Si hay un ámbito donde no avanzará la despenalización del consumo de drogas planteada hace tres meses por el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, ése es el fútbol. Así se lo hizo saber el comité ejecutivo de la AFA a la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados en mayo pasado, y así lo ratificó nuevamente ayer José Luis Meiszner, el secretario ejecutivo de la Asociación. La idea del funcionario que respaldan otros sectores del gobierno nacional y una cantidad importante de jueces federales que entienden en causas sobre estupefacientes, también fue cuestionada por un especialista, el médico Carlos D’Angelo, miembro del Consejo Científico Asesor del Sedronar.

“Los reglamentos de doping a nivel universal están por encima de la ley nacional y son dos cosas absolutamente distintas. No se pueden modificar disposiciones de fondo sobre consumo de drogas a nivel mundial; sería un aquelarre. La sanción al deportista se agota en su carácter de deportista, no de ciudadano”, dijo Meiszner, el dirigente más importante de la AFA después de Julio Grondona. Por su parte, D’Angelo sostuvo: “Si el fútbol pretendiera despenalizar el consumo de drogas sociales sería imposible. Porque, al igual que la FIFA, debe ceñirse a la lista de sustancias prohibidas que tiene valor legal en el mundo por la Convención Internacional Antidopaje de la Unesco, aprobada en París en octubre de 2005”.

Aunque parece tan improbable como lejano un cambio que introduzca medidas más flexibles al consumo en el deporte, el debate lo produjo Fernández cuando llevó su iniciativa de despenalización a la 51ª Sesión Extraordinaria sobre Consumo de Drogas y Narcotráfico organizada por la ONU en Viena. Asimismo, tres proyectos con una posición semejante a la del ministro fueron presentados en el Congreso. Mientras tanto, continúa vigente la ley 23.737/89 sobre Drogas que castiga la tenencia para el consumo personal, aunque de hecho, en la mayoría de los casos, los juicios terminan con un sobreseimiento.

La AFA tiene hoy dos expedientes abiertos sobre doping que involucran a un par de futbolistas del Ascenso: Walter Mendoza, de Almirante Brown –la prueba y contraprueba que le hicieron arrojaron resultado positivo–, y Damián López, de Sacachispas, quien fue suspendido provisionalmente hace un par de semanas. Ahora esperan los fallos del Tribunal de Disciplina y la AFA, una vez que se pronuncie la Justicia deportiva, está obligada a informar a la Justicia ordinaria sobre ambos casos. Todo indica que la primera los castigaría y la segunda no.

“En el fútbol no se lo juzga al deportista como consumidor, sino la incidencia que puede tener el consumo en el momento de la competencia”, explicó Meiszner. Asimismo, D’Angelo, quien tiene un trabajo publicado que se llama “Reflexiones sobre la despenalización de las drogas sociales en el deporte”, dijo que, “en un mundo tan interrelacionado, las normas aceptadas internacionalmente no pueden ser violadas unilateralmente sin pagar el alto costo político del aislamiento. Sería necesario plantear el debate en los organismos que rigen la actividad para tratar de modificar las normas”.

Una de las razones en que se basa la propuesta de Fernández, también resistida por el Sedronar, es económica. El trámite de una causa por drogas en la Justicia Federal suele costar unos 5000 dólares y cada magistrado de ese fuero, mientras está de turno, atiende la situación de entre 700 y 800 detenidos por consumo que, en la mayoría de los casos, terminan sobreseídos.