La madrugada del sábado le trajo buenas noticias al boxeo argentino. En el Cedem Nº 2 de Caseros, el invicto chaqueño Cesar René Cuenca (63,150 kg) derrotó por puntos en fallo unánime al portorriqueño Alex de Jesús (63,250 kg) y adquirió el derecho de enfrentarse por el campeonato del mundo de los welter juniors al ganador de la unificación que realizarán el próximo 4 de abril en Quebec, Canadá, entre Kendall Holt, el campeón de la Organización Mundial, y Timothy Bradley, el titular del Consejo. Cuenca llega por el lado de la OMB, por lo que su chance deberá consensuarse con las autoridades del CMB antes de que se concrete en los hechos.

En verdad, Cuenca no había ganado. Pero el localismo salpicó las tarjetas del uruguayo Hugo de León, el brasileño Almir Rego y el argentino Aldo Fernández, que le dieron cuatro, tres y cuatro puntos de ventaja, respectivamente. La tarjeta de Página/12 le reconoció a De Jesús un veredicto favorable de 117 a 113, a partir de su mejor arranque y final de pelea y de los golpes claros que aplicó. Cuenca le sintió las manos en los rounds 1º, 8º y 12º. En el primero y en el último, incluso, estuvo muy cerca de irse a la lona.

Más allá de que la ley del local y el visitante volvió a aplicarse, esta vez a favor del argentino, vale preguntarse a partir de ahora si Cuenca tiene posibilidades de ser campeón del mundo. Y aunque ninguna pelea se gana o se pierde en las vísperas, el pronóstico es desfavorable. Su boxeo, hábil, veloz y contraofensivo, no tiene proyección internacional. De sus 36 victorias en serie, sólo logró una antes del límite, y su carrera se ha construido siempre en la Argentina, generalmente bajo la protección de su manager, Osvaldo Rivero, y Hugo Curto, el intendente peronista del partido de Tres de Febrero.

El estilo fino, caminador y sin contundencia de Cuenca no enamora a nadie, más allá de las fronteras. Es factible que a la hora de pelear por el título, el chaqueño haga un buen papel porque sabe su oficio y tiene calidad. Pero será difícil que le den un combate ganado. Los jurados de los EE.UU. aprecian sólo a los que van al frente, tirando golpes porque sí, algo que Cuenca nunca les dará, sencillamente porque no lo siente.