DEPORTES › ENTRAMADO POLITICO DE LA RENUNCIA
› Por Ariel Greco
La lucha interna en la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) que terminará con el ciclo de Marcelo Bielsa al frente de la selección chilena va mucho más allá del entrenador rosarino. La pelea en la que el ex técnico de la Selección Argentina quedó inmerso involucra al Estado chileno, al establish-ment político y empresarial y al modelo elegido por los clubes más importantes de aquel país. Ni siquiera el masivo apoyo popular de los hinchas de fútbol pudo torcer la elección.
La llegada del empresario español Jorge Segovia, titular de la Universidad Internacional SEK (San Estanislao de Kostka) y del club Unión Española, a la presidencia de la ANFP supone un gran triunfo de la derecha chilena. Varios empresarios, entre ellos el presidente del país, Sebastián Piñera, hicieron base en el fútbol a partir de la creación de las Sociedades Anónimas Deportivas, que desde la última década comandan los principales clubes del país. Y esa unión motivó un movimiento para desbancar a Harold Mayne-Nicholls, el derrotado presidente de la ANFP y principal impulsor de la llegada de Bielsa a Chile hace casi cuatro años.
El frío saludo de Bielsa cuando un eufórico Piñera recibía a la Roja en La Moneda tras la participación mundialista no se debió a un simple desaire del técnico. Las diferencias, sobre todo desde el lado de Bielsa, tienen que ver con un modelo para los clubes. “Lo único genuino del fútbol y que no puede faltar es el verdadero hincha”, dijo el miércoles Bielsa en su extensa conferencia de prensa. El mensaje por elevación era para el presidente chileno, reconocido hincha de Universidad Católica, pero que comenzó a afianzar su carrera política desde que se convirtió en el principal accionista de Blanco y Negro, la empresa que gerencia a Colo Colo, el club más popular del país. “El fútbol es del pueblo”, también señaló Bielsa. “Los hinchas no votan y ya cambiarán de opinión”, fue la tremenda respuesta de ayer de Segovia. “Los poderosos siempre encuentran la forma de deshacerse de las piedras en el zapato”, reflexionó Mayne-Nicholls.
Frente a las diferencias de modelo, todo terminó de explotar por el reparto de las ganancias de la televisión, cuyo 80 por ciento le pertenece a la ANFP. Mayne-Nicholls, un periodista con más de 30 años como socio del Deportes Antofagasta, club que milita en Primera B, pretendió una división equitativa de las ganancias, que en el último ejercicio llegó a los 28 millones de dólares. Obviamente, los clubes grandes se opusieron, hasta que se acordó un reparto cercano a la postura de Mayne-Nicholls para 2011: 26 por ciento para dividir entre los tres grandes, 60 por ciento para los 15 equipos restantes de Primera División y el 14 por ciento para los 14 clubes de Segunda. Mayne-Nicholls ganó esa batalla, pero desde los clubes grandes le declararon la guerra.
Según reveló el periodista Ezequiel Fernández Moores, Piñera nunca se desprendió del 12,5 por ciento de las acciones de Blanco y Negro. Además, su viceministro de Deportes, Gabriel Ruiz Tagle, le vendió su 24,5 por ciento a Hernán Levy Arensburg, consuegro del presidente. Y el ministro de Educación, Joaquín Lavín, todavía mantiene acciones en Santiago Wanderers de Valparaíso, el equipo más popular de la Quinta Región y del que Piñera también fue socio y comentarista de su campaña. Casualmente, la SEK de Segovia que maneja la Unión Española todavía necesita una acreditación que debe homologar el Ministerio de Educación. Todos esos clubes, más otros manejados por empresarios y políticos ligados a la derecha chilena, ayer votaron en contra del todavía presidente.
Cuando terminó de definirse la estrategia y se formalizó la candidatura de Segovia, que ni siquiera tiene la ciudadanía chilena y que confía en poder recibirla antes de su asunción, prevista para el 15 de enero, los medios chilenos especularon con la posible salida de Bielsa si perdía Mayne-Nicholls. Pero luego, una operación de prensa instaló que no quería verse involucrado en la elección y que se iría de cualquier manera. Ante esa situación, Bielsa jugó fuerte y dejó en claro que permanecería en el cargo hasta el último día de Mayne-Nicholls al frente de la ANFP. Ni siquiera así logró torcer el rumbo de la elección. Seguramente el 17, cuando Chile se enfrente a Uruguay, será su despedida de un país donde fue “injustamente querido”, según su particular definición.
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