Pocas veces a lo largo del certamen se le presentó a River una oportunidad tan propicia como la que encontró ayer. El empate de Instituto ante Brown de Puerto Madryn fue una noticia no esperada, pero muy grata para el conjunto dirigido por Matías Almeyda, que sabía que un triunfo lo ponía a tiro de la punta. Y si bien debió esperar casi 70 minutos para sonreír de la mano de David Trezeguet, River consiguió una merecida victoria, pero no por eso menos sufrida, ante Gimnasia de Jujuy, y quedó a sólo un punto de los cordobeses cuando aún restan 18 unidades en juego.

El campeonato ya entró en esa instancia donde los triunfos no se negocian y donde no se puede dejar pasar las chances que aparecen en el camino. Y ante Gimnasia de Jujuy, el elenco de Núñez no tenía alternativa. Sólo había una posibilidad: ganar, para acercarse a Instituto, para pisarle los talones luego de su empate ante Brown de Puerto Madryn. Pero no la tuvo fácil River. Enfrente se encontró con un equipo ordenado, que si bien planteó un esquema mezquino, cuidó bien sus líneas y no dejó que el local encontrara la fórmula para desnivelar el marcador.

En el comienzo, River, que alineó un 4-4-2 bien definido, relegando a Alejandro Domínguez al banco de suplentes, asumió el protagonismo con total autoridad desde el comienzo. Sin embargo, el local sólo pudo inquietar al elenco jujeño con un remate de Cavenaghi, bien desviado por Cavallotti y por un cabezazo de Díaz que salió apenas afuera.

Los ingresos de Domínguez y Lucas Ocampos en el segundo tiempo le cambiaron la cara a River, que encontró por las bandas el camino para acorralar definitivamente a su rival. Y luego de avisar con remates de Cavenaghi y Cirigliano, el equipo que conduce Almeyda encontró la ventaja. A los 22, Domínguez metió un centro desde la derecha, Trezeguet se elevó en el área chica y, ante una mala salida del arquero, conectó de cabeza a la red para descargar la tensión acumulada que tenía todo Núñez.

Sin embargo, una vez lograda la ventaja, River retrocedió y cedió la pelota, y Gimnasia de Jujuy se arrimó buscando la cabeza del gigante Alejandro Delorte por intermedio de la pelota parada. Pero el conjunto dirigido por Mario Gómez nunca estuvo fino, y no logró inquietar a Daniel Vega en ningún momento.