Sáb 30.04.2005

CULTURA • SUBNOTA  › “DE LAS TORTUGAS A LAS ESTRELLAS”, DE L. MOLEDO

Ciencia, pero con buen humor

Por K. M.

El libro De las tortugas a las estrellas, del escritor y periodista Leonardo Moledo, lleva por subtítulo Una introducción a la ciencia. Sin embargo, no se asemeja a ninguna introducción a la ciencia a la que estemos acostumbrados.
Aquí, Moledo introduce a Pink Floyd para hablar de epistemología, o a Jorge Luis Borges o a Joan Manuel Serrat. Y también, en buena medida, al humor. El libro, publicado originalmente once años atrás como una recolección de artículos, fue reeditado en una edición actualizada.
El jueves pasado se presentó en la Feria del Libro, en una mesa en la que estuvieron Moledo (director del suplemento Futuro de este diario y del Planetario de la Ciudad), León Ferrari, Adrián Paenza, el secretario de Cultura de la Ciudad, Gustavo López, y el presidente de la Agencia Nacional de Innovación Científica y Tecnológica, Lino Barañao.
Para entender de qué va el libro de Moledo basta remitirse al prólogo: “Muchas personas, cuando oyen hablar de ciencia, sienten recelo: la respetan, pero no se acercan, piensan que es muy difícil o que no tienen nada que ver con ella, o que está reservada sólo para espíritus privilegiados (...) Pero no es así. No existen esas divisiones tajantes entre arte y ciencia, entre expresión y razón, que establecen a menudo los burócratas”, advierte allí el autor.
“La ciencia es una aventura, ya que nunca se sabe qué va a pasar, qué deparará la próxima estrella; la ciencia se alimenta no de la certeza sino de la compulsión y la duda. Y la duda es riesgo y riqueza: nos lleva a pensar las cosas, aun las que parecen más seguras, desde un lugar que no es el conocido, común y confortable, y a afrontar el peligro de la incoherencia, del error y del ridículo.”
Durante la presentación, León Ferrari introdujo en la cuestión de la ciencia a la mismísima Eva, aquella expulsada del Paraíso: “Eva tomó la iniciativa, enfrentó a Dios y, a mi criterio, fundó el conocimiento. Por eso debería ser la madrina de la ciencia, y hay una relación muy clara entre la manzana de Eva y la de Newton”, consideró el artista plástico.
A su turno, Barañao destacó el valor de la divulgación científica en la sociedad de la información: “Moledo cumple la importante tarea de presentar a la ciencia desde otra perspectiva, desmitificándola. Sin solemnidad y, al mismo, tiempo, sin perder rigurosidad. Como todo divulgador científico, es una suerte de traductor que necesitamos para asimilar el conocimiento adquirido”.
“Cuando Moledo me invitó a participar de esta mesa, me pregunté qué tendría que ver con el tema. El y yo tenemos algunas cosas en común: el mismo colegio (Nacional Buenos Aires), la pasión por el periodismo y el mismo empleador”, comenzó López con sinceridad. “Pero al leer el libro entendí cuán cerca puedo estar yo o cualquiera de una introducción a la ciencia. La tarea del libro es fundamental para aquellos que creemos que no tenemos puntos de contacto con la ciencia, o que imaginamos que ciencia y sensibilidad no pueden ir de la mano. Para hablar de las incógnitas de la Luna, Leonardo comienza con el Romancero gitano de García Lorca y termina con un tango.”

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