Por F. M.

Después de lo ocurrido el domingo, en el que los resultados de la 17ª fecha del Apertura alimentaron nuevas especulaciones, el puntero Independiente y Boca, su único escolta, comenzarán hoy una intensa semana de trabajo con miras al clásico que ambos jugarán en Avellaneda y que será clave en la definición del torneo. Si bien Independiente lidera la tabla con 39 puntos, tres unidades más que su perseguidor, lo cierto es que, a diferencia de lo que sucedía hasta el domingo, antes de la derrota del equipo de Américo Gallego ante Banfield, Boca también depende ahora de sí mismo para alcanzar el título en la última fecha o para llegar a un encuentro extra, al final del certamen, en el que se definirá quién será el campeón.
“Matar o morir” es la consigna que enarbolan ahora los jugadores del puntero para el gran choque. Algo que hace tres semanas, incluso sólo hasta la última, parecía innecesario porque la diferencia de puntos era realmente significativa. Es real que el domingo Banfield ayudó a Boca a acortar la brecha que lo separaba de Independiente, pero lo cierto es que siguen siendo los de Avellaneda los que tienen la ventaja a su favor para cerrar con éxito este atractivo capítulo.
Si el equipo de Gallego le gana al de Tabárez estará todo resuelto; incluso los de Avellaneda pueden darse el lujo de empatar los últimos dos partidos que le restan, ante Boca y San Lorenzo, y festejar igual el título, una conquista a la que Boca ya renunciaría con tan sólo perder el clásico, ya que quedaría a seis puntos cuando restarían tres por jugarse.
Aunque el efecto sería prácticamente aniquilador, en las cuentas Independiente puede darse el lujo de perder con Boca e igualmente asegurarse el partido definitorio, siempre que ambos conjuntos ganen en sus respectivos encuentros de la última fecha, ante San Lorenzo, de visitante, y frente a Central, de local, respectivamente.
Pero el empate tampoco puede ser tan malo para Boca; si en la última fecha le gana a Central e Independiente pierde con San Lorenzo, habrá ganado el Apertura.
El arquero Leonardo Díaz, una de las figuras de Independiente, coincidió ayer con el capitán Gabriel Milito en que el encuentro frente a Boca “será una final”, a pesar de la diferencia de puntos. Y si bien Díaz afirmó que “en los últimos partidos no se está jugando tan bien como en las primeras fechas”, señaló luego que “el grupo está bien de ánimo, con las ganas de siempre y confiado en sus fuerzas”. Por su parte, Guillermo Barros Schelotto manifestó que Boca “le va a ganar a Independiente”, porque el equipo “está muy bien y en alza”, debido a la seguidilla de cinco victorias consecutivas.
También para los entrenadores ésta será una semana complicada. Gallego tendrá que esperar la evolución de Daniel Montenegro, quien frente a Banfield se resintió de un esguince de tobillo que había sufrido en el partido frente a Chicago y apostar a una mejoría física del lateral derecho Juan José Serrizuela, quien aún no parece estar ciento por ciento tras haberse lesionado frente a Estudiantes y resentido frente a Unión. Por ahora, la única certeza de Gallego es el seguro regreso del marcador central Hernán Franco, quien ya cumplió con una fecha de suspensión.
Oscar Tabárez tendrá que definir quién será el reemplazante de Hugo Ibarra, expulsado ante Talleres, y los cambios en el mediocampo con respecto a la victoria sobre Talleres, ya que Sebastián Battaglia estará habilitado para jugar, tras haber cumplido con una fecha de suspensión. El entrenador uruguayo esperará a mañana para esbozar una formación, aunque la variante más probable es mantener a Matías Donnet en el medio, esta vez jugando en lugar de Ibarra.