Es el momento, es el lugar. Con el nuevo año, con la presunción de un millón de espectadores vitoreando la caravana en la ciudad, mañana se producirá el primer impacto deportivo del 2011, al ponerse en marcha una nueva edición del Rally Dakar, la tercera que se disputa por caminos de la Argentina y Chile y la primera en la que los argentinos son mayoría. Mezcla de aquelarre mecánico y aventura con tintes colonialistas, la prueba que organizan franceses, dominan alemanes y disfrutan los locales ya doblegó tanto la oposición de los ecologistas como la de los vecinos porteños que, normalmente, se quejan de los cortes de tránsito. Mañana, en cambio, muchos los gozarán del otro lado de las vallas, en la largada efectiva en el Obelisco.

Serán más de 430 los participantes (hoy termina la verificación técnica en la Rural, que se puede visitar entre las 11 y las 19, y recién allí se sabrá el número exacto) que saldrán a intentar recorrer los 9000 kilómetros, para llegar a Arica, en el norte de Chile, y retornar a la capital argentina el 15 de enero, en una edición que presenta más problemática por el recorrido –más dunas que en el 2010– y las dificultades introducidas en la navegación. Cinco mil kilómetros que habrá que transitarlos a velocidad pura.

“El Dakar no es sólo una carrera, el Dakar es ‘la carrera’, la más extrema del mundo –ratificó el director de la prueba, Etienne Lavigne–. Por eso para esta nueva edición se pensó un recorrido más exigente y la dificultad se irá acrecentando a medida que pasen los días.”

La etapa de mañana, hasta Victoria (Entre Ríos), todo por asfalto y sin pruebas especiales, será la presentación. Desde el domingo, no habrá tregua.