CULTURA
› OPINION
Entrar por la ventana
Por Oscar Steimberg *
Públicamente hubo, al menos, tres Masotta: el ensayista sartreano que enseñaba filosofía y se atrevía a llamarse filósofo; el que después, desde un singularizado estructuralismo, trabajó sobre el Pop, los happenings y el “arte de medios”, y especialmente sobre los imagineros argentinos y la historieta, cuando se pensaba que esos artistas copiaban modas exteriores y que la historieta se acercaba a la muerte; y el principal (y más combatido) introductor del psicoanálisis lacaniano en la Argentina (y en España).
Y en cada etapa Masotta despertó devociones en sus aliados de aventura y repudios en casi todos los otros. Estaba ese hábito de entrar, siempre, por la ventana: nunca tenía las legitimaciones reclamadas en cada lugar institucional (la revista de la Universidad, un naciente departamento de semiología en Arquitectura, la edición de una revista de historietas, el sector de arte del Di Tella, los espacios del debate y la práctica del psicoanálisis). Era incómodamente productivo, y hoy no se puede prescindir de la referencia a su palabra o su escritura para hablar de esos momentos de la cultura de los que fue agónico protagonista.
De su etapa existencialista mantuvo siempre el concepto sartreano de mala fe, que lo enfrentó a distintas obediencias de época. Y de diferentes momentos polémicos la valoración del rigor analítico y de la posibilidad de distanciarse de la propia repetición, como intelectual y como maestro. Fue lo que menos le perdonaron.
* Semiólogo. Ayer se cumplieron 25 años de la muerte de Oscar Masotta.