Mar 31.07.2012

DEPORTES  › JUEGOS OLíMPICOS > LA CONGESTIóN QUE SE ESPERABA NO SE PRODUJO EN LA CAPITAL INGLESA

El transporte ganó su medalla

No hay gente en los estadios y, parece, tampoco en las calles de Londres, al menos no para congestionar los desplazamientos, como se preveía. Durante los Juegos el subte tiene wifi gratis y funciona pasada la medianoche.

› Por Marcelo Justo

Desde Londres

Los Juegos Olímpicos 2012 pasaron la primera prueba. Y no es ciclismo, baloncesto o los 100 metros. Este lunes era considerado el día D por la autoridad de Transporte capitalino, Transport for London (TFL). Los presagios eran apocalípticos: parálisis en los centros neurálgicos londinenses, embotellamientos al estilo de “La autopista del Sur”, el célebre cuento de Julio Cortázar. Pero no. Un orgulloso primer ministro señaló por la mañana que las cosas marchaban bien. “Vine a ver con mis propios ojos cómo funciona el metro y puedo decir que anda bien. Claro que los desafíos son enormes, tendremos que ir resolviéndolos uno a uno”, dijo David Cameron.

Con un millón de personas más, TFL calculaba que este lunes habría un 25 por ciento de aumento en el número de viajes diarios. Sus alertas daban miedo. “London Bridge va a estar más transitado que nunca y debe evitarse por completo. Los espectadores que van al evento ecuestre en Greenwich deben tomar una ruta alternativa. El lunes va a ser el día más difícil de los Juegos.” A la luz de los hechos, la estrategia de tanto alerta machacado durante semanas parece haber tenido el efecto deseado. El viernes de la inauguración la circulación de pasajeros fue un 15 por ciento menor que lo normal. Salvo el contratiempo de los espectadores de la inauguración el viernes por la noche, que padecieron una demora de alrededor de una hora para volver a sus casas tras el evento, el transporte ha sobrevivido la avalancha.

A pesar de esta primera exitosa prueba de fuego, TFL insiste en la necesidad de planear rigurosamente los viajes. Londres tiene 10 terminales ferroviarias que reciben diariamente unas dos millones de personas, 11 líneas de subterráneo con unos tres millones de pasajeros diarios y una red de autobuses que cubre 700 rutas y transporta unas seis millones de personas. La combinatoria en esta red requiere planificación en días normales, particularmente en las horas pico. Para los Juegos han proliferado los sitios de Internet oficiales y privados para moverse por la ciudad sin morir en el intento. Un sitio específico suministra información las 24 horas para llegar por la mejor ruta con la menor cantidad de demora posible. Pero no todos son dolores de cabeza. Durante los Juegos el metro tiene wifi gratis y hay servicios hasta la una y media de la mañana.

PARA NO LLEGAR TARDE A COMPETIR

Carriles exclusivos

Las cosas en coche no son más fáciles. Desde el desastre en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, en los que algunos atletas no llegaron a destino por los atascos de tránsito, la creación de carriles específicos para los deportistas ha sido una solución de rigor. Estos Juegos no son una excepción. Los carriles están marcados con gigantescos aros de los Juegos Olímpicos y si uno comete el craso error de meterse en uno de ellos sin la autorización pertinente, terminará pagando una pequeña fortuna: alrededor de 170 euros de multa. El día previo a la inauguración, un grupo de atletas franceses cometió el pecado opuesto: viajó a paso de hormiga al Parque Olímpico por el carril que correspondía a los mortales comunes y corrientes. El único consuelo al despiste es que no pagaron multa.

En una ciudad que Jorge Luis Borges describió como un “espejo roto” por la estructura entreverada y sinuosa de sus calles, esta habilitación de carriles especiales es un paraíso para unos pocos y un infierno para el resto. El mismo TFL ha aconsejado olvidarse del coche, advirtiendo que conducir en el centro de Londres puede ser una pesadilla. Algunos han seguido el consejo con típico pragmatismo británico. Otros –camionetas de reparto, comerciantes, taxistas, trabajadores varios– no tienen más remedio que cruzar la ciudad en medio de los Juegos. La BBC recogió la queja de algunos, como una florista, exasperada por las demoras que ponían en peligro sus ventas “en medio de la recesión que tenemos”.

En todo caso es posible ver los Juegos sin ir a los sitios. Gigantescas pantallas instaladas en los parques londinenses transmiten los eventos en vivo y forman parte de la gran celebración de estas Olimpíadas. En el célebre Hyde Park hay cuatro grandes pantallas y zonas participativas de deporte, así como espectáculos musicales. Más allá del centro existen dispositivos similares en barrios suburbanos como Blackheath y Greenwich.

Estos lugares tendrán una ventaja adicional: los precios. Si en el estadio olímpico la pinta de cerveza cuesta unas 7 libras esterlinas (9 euros), en el resto de Londres es más razonable, aunque todavía resulte caro para la mayoría de los bolsillos del planeta, dada la fuerte carga impositiva que hay sobre el alcohol y el tabaco en el Reino Unido. Una guía, la de Tony Naylor, suministra una huida a esta inflación de los precios olímpicos. La guía traza un mapa por los cuatro puntos cardinales de la capital ordenados en torno de los mejores bares y restaurantes para comer por menos de 10 libras.

Londres y el Reino Unido tienen lugares de sobra para escapar del mundanal ruido. En la lista de los 10 lugares favoritos del matutino The Guardian figuran desde Hampton Court (a una hora y media del centro) hasta las maravillas del gigantesco Hampstead Heath, un parque en el norte de la ciudad con extraordinarias vistas y un lago para zambullirse, aprovechando la inusual ola de calor que vive Londres.

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