Sáb 16.04.2011

DEPORTES  › OPINIóN

La fuerza del talento

› Por Daniel Guiñazú

Sólo la enorme categoría de campeón de Omar Narváez le permitió anoche retener por segunda vez su título supermosca ante el puertorriqueño Daniel Seda, acaso el más calificado de todos los rivales de su carrera. Las tarjetas de los tres jurados terminaron reconociéndole la victoria por siete puntos (117 a 110) en dos de ellas y por tres (115 a 112) en la restante. Pero antes de poder levantar los brazos sobre el ring del estadio Osvaldo Casanova del club Estudiantes de Bahía Blanca, el chubutense debió exprimir a fondo su talento.

Recién del sexto round en adelante, Narváez (51,950 kg) pudo hallar la manera de quebrar el boxeo largo y continuo de Seda (52,150). En la primera mitad del combate, el boricua hizo valer sus diez centímetros de estatura. Impuso la distancia con la movilidad de sus piernas y su derecha profunda en jab. Y llegó reiteradamente a la cabeza del campeón con su izquierda cruzada y a los planos bajos con la misma mano tirada en gancho. Seda se alzó con cuatro de los primeros cinco asaltos, en tanto Narváez no lo encontraba, salvo con alguna mano voleada y esporádica lanzada generalmente desde muy lejos.

En el 5º asalto, el árbitro Raúl Caíz le descontó un punto a Seda por aplicar reiterados golpes bajos. Y en el 6º, tres buenas izquierdas voleadas de Narváez a la cabeza de Seda cambiaron el rumbo de la pelea. A partir de allí, Seda perdió prestancia y justeza en sus impactos. Y Narváez se agrandó. Se dio cuenta de que podía llevarse por delante a su rival y llegarle desde afuera. Y eso fue exactamente lo que hizo. Sin el brillo de tantas otras noches. Pero con su corazón de campeón y su inteligencia de gran boxeador transpirando el cuadrilátero.

De la 6º a la 11ª vuelta, Narváez se llevó todos los parciales. Sus golpes voleados aterrizaron reiteradamente sobre la cabeza demasiado erguida de Seda y hasta pudo conectar algunas buenas manos cruzadas por línea interna, aprovechando que la derecha del puertorriqueño había dejado de serle un problema. Seda reaccionó en los tres minutos finales, pero no le alcanzó. Fue un retador calificadísimo y exigente. Y eso jerarquiza de por si la victoria de un campeón de verdad como Narváez que remontó una cuesta muy empinada para conseguir uno de sus triunfos más importantes.

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