológico-orgánico. Para mí es un espectáculo divertido más que una orientación futura. Es una fantasía moderna de la globalización. El cyborg es una figura individualista heroica, pero no es representativa del ser actual. La figura representativa del ser actual es el blog, es realmente un modo de ser nuevo. El cyborg es una vieja concepción del Golem, del robot adaptado al cuerpo humano.
–El hacker como personaje emergente de la web, al tiempo que la ama está permanentemente boicoteándola ¿Qué representa para usted esta figura?
–El hacker es un desafío del sistema: ama al sistema, pero lo odia, ayuda al sistema, pero lo quiere destruir. El hacker es un accidente de la web. Y los virus son un modo de desarrollo de la red: yo invento un virus para vender la solución, provoco el problema para después resolverlo. Construir virus, sin duda, ayuda a desarrollar al sistema. Yo odio al virus porque soy su víctima (risas). El cáncer electrónico nos come a todos, pero es demasiado tarde para decir no, porque por más que protestemos por las consecuencias que nos pueda ocasionar un virus, no podemos vivir sin Internet.
–¿Cómo fue el pasaje del mundo de la literatura, como graduado en Letras, a la especialización en nuevas tecnologías?
–La literatura me aburría mucho, aunque para mí haya significado una forma de ampliar la mirada. Cuando hablé con mi mujer sobre qué hacer en la universidad, ella me dijo que había grandes profesores, entre ellos McLuhan, un pensador que aportó un poco de aire fresco en mi vida académica.