Un día como el de ayer, 14 de abril, pero treinta años atrás, en 1978, dos meses antes del comienzo de la Copa del Mundo, murió Dante Panzeri, el ineludible referente de gran parte de una generación de periodistas, entre quienes se honra en contarse quien esto escribe.

Es que si por allá por las décadas del ’40 y del ’50 uno de los acontecimientos de cada viernes era la inminencia del fin de semana y la salida de El Gráfico, cuando Dante Panzeri se convirtió no solamente en el cronista de natación y ciclismo, sino tambien en quien, desde el fútbol y desde la vida, obligaba a sus lectores a pensar, el acontecimiento era además casi una fiesta para los sentidos.

La cuestión no era entonces sólo repasar las fotografías, sus epígrafes, algún título o las anécdotas que Borocotó contaba en sus “Apiladas”, sino meterse de lleno en lo que el Dante nos contaba, siguiendo la línea que en la misma revista nos regalaron los entrañables Alberto Salotto y Félix Daniel Frascara.

Con Panzeri empezamos a leer El Gráfico, no solamente a mirarlo.