DEPORTES › ROGER FEDERER, ESTRELLA DE LOS JUEGOS
› Por Sebastián Fest
Desde Londres
Roger Federer se jactó de ser un hombre que cumple sus promesas: “Dije que iba a estar en los Juegos Olímpicos en 2012 y aquí estoy”. El suizo, número uno del tenis mundial, desgranó durante una extensa y multitudinaria rueda de prensa en Londres sus sensaciones de cara a los Juegos, en los que tiene una oportunidad única de lograr el oro olímpico en singles, uno de los pocos honores que no alcanzó en su exitosa carrera.
Dieciocho días después de conquistar en Wimbledon por séptima vez el torneo más prestigioso del tenis mundial, Federer regresa al All England Club como máximo preclasificado y con sus principales rivales –Novak Djokovic, Andy Murray y Jo-Wilfried Tsonga– en el otro sector del cuadro.
El suizo, que el mes próximo cumplirá 31 años, recibió por momentos preguntas más propias de fans que de periodistas y disfrutó de ello, pero cuando se puso serio dejó un mensaje claro: “No hay atajos para llegar al número uno y ganar tanto. Si juego al tenis tengo que hacerlo bien, no quiero hacerlo sólo por estar”.
No descarta, eso sí, estar en Río 2016, aunque eso dependerá “del cuerpo, la mente y la familia”. Un factor importante, el último, para un tenista-padre que acaba de ver a sus hijas gemelas cumplir los tres años.
Federer lamentó la ausencia de Rafael Nadal, defensor del título, aunque dijo no estar seguro de si la renuncia a jugar del español se debe a problemas en las rodillas o al hecho de no haber completado a tiempo su preparación.
“Fue una gran sorpresa ver que Rafa no venía, era el defensor del título. Fue un gran golpe para los Juegos, pero debe tener sus razones”.
Y rió cuando se le preguntó si Nadal lo llamó para explicarle las razones de su ausencia. “No hablé con él, no creo que me llame para discutir algo así. Yo no lo haría, no hay razón para que él lo haga. Pero le deseo la mejor recuperación y verlo nuevamente en el verano estadounidense.”
El número uno del mundo no está del todo convencido de ser el claro favorito sobre el césped de Wimbledon aunque haya ganado allí tanto como prácticamente nadie en la historia del tenis.
“No es más fácil, quizá sea un poco más duro, porque en Wimbledon jugamos siete partidos al mejor de cinco. Aquí son cinco al mejor de tres, sólo la final al mejor de cinco. En el último Wimbledon hubiera perdido, por ejemplo, en tercera ronda con (Julien) Benneteau (que lo derrotaba por dos sets a uno)”.
A Federer no le molesta el hecho de que Wimbledon haya roto sus tradiciones y abandonado el blanco. A partir del sábado, los tenistas jugarán con ropas de colores, tal como hacen en el resto de los torneos. “Está bien, jugamos con colores el 99 por ciento de las veces. Estoy de acuerdo con Serena (Williams) en que es raro, pero no por eso me deja de gustar.”
El suizo deslizó un sutil desconcierto por el hecho de haber recuperado el número uno del mundo: “Nadal y Djokovic están en su cenit, yo normalmente no debería estar ahí”. Y, aunque dijo que de no ser tenista le gustaría participar en los Juegos como futbolista (ayer Suiza igualó 1-1 con Gabón), demostró no estar muy al tanto de lo que sucede en ese deporte que practicó con pasión en su infancia y juventud: “Es la primera vez que el fútbol está en los Juegos, ¿no?”.
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