El tan anhelado objetivo de disputar la final intercontinental, en Tokio, se recicló ayer en River. Pero como el paso necesario es obtener por tercera vez la Copa Libertadores, el equipo de Núñez obtuvo su primer éxito en los octavos de final ante el Corinthians de Brasil. Luego de mucha incertidumbre sobre el real poderío de los brasileños, River dio muestras de que está en condiciones de superar esta instancia. A pesar de que no pudo desplegar el juego que venía exhibiendo, se convirtió en el único equipo que pudo vencer en condición de local en la segunda ronda del torneo continental. De esta manera, la revancha que se disputará el próximo 14 de mayo, la afrontará con las mejores expectativas.
Una vez más, River tuvo que pasar por distintos contratiempos: en un minuto, el plantel conducido por Manuel Pellegrini sufrió la expulsión de Claudio Husain y el gol de Jorge Wagner. Ese panorama sombrío provocó la reacción del equipo, que hasta ese momento no evidenciaba síntomas satisfactorios.
Para sorpresa de muchos, esta versión del Corinthians es la que menos se identifica con las raíces del fútbol brasileño. Su principal preocupación fue proteger las cercanías del arquero Doni, esperando en su campo, para luego tratar de habilitar con precisión a sus hombres de ataque. Por ello, cuando los visitantes decidieron adueñarse de la pelota en el mediocampo, le causaron varios problemas a la defensa de River.
El local intentó llevarse por delante a su rival en los primeros instantes, y en apenas cuatro minutos construyó tres jugadas para ponerse en ventaja: primero Doni sacó un tiro libre de Cavenaghi que había rozado en Cocito; luego el arquero volvió a rechazar un remate del delantero de River, y el rebote fue cedido por un defensor para el propio arquero. Igualmente, River desperdició ese tiro libre en la puerta del área chica. Más tarde, nuevamente Cavenaghi exigió a Doni con otro tiro libre que se metía en un ángulo. En ese momento, Corinthians sólo molestaba a Buljubasich –al que se vio demasiado inseguro– con tiros desde lejos.
A los 20 minutos, el que tuvo su chance fue Luis González, pero Anderson llegó justo para mandarla al corner. Esa jugada se inició con un lateral ejecutado rápidamente, que encontró desacomodados a los jugadores brasileños. Cuando Corinthians pasó a tener más protagonismo, Liedson no llegó a conectar un centro de Jorge Wagner. Aun sin tener profundidad, River tuvo otra oportunidad en el final de la primera etapa, pero la gran jugada de Fuertes fue interceptada por un defensor para desviar la pelota al corner.
La segunda parte del encuentro se jugó a puro nerviosismo. River no podía superar a su rival en el resultado. Las primeras llegadas fueron de los brasileños, y el equipo argentino lentamente se iba desdibujando. Para colmo, el fastidio de D’Alessandro no ayudaba a darle claridad. En ese desconcierto llegaron aquellas dos situaciones, y cuando parecía que la continuidad en el torneo se ponía en dudas, River logró revertir todo en cuatro minutos. Luego de la expulsión de Kléber, acorraló a Corinthians, Fuertes estrelló un tiro en el palo y llegaron en sucesión el perfecto tiro libre de D’Alessandro, y una gran definición de Cavenaghi.
Ahora las victorias llegaron a diez en forma consecutiva, y las imágenes de Oriente ya no resultan tan difusas.