Hay comparaciones antipáticas y puede que ésta lo sea. La Copa Libertadores y la Champions League equivalen al telúrico torneo amateur de una liga criolla y la Primera División de AFA. Lo que reciben de este lado del Atlántico los clubes es muy inferior a lo que perciben en Europa. Se trata de diferencias tan notables que una frase de Eduardo Deluca, el secretario general de la Confederación Sudamericana, las sintetiza bien: “La Champions paga más que la FIFA cuando organiza los mundiales”. Ahora que arrancan los octavos de final, el paralelo permite saber de qué se habla cuando se habla del reparto de la torta.

Si nos sumergimos en el juego de las siete diferencias, vamos a descubrir una por una. La primera surge de lo que quedó atrás. Por ejemplo, en la fase de grupos de la Libertadores, un club percibió 110 mil dólares por cada juego como local y ni un centavo en condición de visitante. Unos 330 mil en total. Muy poco al lado de los 400 mil euros por encuentro o los 2,4 millones de la Champions 2006-2007 que cobraron todos sus participantes en la primera fase y por cada uno de los partidos (incluidos los jugados fuera de casa).

Claro que, si a los 330 mil dólares se los compara con el dinero que los clubes reciben por jugar los torneos Apertura y Clausura de cada temporada (ver recuadro), la realidad señala otra cosa. Los cinco equipos que jugarán a partir de esta semana los octavos de final (Boca, River, San Lorenzo, Estudiantes y Lanús), recaudarán 140 mil dólares, poco menos de un 10 por ciento de aumento respecto de la primera fase.

Por llegar a los cuartos de final de la Libertadores se pagarán 180 mil dólares por el partido televisado como local. En la semifinal, el valor ascenderá a 250 mil. Y en la final, el subcampeón cobrará 200 mil y el campeón 600 mil. El dinero proviene de los derechos televisivos que paga la cadena estadounidense Fox y, a medida que se avanza en la Copa, hay una escala que sus dirigentes ya conocen de antemano. Según Deluca, el ganador del torneo recibirá más plata por el premio que paga el sponsor del torneo (este año es el Banco Santander, el anterior era la automotriz Toyota). En 2007, la suma rondaba el millón de dólares.

Los dirigentes son renuentes a dar precisiones sobre esta escala de premios porque –aducen– si no los jugadores se enteran y les reclaman más dinero a sus clubes. Con frecuencia, lo recaudado se reparte por la mitad con los planteles. El del Colo Colo chileno entró en conflicto con sus directivos en plena competencia y por un problema parecido. Eso provocó la salida de su técnico, Claudio Borghi, ahora en Independiente.

Aquella distribución que tiene la Libertadores queda muy lejos de lo que percibieron en Europa los equipos que jugaron la Champions en la temporada anterior. Por pasar a octavos de final, cada uno embolsó 2.200.000 euros, por acceder a cuartos de final 2.500.000 y 3 millones por estar entre los cuatro mejores. Los dos finalistas, Milan (el campeón) y Liverpool, cobraron 7 y 4 millones, respectivamente. Pero eso no es todo.

En el torneo más importante del mundo a nivel de clubes, se cobra un plus adicional por partido empatado o ganado. Así ocurrió en la temporada 2006-2007 en que a un empate le correspondió 300 mil euros y a una victoria 600 mil. Y los importes ascienden todos los años, e incluso la Champions paga por el valor de mercado que tiene cada club. Cuando fue campeón, el Milan recibió la cantidad más alta de la temporada, unos 39 millones de euros, seguido por el Chelsea (34 millones) y el Liverpool (32 millones). En síntesis, una parte del dinero se reparte de manera fija (por triunfo, empate o por pasar de ronda) y la otra, variable, la determina la cotización de cada institución, en base a la posición que ocupó en el torneo local y a la cantidad de partidos de la Champions que disputó. Algo así como que a Boca o Cruzeiro les paguen también por su rendimiento global en la Argentina y Brasil durante la temporada.

En Sudamérica, más México (la Copa tiene esta particularidad, que sólo incluye a los equipos mexicanos por lo que representa su mercado), cuando un plantel viaja a otro país debe correr con los gastos de pasajes y estadía. Aunque por los traslados a México, los equipos argentinos reciben una compensación. El negocio más grande para los hijos futbolísticos de este continente es salir campeón de la Libertadores y jugar el Mundial de Clubes en Japón, como le ocurrió a Boca (en 2007 el torneo repartió 16 millones de dólares en premios). Recién ahí, las cifras adquieren otro color para clubes que están acostumbrados a vivir al día.