DEPORTES › ARDE LA PELEA POR LA ORGANIZACIóN DE LOS JUEGOS DE 2016
El presidente de Estados Unidos viajará a Dinamarca, a la elección que hará el COI para apoyar a Chicago en la lucha que mantiene con Río de Janeiro, Madrid y Tokio para ser la sede en 2016. También estarán el rey Juan Carlos, Lula y el primer ministro japonés.
› Por Lucía Leal
Desde Washington
La presencia del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la votación final del COI para los Juegos de 2016 devolvió el olimpismo a la primera línea del país, al otorgar a la candidatura de Chicago un aire de prioridad política. La Casa Blanca reveló ayer el plan de viaje de Obama a Copenhague en un movimiento inesperado que la prensa estadounidense no tardó en calificar de histórico, ya que ningún presidente del país había desempeñado un papel tan directo en las gestiones del Comité Olímpico Internacional (COI).
“El presidente Obama y la primera dama, Michelle Obama, darán discursos ante el COI en la sesión del viernes”, señala el comunicado de la mansión presidencial. “Ambos expondrán por qué Chicago es la mejor opción para recibir los Juegos de verano de 2016, y la disposición de Estados Unidos para unir al mundo en una celebración de los ideales del movimiento olímpico”, añade.
El cambio de planes de Obama, que había designado a su esposa Michelle como representante institucional de la ciudad que lo vio crecer como político, convierte la apuesta olímpica en una prioridad manifiesta para el presidente, en un momento clave para la batalla por el avance en el Congreso de su proyecto de reforma de salud.
Aunque Obama quiso justificar su ausencia en la capital danesa con la importancia de ese proyecto legislativo, el descontento de la ciudad que lo vio forjar su carrera como senador se tradujo desde entonces en una presión creciente de quienes ven en él una pieza clave para que el COI se decante por Chicago. Mientras algunos analistas apuntan a esas presiones como la razón más probable del giro en la agenda de Obama, otros ya anticipaban un cambio de opinión tras la reunión que el ex primer ministro británico, Tony Blair, mantuvo la pasada semana con Valerie Jarrett, asesora del presidente y miembro de la comitiva de Chicago 2016. Según los medios, Jarrett escuchó los consejos sobre el proceso de votación de Blair, que en 2005 protagonizó una agresiva campaña para que Londres obtuviera la sede de los Juegos Olímpicos de 2012.
Chicago, que compite por obtener la sede olímpica contra Tokio, Río de Janeiro y Madrid, confía en la influencia del carismático líder en la decisión final desde antes de su llegada a la Casa Blanca. De hecho, la comitiva olímpica estadounidense no oculta su esperanza de que la potente imagen de los Obama haga palidecer ante el tribunal a los representantes del resto de candidatas: el rey Juan Carlos de España, el presidente brasileño, Lula da Silva, y el primer ministro japonés, Yukio Hatayama. “No hay mayor expresión del apoyo al más alto nivel del que disfruta Chicago que tener al presidente Obama en Copenhague en el momento cumbre de nuestra candidatura”, señaló el presidente de la misma, Patrick Ryan.
La candidatura estadounidense no obtuvo el impulso que esperaba en el informe de evaluación que el COI difundió el 2 de septiembre, en el que Tokio logró la mejor puntuación y Chicago recibió reproches por no haber garantizado cómo cubriría un posible déficit económico. Aun así, el apoyo institucional sin precedentes que supone el viaje relámpago de Obama a Copenhague reforzó el optimismo de la comitiva de Chicago. Y mientras el resto de los candidatos deposita sus últimos ases sobre la mesa, la candidatura estadounidense sigue reservando para Copenhague la misma carta por la que apostó en enero: el “efecto Obama”.
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