Independiente no ceja. La de anoche fue su primera salida al interior desde que es puntero, y aunque no han vuelto a repetirse las goleadas, las victorias, en cambio, siguen sumándose. Le tocó a Talleres, en Córdoba, sufrir una derrota contundente, y ahora le toca a los perseguidores del líder, River y Boca, ganar esta tarde para mantenerse atentos, aunque cada vez falta menos camino: al equipo de Gallego le quedan sólo siete partidos...
En algunos casos, esperan doble tarea. A los jugadores de River, por ejemplo, que tendrán que vencer a Unión y luego volver a intentar despertar polémica en torno al puntero, como lo había hecho Angel Comizzo la semana pasada. Es que anoche también hubo una jugada para la discusión.
Independiente se insinuaba mejor que el cuadro local, gracias a la presión de sus volantes sobre la salida de los defensores cordobeses, cuando Bressán perdió una pelota más allá de la medialuna e Insúa la capturó; en ese momento, Montenegro corría hacia Islas a espaldas de Galarza y Smigiel. Insúa habilitó a Guiñazú a la izquierda y el volante centreó bajo, de manera que la pelota superó la estirada de Islas y Montenegro, entrando por atrás, conectaba al gol. ¿La sensación? El autor del tanto estaba en posición adelantada ya en el momento en que se inicia la jugada, y tampoco estaba detrás de la línea de la pelota cuando Guiñazú lo asiste.
Se verá qué dicen los otros planteles. De todas maneras, el gol no fue determinante, porque cuatro minutos más tarde Talleres llegó a la igualdad con un tiro libre de La Paglia muy bien ejecutado que entró por la barrera y que contó con cierta complicidad del arquero Leo Díaz.
A mano, como fuera, Independiente siempre fue más equipo que el local, se puso otra vez en ventaja y luego manejó a voluntad el primer tiempo, con presión, control de la pelota y mucho toque lateral. El desnivel llegó con un centro de Domínguez que Silvera, con indudable olfato y perfectamente habilitado, conectó tirándose en palomita, sin que Islas, clavado en la raya, pudiera evitar la conquista.
Si quedaban dudas, fueron disipadas completamente en la segunda parte. Talleres fue demasiado tibio e Independiente ahorró esfuerzos, para liquidar el partido cuando lo quiso. Lo hizo con otra palomita, en este caso del reaparecido Christian Gómez, y con una media vuelta espectacular de Silvera. Ráfagas de fútbol en la calurosa noche cordobesa le bastaron para justificar la victoria y ponerla más allá de cualquier polémica.