DEPORTES › SE ENFRENTARAN MAÑANA EL SUIZO FEDERER Y EL ESCOCES MURRAY
El ex número uno dio una clase ante el serbio Novak Djokovic y tendrá la oportunidad de recuperar el liderazgo del ranking si consigue la victoria ante el británico, que dejó en el camino al francés Jo-Wilfried Tsonga.
› Por Sebastián Fest
Wimbledon será escenario mañana de la final perfecta, un duelo entre el suizo Roger Federer y el británico Andy Murray que toca fibras muy sensibles de la historia del tenis. La final con la que el “planeta tenis” soñaba se produjo en dos pasos. Primero, con el techo cerrado y la lluvia cayendo sobre Londres, Federer se impuso 6-3, 3-6, 6-4, 6-3 en dos horas y 12 minutos al serbio Novak Djokovic. Luego, con el techo abierto y el sol arrancándole de tanto en tanto reflejos dorados al césped, Murray superó 6-3, 6-4, 3-6, 7-5 en dos horas y 42 minutos al francés Jo-Wilfried Tsonga. Así, el tenis vivirá mañana sobre el desgastado césped del All England Club el que quizá sea el partido más importante de la temporada, un choque en el que están en juego varios records, el número uno del mundo y el final para una de las “maldiciones” más potentes del deporte británico, 74 años sin finalistas en Wimbledon y 76 sin títulos.
“Será uno de los partidos más grandes de mi vida”, dijo un sereno Murray, representante de un país que no conquista Wimbledon desde que Fred Perry lo hiciera en 1936 y que no ve a uno de los suyos en la final desde que Bunny Austin la perdiera ante Donald Budge en 1938. Pero el rival que tendrá enfrente tiene una dimensión superior, y Murray, que lo sabe bien, ya comienza a sentir la presión. “Todos esperan algo increíble de mí”, le dijo a la cadena de televisión Sky instantes después del triunfo.
El británico, de 25 años, jugó ya tres finales de Grand Slam, pero perdió todas sin ganar siquiera un set. Federer, de 30 años, disputará la vigésimocuarta y la octava en el All England. Con sus dos victorias le dieron forma a un día de hitos que dejan abierta a la reescritura parte de la historia del tenis. “Por momentos jugué un tenis fantástico”, aseguró Federer tras su notable victoria. Si gana mañana igualará el record de siete títulos en manos del británico William Renshaw –campeón en la prehistoria del torneo– y del estadounidense Pete Sampras. Pero además empataría el lunes, y superaría siete días después el record de Sampras de 286 semanas como número uno del mundo. Sería además su decimoséptimo título de Grand Slam, alejándose más aún de los 14 de Sampras.
“Me juego el número uno, así que saldré con algo de presión”, admitió el suizo, que tras la exhibición que ofreció ayer es claramente el favorito, aunque Murray lleve ocho victorias en 15 enfrentamientos con Federer, ante el que cayó las dos veces que lo enfrentó en Grand Slams. Federer comenzó ayer atropellando a Djokovic, lanzándole un “mando yo” raqueta en mano, y mantuvo esa actitud hasta el final del encuentro, tal como reconocería luego el serbio. “El jugó bien, fue mejor jugador. En los momentos importantes fue agresivo de los dos lados, eso es lo que esperás cuando enfrentás a Roger. Yo sabía que tenía que ser muy consistente para ganar este partido”, admitió el serbio. “El sacó muy bien, muy bien, con un alto porcentaje. Lo que yo hice mal ayer fue mi primer tiro tras el servicio. No me moví bien. Si pegás el primer tiro en forma defensiva tenés muy pocas chances de ganar el punto”, agregó el por ahora número uno.
El día se cerró a las 18.38 de Londres, con los últimos rayos de sol colándose en la mítica cancha central de Wimbledon. Murray devolvió el saque de Tsonga con un seco derechazo cruzado que pasó limpiamente al francés. Superado por la situación, el escocés cerró los ojos y dejó caer la raqueta. Pero el partido no estaba terminado. Tsonga, sonriente y apoyado en la red, reclamó la entrada en acción del “hawk eye”. “Me dijo que pensaba que había sido ancha”, explicaría Murray luego. Pero el sistema electrónico demostró que la pelota entró con lo justo y Murray por fin pudo celebrar ante un estadio que vibraba ante la concreción de algo soñado por décadas.
Paradoja: Murray tiene como entrenador al checo-estadounindense Ivan Lendl, un ex número uno que nunca pudo ganar Wimbledon. Desde su posición de comentarista para la BBC, John McEnroe, otro número uno del mundo, pero múltiple campeón de Wimbledon, mostró su respeto por Murray: “Me imagino lo que habrá sentido, porque hace diez años que se viene hablando de que debe jugar esta final, y por fin es realidad”.
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