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› EN SEIS DIAS DERROTO A DOS DE LOS GRANDES
Unión disfruta de la punta
Le ganó 2-0 a San Lorenzo con goles de Islas y Leguizamón y subió a lo alto de la tabla, al menos hasta que juegue Vélez.
Los hinchas de Unión no lo pueden creer. Su equipo empezó el torneo esperanzado en salvarse del descenso, y tres fechas más tarde, después de bajar a dos grandes como Boca y San Lorenzo en menos de una semana, se pasea orondo en la punta del Clausura, liderazgo que hoy puede perder si Vélez derrota a Huracán, pero, curiosamente, hasta ese resultado le causaría placer a esos hinchas, porque hundiría más al equipo de Parque Patricios en la zona de la promoción.
¿Ganó bien Unión? Porque tuvo mucho menos la pelota que San Lorenzo, porque no tuvo el protagonismo con el que se vistió el local, pero usó la pelota con absoluta practicidad, sin por ello olvidarse del fútbol. Como si el Mago Capria contagiara el fútbol que destila su zurda. Ríos, a su izquierda, fue un pistón que llevó peligro hacia delante, y al compás de ambos, el equipo de Santa Fe dio una clase de oportunismo.
¿Perdió bien San Lorenzo? Tuvo las mejores oportunidades mientras el partido estuvo empatado, casi media hora, y durante el primer período resultó superior a su rival. Pero cuando Acosta estrelló un cabezazo contra el palo derecho de Nereo Fernández a los 5 minutos, los cuervos veteranos intuyeron que iban a sufrir. Y sufrieron. San Lorenzo sigue sin ganar tras tres fechas en el Clausura, se quedó con dos puntos –a cinco de Unión, que lidera transitoriamente con siete unidades– pero lo que más duele es la impotencia.
Islas la había tocado muy poco cuando Ríos se escapó por la izquierda, pegado a la raya, y se acomodó por el medio, insólitamente sin marca. El volante (a préstamo de Boca) le mandó un centro preciso y el delantero encaró el área ante la salida de Saja tocando con enorme calidad, con la cara externa del pie izquierdo, hacia el palo. Un golazo por la clase de la definición.
A San Lorenzo terminó de complicarlo la expulsión de Gonzalo Rodríguez, por una fuerte falta; Insua no se animó a dejar tres en el fondo –acaso porque Craviotto mandó tres hombres de punta a la cancha– y metió a Alvarez; pero a la larga tuvo que convencerse de que no le servía, y sacó a Esquivel, poniendo a Cordone, el delantero que más pimienta desgranó en el complemento. Después del cabezazo, Acosta estuvo desconocido y se fue por protestar; Romagnoli regresó, pero no tuvo precisión para definir y a las paredes que tiró con Zurita le faltó el revoque fino. Luna, al que Insua mandó como salvador tras el entretiempo, arrancó bien pero se diluyó pronto, y los hinchas locales comenzaron a transmitir su nerviosismo.
Cordone tuvo el empate con un violentísimo remate de media vuelta que Fernández contuvo con dificultad, cuando ya el equipo local estaba con nueve hombres y el empate sabía a quimera. Sin perder jamás la línea, conducido impecablemente por Capria, Unión amagaba con el segundo, y llegó en el descuento. Salida de Capria por derecha, pelotazo milimétrico para Weisheim, rebote en Islas y Leguizamón, libre de marcas, remató al arco desguarnecido. Para sellar el resultado y una alegría que no estaba en los planes...