DEPORTES › RIVER LIDERA EL CLAUSURA CON UN GOL DE PROMEDIO POR PARTIDO
Prácticamente a mitad de torneo, el equipo de J. J. López quedó como único líder, con un rendimiento muy económico. La mayoría de sus victorias fueron por la mínima diferencia, y aunque le marcaron pocos tantos, le queda lo peor del fixture.
¿Seguirán con el objetivo prioritario de escaparle a la promoción o, ahora que son líderes absolutos, comienzan a soñar con el título? El plantel de River y su entrenador, Juan José López, son los que conocen la respuesta. J. J. tiene la suya: “Miramos la tabla de abajo. Tenemos que seguir con humildad. Dentro del campo no hicimos una gran diferencia en los partidos que ganamos. No podemos perder esta mirada”. En el ecuador del Clausura, el conjunto de Núñez quedó solitario en la vanguardia, con una campaña de vuelo bajo pero eficaz, en el marco de un empobrecido rendimiento general.
Desde el arranque del torneo anterior, el Apertura 2010, que River no ganaba tres partidos consecutivos. En aquella oportunidad, como en ésta, también le valió la punta. Sin embargo, de aquel River a éste hay enormes diferencias, en todo sentido. “River no es un equipo vistoso. Es un tractor que va a pelear, que va a subir cuesta arriba; en definitiva, es el equipo que necesitamos para este momento”, señala J. J. López.
Está claro. River consiguió cinco victorias en nueve partidos, pero cuatro de ellas fueron por una diferencia mínima: tres 1-0 (sobre Independiente, Quilmes y Banfield) y un 2-1 a Newell’s. Tiene razón López cuando asegura que el equipo no amasó “una gran diferencia” en sus triunfos. El esquema táctico que adoptó para este momento de River, con un solo delantero (Pavone o, cuando éste se lesionó, Caruso), se compadece con la eficacia goleadora del puntero: apenas nueve goles en igual cantidad de partidos, con un promedio exacto de un tanto por encuentro.
“Hoy a River se lo respeta –señaló López–. Lo miran más en los videos y buscan por dónde se le puede entrar al equipo. River ya no es un equipo fácil, el que nos va a enfrentar tiene que pensar dos veces cómo lo va a hacer.” La solidez que le aportó al mediocampo Matías Almeyda, bien rodeado, fue instrumental para que los rivales no hayan podido golpearlo demasiado: solo le convirtieron cuatro goles en todo el torneo, y dos de ellos fueron convertidos en la única derrota, ante Vélez, incluyendo aquel recordado error de Leandro Chichizola. Desde la vuelta de Juan Pablo Carrizo, solo le señalaron un tanto, Sperduti, de Newell’s, desde larga distancia.
“Uno siempre tiene la ilusión de pelear por algo grande, pero no es momento para hablar de eso. Nuestra meta es otra”, insiste el entrenador. Todavía tiene un largo camino por delante. Y el fixture que enfrenta no es del todo accesible.
“Todavía no logramos nada. Recién van nueve fecha del torneo y nos quedan otras diez finales”, recuerda López. A River le queda enfrentarse con tres de los cinco grandes, Racing, Boca y San Lorenzo, a los dos primeros en condición de visitante: a la Bombonera irá en la fecha 13ª y si el equipo de Falcioni sigue en caída libre, quizá tome el superclásico como el partido para salvar la ropa de la primera mitad del 2011. Tiene que visitar a Olimpo, un rival directo en la lucha del fondo de la tabla, y dos fechas después, viajar a La Plata para medirse con Estudiantes, ahora su escolta.
“Creo que hasta aquí hicimos un buen trabajo y nos sentimos reconocidos, pero no podemos dormirnos en los laureles porque, lo que digo, no logramos nada aún”, señala López. Algo ha logrado, sin embargo. Convencer al público de River, amante tradicional del fútbol bien jugado, de que es posible contentarse solo con los triunfos, más allá del utilitarismo y la modestia con los que se los consiga.
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