DEPORTES › LAS ELECCIONES DEL CLUB TIENEN, ADEMAS, OTRA DISPUTA MAS PROFUNDA
Funcionarios del gobierno nacional apoyan fuerte la reelección del actual presidente de la institución, Jorge Amor Ameal. Y el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, fogonea la candidatura de su delfín, el ex tesorero Daniel Angelici.
› Por Gustavo Veiga
El caprichoso silogismo está a punto de completarse. Si a Jorge Amor Ameal lo auspician como candidato funcionarios del gobierno nacional y a Daniel Angelici el jefe de Gobierno porteño, todo indicaría que las elecciones en Boca serán como un desempate. ¿Por qué se llega a esta deducción, tan simple como simplifica el juego Riquelme con apenas un toque? Porque a Mauricio Macri lo reeligieron el 10 de julio, a la presidenta Cristina Fernández el 23 de octubre y esta especie de tercer partido se juega el 4 de diciembre. Las urnas que se abrieron en las escuelas ahora se mudarán a la Bombonera para definir quién conducirá el club durante los próximos cuatro años. El fútbol, otra vez, se erige en una cuestión de Estado. El control de Boca tiene el valor simbólico de una verdadera final aunque las partes renieguen de su influencia política y ubiquen los colores por sobre todo.
El próximo viernes vence el plazo para la oficialización de listas. Todo indica que el actual presidente Ameal presentará la suya con José Beraldi y Roberto Digón como candidatos a vicepresidentes y Angelici la propia con laderos como el dirigente petrolero y tesorero de la regional porteña de las 62 Organizaciones, Juan Carlos Crespi. La holgada ventaja que llevaba en las encuestas el delfín de Macri se diluyó y el frente que, con ciertas dificultades de cartel armaron sus adversarios, va camino a empardarlo en los sondeos. El mismo equilibrio existe en la cantidad de agrupaciones que respaldan a los postulantes. Por eso, los comicios donde están en condiciones de votar poco más de 60 mil socios, podrían definirse con los votos de las peñas del interior. Los aspirantes a presidente las visitaron con esmero en las últimas semanas.
La dinámica con que se involucró el secretario de Legal y Técnica de la Presidencia de la Nación, Carlos Zannini, fue determinante para que Beraldi y Digón, dos presidenciables, aceptaran bajar sus candidaturas al máximo cargo. Varias fuentes del frente opositor al dúo Angelici-Macri le atribuyeron ese rol. A cambio de declinar su pretensión, Digón recibiría como compensación la representación en la AFA y el actual titular de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires aspira ubicar a sus hombres en puestos clave de la comisión directiva. Uno es Oscar Vicente, el ex CEO de Pérez Companc, con quien completaba su propia fórmula. Según parece, Beraldi puede conducir dos clubes importantes a la vez. Aun cuando en GEBA recibió denuncias por hostigar a opositores y para evitar una condena la Justicia lo obligó a realizar una probation.
Ameal también sostuvo su candidatura gracias al apoyo de La Cámpora. Uno de sus referentes en la provincia de Buenos Aires, Santiago Carreras, lo convenció de buscar la reelección. Su hijo y tocayo, Jorge Amor, milita en la agrupación kirchnerista, y el envión final para continuar en la presidencia cuatro años más se lo daría el título de campeón que todos anticipan. Por si acaso, se guarda un ancho bravo: el apoyo más o menos explícito del máximo ídolo actual. “Román permanentemente me mima y a los hinchas también, hablo mucho con él, es muy inteligente y capaz...”, se ufana el actual presidente cuando habla de su vínculo con Riquelme.
El jugador dijo que seguiría en el club si gana el actual presidente, pero puso en duda su continuidad ante una victoria de Angelici. Cuando era tesorero, éste se opuso a la renovación de su extenso contrato. El 21 de octubre Román afirmó: “Si Ameal gana las elecciones, no tendré ningún problema y terminaré mi contrato. Si gana otro presidente, veremos si tiene ganas de que siga en el club”.
El candidato macrista, que cuenta con la base de cinco agrupaciones internas, Dale Boca (que comparte con su mentor), Resurgimiento Boquense, Frente Unico Orden y Progreso, Arriba Boca y Xeneizes por siempre Boca, dijo lo que siente en este momento: “Estamos contentos con este campeonato pero, si hacemos un balance de la gestión de Ameal, queda muy distante de los 10 años de Mauricio en el club”. En materia futbolística esta es una verdad de Perogrullo que Angelici explota en cuanta tribuna se le ofrece para predicar su mensaje electoral. Quiere mostrarse como el único garante de potenciales logros que sus adversarios también podrían reivindicar para sí. Los tres, en diferentes etapas, compartieron la conducción de Boca con Macri.
Angelici gastó millones de pesos en una ostensible campaña electoral donde repartió simbólicos pasaportes de la República de la Boca con promotoras vestidas como comisarios de a bordo o ataviadas de geishas. Su mensaje era obvio: el equipo tiene que volver a disputar el Mundial de Clubes en Japón. Macri lo apuntaló en varios actos políticos con su presencia, como Enrique Nosiglia con el habitual perfil bajo de titiritero que siempre se le atribuye. En 1995 su aporte resultó vital para que el joven líder de derecha ganara las elecciones contra la fórmula oficialista de Antonio Alegre y Carlos Heller. Macri no era radical, pero Angelici es su correligionario. Aunque eligió militar en el PRO, donde tiene una influencia notable.
“El Gobierno tiene como objetivo a Boca. Claramente eligieron un candidato y detrás de él, irá Beraldi o Digon”, dijo en declaraciones recientes. Pero no aclaró que el único jefe de Gobierno que se involucró directamente en la campaña fue Macri. Su jefe.
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