Por ahora, ni una palabra de Iniesta, ni de Xavi, ni de Fabregas. Pareciera que a la televisión pública no le interesara demasiado anunciar que una de las selecciones nacionales que mejor ha jugado al fútbol en los últimos años y que, por consecuencia más que por añadidura, ganó la última Copa del Mundo hace solamente un mes y medio, llegará en los próximos días a nuestro país para jugar el martes próximo contra la Selección local, en partido televisado justamente por el canal oficial.

No de otro modo puede entenderse que a poco menos de dos semanas del partido, en los “zócalos” –lo que históricamente se llamaron sobreimpresiones, pero que últimamente son avisos que se emiten a lo ancho de la pantalla aunque en la parte inferior de la imagen–, durante la emisión de los partidos del último fin de semana, con los consiguientes gritos estentóreos de los relatores como aditamento, el canal que supuestamente es de todos nosotros haya anunciado como si se tratara de vaya uno a saber qué portento universal que el relator del régimen Marcelo Araujo volvía a relatar a la Selección Argentina.

Nuevamente entonces, esta vez contra España, habrá que soportar el patrioterismo de Araujo más las vacilaciones de Julio Ricardo, las inocuidades de Marcelo Benedetto y, por supuesto, las genuflexiones de Titi Fernández, aunque ya Macaya no esté en la transmisión.