Es un acontecimiento inédito en los 110 años de historia del Club Atlético Tigre: por primera vez alcanzó la final de un torneo internacional. El empate en un gol contra Millonarios de Colombia, en Bogotá, le otorgó ese privilegio, luego de haber igualado sin goles una semana atrás en el estadio de Victoria. De esa manera, la semana que viene será local en el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana, nada menos que ante el San Pablo, que una semana más tarde lo recibirá en la decisión en el legendario estadio Morumbí.

Este Tigre que arrancó dirigiendo Rodolfo Arruabarrena y que ahora conduce Néstor Gorosito, que en el torneo local sólo logró un triunfo, hizo mucho mérito para llevarse el triunfo ayer en la capital colombiana, y lo estaba logrando hasta el tiempo de descuento cuando Perlaza igualó con un remate de larga distancia. Después de un primer tiempo sin goles, en el que el equipo argentino había sido un poco más ambicioso, el desnivel llegó en el complemento, cuando después de un tiro libre Maggiolo la bajó para la entrada de Mariano Echeverría, que la empujó a la red. Un rato antes, Paparatto había salvado sobre la raya lo que pudo haber sido el gol del ex Vélez Mayer Candelo, para el equipo colombiano.

Lo planteó bien Tigre y se llevó el resultado esperado. Un equipo corto, asociado, conducido por Rubén Botta –el mejor jugador del conjunto de Gorosito– que sorprendió al local que esperaba un rival más timorato. Lejos de eso, llevó la pelota lejos del arco de Albil, y tras la ventaja resistió el lógico asedio del conjunto local. Ahora, clasificado en Colombia, nada le impide a Tigre soñar con lograr el título en San Pablo.