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El Papa no quiere saber nada
No todos están felices con la llegada de Harry: en estos días, el sitio web LifeSiteNews difundió las cartas que envió en 2003 el entonces cardenal Joseph Ratzinger a la escritora alemana Gabriele Kuby. “Es bueno que usted ilumine a la gente sobre Harry Potter, porque se trata de sutiles seducciones que actúan sin ser notadas y que, de este modo, distorsionan profundamente el cristianismo en su espíritu, antes de que pueda crecer correctamente”, escribió el ahora Papa a Kuby. La escritora le había enviado una copia de su libro Harry Potter - gut oder bose (“Harry Potter, bueno o malo”), en el que criticaba al mago porque, a su juicio, corrompía el corazón de los jóvenes, impidiendo que desarrollasen un sentido “justamente ordenado de lo bueno y de lo malo”. “El jefe de la Iglesia Católica es un implacable adversario de Harry, mucho más que el pérfido Voldemort que insidia habitualmente al mago”, publicó ayer el diario romano La Repubblica. “El pontífice no quiere saber nada de cálices de fuego, escuelas donde se enseñan brujerías, olimpíadas de magia, alumnos que deambulan sobre escobas y búhos que entregan cartas”.
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