DEPORTES › RUBEN PAZ Y LAS CLAVES DEL MOMENTO DE LA SELECCION URUGUAYA
El ex jugador de Racing y la Celeste asegura que no importa el resultado de esta tarde, ya que el trabajo mancomunado entre la mayor y los juveniles sigue dando frutos. Y además, reivindica la labor de Tabárez, que prioriza lo colectivo sobre las individualidades.
› Por Leonardo Castillo
Fue un jugador talentoso, distinto, que lució la camiseta de la Selección de Uruguay en dos campeonatos mundiales (México ’86 e Italia ’90), junto con figuras de la talla de Enzo Francescoli, Antonio Alzamendi, Carlos Aguilera y Rubén Sosa. Sin embargo, asegura que “la falta de un proyecto” le impidió a esa generación de futbolistas alcanzar el lugar de prestigio que disfruta actualmente el equipo que conduce Oscar Tabárez, que un año después de haber obtenido el cuarto puesto en Sudáfrica 2010, se apresta a disputar la final de la Copa América frente a Paraguay. “Después de muchos años, conseguimos unificar el trabajo de los juveniles y los mayores en una idea de largo plazo. Eso nos permitió recuperar nuestra identidad y tener juego colectivo”, sostuvo Rubén Paz, ex mediocampista, ídolo de las hinchadas de Peñarol y Racing y dueño de una gran trayectoria como futbolista profesional. En las horas previas a la definición del certamen continental, Paz charló con Página/12 y remarcó que más allá del resultado frente al elenco guaraní, “lo importante es que el fútbol uruguayo siga por este camino”.
–¿En qué se basa el buen momento que disfruta la selección uruguaya?
–Ahora, después de muchos años, la dirigencia tomó conciencia de que había que organizar de una manera distinta. Hoy, en la selección hay un proyecto, un trabajo a largo plazo integrado con lo que se hace en los planteles juveniles. Hace cinco años que empezamos por este camino y ojalá que sigamos así, por mucho tiempo más.
–Y en su época de jugador, ¿cómo se trabajaba?
–Era todo muy distinto. Los entrenadores no seguían más de dos años, se armaban las cosas a las apuradas y, muchas veces, no había coherencia. Por esa razón, hubo por lo menos dos generaciones de buenos jugadores, que no pudieron triunfar en la Selección por los desaciertos de los dirigentes.
–¿La mentalidad del jugador uruguayo cambió?
–No, la mentalidad es la misma. Lo que sucede es que estos futbolistas están más contenidos, integrados en una estructura. Lo que sí tiene este plantel es una identidad colectiva y ése es el principal mérito del cuerpo técnico que maneja el Maestro Tabárez: haber armado un equipo que está por encima de las individualidades.
–Sin embargo, muchos consideran que a este equipo le falta un conductor, ¿cuál es su visión?
–Puede ser. Con un jugador que cumpliera el rol del armador las cosas serían distintas y, tal vez, podrían aprovecharse mejor las capacidades de los delanteros como Forlán y Luis Suárez. Pero las cosas son así. No tenemos un Messi ni un Neymar, como Argentina y Brasil, pero tenemos un equipo, que por ahora, consigue resultados.
–¿Y por qué Argentina y Brasil, con las individualidades que poseen, no pueden armar equipos competitivos?
–En el caso de Brasil, me parece que atraviesa una etapa de recambio, pero en Argentina lo que falta es tiempo. Hay que darle continuidad a un proceso. El fútbol argentino lo hizo antes y puede volver a hacerlo de nuevo. La clave para encontrar un equipo pasa por el tiempo y el trabajo. No hay otra. Por suerte, en Uruguay se entendió. Costó mucho, pero se logró.
–¿Qué tiene que hacer Argentina con Messi?
–Rodearlo con los mejores y sacarle presión. En esta Copa América tuvo buenos partidos. Contra Uruguay jugó bien, pero me parece que hay mucha urgencia en torno de su figura. Todos quieren que brille como en el Barcelona. Sin embargo, no se dan cuenta de que eso no es mágico. No hay que apurarlo más.
–Acá se dice que muchos jugadores de la Selección no tienen hambre de gloria, algo que se le reconoce a este plantel uruguayo, ¿está de acuerdo?
–Para nada. Si no tuvieran hambre no vendrían a jugar y se quedarían en Europa. Sin embargo, vienen y se exponen. Después están esos que dicen que tienen que jugar los de acá. En Uruguay siempre pasó eso, se discutía sobre esas cosas en vez de hablar de fútbol. Hoy, como era en mi época, los mejores, las figuras, jugaban en el exterior y se sumaban cuando se los convocaba. Ahora, se consiguen resultados. Entonces, de eso el periodismo uruguayo ya no habla más.
–¿La famosa garra charrúa sigue existiendo?
–La entrega del jugador uruguayo se mantiene. Pero cambió esa mentalidad de que había que ganar siempre a lo guapo y peleándose en todos lados y contra todo el mundo. En Uruguay se entendió que la cosa pasa por jugar al fútbol y tratar de hacerlo cada vez mejor. Espero que no nos confundamos más.
–La última: ¿Uruguay levanta la Copa América?
–Está todo dado para que suceda. Es el mejor equipo del torneo y llega como favorito. Pero va a tener enfrente un rival muy duro como Paraguay, que si bien no viene jugando bien, siempre es complicado por el carácter que tienen sus jugadores. Sin embargo, más allá del resultado de la final, lo importante es que este proyecto de Tabárez siga para que el fútbol uruguayo crezca todavía más.
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