Apenas diez minutos le alcanzaron para ser el hombre de la noche en su primera presencia mundialista. Sólo dos remates al arco le bastaron para conseguir su primer gol en una Copa del Mundo, el “más importante” de los casi 300 tantos de su larga trayectoria, según sus propias palabras. Pero Martín Palermo aseguró que entregaría todos los logros y los goles de su carrera por salir campeón del mundo con la Selección. “Cambio todos los goles por levantar la Copa el 11 de julio”, señaló el goleador.

El destino quiso que el orden de la numeración que llevan los jugadores en su camiseta determinara que uno de los designados para la conferencia de prensa obligatoria fuese el 18. Por eso, el días después de su noche mágica, Palermo se sentó ante los periodistas para contar sus sensaciones. “Esto es único, algo soñado, es la mayor satisfacción que el fútbol me ha dado”, remarcó el delantero, que igualmente reconoció que no hubo tiempo para las lágrimas: “Me las reservé para un día más importante”. Obviamente, ese día lo tiene marcado en el calendario. “Cambio todo, los goles, todas las situaciones, por levantar la Copa el 11 de julio”, aseguró el máximo goleador de la historia de Boca.

“Tenés diez minutos, jugate la vida”, le dijo el entrenador Diego Maradona en la fría noche de Polokwane. Por eso, las palabras de agradecimiento para el técnico que lo incluyó en la lista definitiva de 23, cuando varios nombres rutilantes y de mejor presente parecían más apropiados y tampoco podían faltar. “Esto se lo debo a una sola persona, que es Diego”, dijo el delantero, que tal vez de esa manera le retribuyó a Maradona el favor por aquel histórico gol a Perú en el Monumental que allanó el camino a Sudáfrica.

“Hice el gol más importante de mi carrera. Después de pasar tantos Mundiales y no poder estar en ninguno, de ver a otros seleccionados argentinos por televisión, me tocó convertir por primera vez en una Copa del Mundo, a los 36 años, en el final de mi carrera y con todo un país detrás de nosotros”, remarcó Palermo, que reconoció que le costó dormirse tras la emocionante noche, en la que sus padres y su hermano Gabriel estuvieron en el estadio. “Se me hizo complicado dormir. Ver a varios hinchas festejando con mi camiseta me llenó de orgullo. Pese a que están en el equipo Verón, Messi y Tevez, tenían puesta la mía. Pero debo estar tranquilo y pensar en lo que viene, porque hay un largo camino”, sentenció el goleador, que evitó preferencia de rivales para las próximas instancias.

Además, Palermo dejó en claro que se siente muy respaldado por los hinchas argentinos, con los que logró un consenso casi inédito. “Nunca se puede convencer a todos, pero últimamente, después del gol que le hice a Perú, se revirtió todo. Más allá del club del que sea cada hincha, todos me manifestaron su respaldo. Y eso debo alimentarlo para mantenerlo”, señaló el goleador, que todavía sueña con un nuevo capítulo para su película.