Pérez Celis marca registrada. Artista controvertido, con amplia trayectoria en obra y crítica, pintor, escultor y muralista, artista popular y/o personaje mediático, todos reconocen su nombre y su imagen. Famoso por pintar la lancha de Scioli, el mural de la cancha de Boca Juniors a pedido de Macri, la Universidad de Morón, Ezeiza, ahora presenta en el espacio AMIA una muestra compuesta por 16 retratos de personajes que, a modo de homenaje, plasmó en las telas. Borges, Cortázar, Mozart, Freud, entre otros. ¿Con qué personaje de éstos se siente más identificado? “Con Borges”, responde casi sin pensar.
–A la hora de hablar de libertad del artista y autonomía del arte, ¿en qué lugar ubica la obra por encargo?
–La autonomía no termina. Es cierto que hay obras que sólo pueden lograrse si te las piden, a menos que seas dueño de una multinacional, que no es mi caso. Pero, por ejemplo, los murales, donde se debe intervenir un edificio, una estructura urbanística y arquitectónica, a menos que te lo pidan no lo podés hacer. Es interesante el tema de los murales, porque de acuerdo a dónde esté instalado son los materiales que tenés que utilizar. No es lo mismo que el mural esté dentro de un edificio o afuera, porque los materiales deben ser más resistentes o no. El mural depende de su soporte y su contexto, de las condiciones arquitectónicas del edificio donde se lo ubique. Y eso lo podés hacer sólo si te lo encargan.
–En el caso de las pinturas, ¿nunca le pidieron que hiciera un cuadro decorativo para determinado ambiente de una casa?
–No, el que me pide que le pinte un cuadro sabe quién soy y conoce mi obra; por ejemplo, nunca me pediría una naturaleza muerta. Cuando me piden un cuadro nunca cobro por adelantado, para mí es una obra que tuvo un incentivo, que es el pedido, pero si la obra no gusta, me la quedo yo.
–¿Qué hubiera hecho si le pedían un mural para la cancha de River?
–Bueno, me lo han pedido, y ya ve (se ríe).
–¿Cómo relaciona la evolución de las técnicas con su producción artística?
–El arte no es ni una técnica ni una tecnología, pero ambas se pueden utilizar si quien lo hace es lo suficientemente sensible. Una persona que pinta puede también usar arte digital. Mientras haya una persona con un lápiz, existe el arte. Porque todo es nuevo, cada mirada, cada trazo, cada interpretación. Vos no vas a mirar la misma obra como la miro yo: hay una interpretación por cada mirada y hay una obra por cada mirada.
–Con respecto al tema de las interpretaciones, ¿cómo se relaciona con el componente textual, sea éste el texto –como en las obras dedicadas a la obra de Whitman– o el paratexto –los títulos–?
–A mí no me gusta usar palabras “búsqueda”, “idea” ni “concepto”. Eso está bien para la publicidad, pero prefiero hablar de motivación o de crear. Los otros términos refieren a algo pasado, y yo prefiero la entrega, la espontaneidad ante la obra en blanco. Después pongo títulos, pero son muy generales. Pueden guiar, pero no coartar la lectura de la obra.