Lun 20.01.2003

CULTURA • SUBNOTA

Palabras de un contador de historias

- “Creo que somos aristócratas del espíritu en obligado traje de mendigos. La Argentina me recuerda esas películas de Chaplin donde un pordiosero se saca los guantes con gesto aristocrático.”
- “Lo que siempre hubiera deseado ser, y no fui, es un gran poeta. Es mi gran fracaso. Aunque para equilibrar, la mirada poética está en otro lado. Busco la exaltación lírica, el estado de canto, la inspiración, trato de inducir el placer. Y si voy a hacer un mandado por la calle imagino un cuento, aunque luego no lo escriba. He sido letrista de tango, bailarín, pero sólo soy un escritor que baila tango. A través de la literatura uno llega a hacer todo lo que quiso y nunca pudo.”
- “En la propia escuela solía aprender a golpes de regla. Es que era muy rebelde y peleador: desafiaba a pelear hasta a los maestros. Fui el típico niño-problema de Piaget.”
- “Mi mayor virtud literaria es poder llevar al papel la oralidad y lo coloquial poder decirlo de diferentes maneras. Y más aún, crear este ardid: lo que no es coloquial transformarlo en coloquial. Y en los momentos en que llevo un pensamiento abstracto como el ser, la nada o la muerte, a un lenguaje sencillo, siento una exaltación, una especie de orgasmo.”
- “Soy un escritor realista heterodoxo. Yo me doy cuenta que a veces empiezo a escribir como un buen escritor realista de los años veinte, y después me voy por cualquier lado, se me pianta la fantasía. Prefiero considerarme un contador de historias.”
- “El éxito es un impostor, y el fracaso también. Un escritor escribe lo que quiere, y tiene cuentas pendientes con él mismo, con su historia, con su vida, con su país. La literatura debe hacerse cargo de la vida, por más que la historia, como decía Marx, a veces avance por el lado malo.”
- “No tengo agente literario. Negocio mis libros como un jugador de truco.”
- “La globalización trae un carácter reductor de las nacionalidades. Ya los comunistas de antes, como mi papá, se proclamaban ciudadanos del mundo. Y él me enseñaba que soy hermano de los etíopes y de los republicanos españoles. ¿Por qué tengo que ser hermano de los que pierden siempre? Creo que hoy la idea de lo nacional se parcializa y se reduce a los elementos negativos que tiene el nacionalismo, que es el chauvinismo, la desconfianza del otro, al encerrarse.”

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