“Tenía que comunicarles al presidente y al técnico que no voy a jugar en Boca, hace seis meses tomé una decisión y es difícil que la cambie”, sentenció Juan Román Riquelme, mientras se retiraba del predio de Casa Amarilla, minutos antes de que el club de la ribera iniciara su trabajo en el 2013. Temprano, minutos después de las nueve de la mañana de ayer, el ídolo boquense asistió al primer día de pretemporada de un Boca que esperaba, ansioso, por su vuelta. Pero el mediapunta solo se presentó por apenas media hora. Ese tiempo le alcanzó para reunirse con el presidente, Daniel Angelici, y el entrenador, Carlos Bianchi, a quienes les reafirmó su postura de no jugar más en el club, tal como lo había resuelto seis meses atrás. “Amo a este club, tengo muchos recuerdos y cosas vividas muy lindas, pero tengo palabra”, expresó, para justificar su decisión.

“Les doy las gracias al presidente, al técnico y a todos los dirigentes que intentaron convencerme de que vuelva, pero sabían que iba a ser difícil que cambiara la decisión, estoy contento con la vida que tengo”, enfatizó el futbolista ganador de once títulos con la entidad boquense.

Pero la historia tiene un trasfondo de varios meses. Sucede que en junio del año pasado, tras perder la final de la Copa Libertadores ante Corinthians, el ídolo de Boca anunció que no iba a jugar más en el club. ¿El motivo? Un sentimiento de “vacío”, que le provocaba el hecho de haber “ganado todo” en Boca, lo que le producía una falta de motivación para continuar vistiendo la camiseta azul y oro. Tras su alejamiento, luego de meses de silencio, y tras la salida de Julio César Falcioni, con quien mantenía una mala relación, y el posterior regreso de Carlos Bianchi, uno de sus “padres futbolísticos”, la chance de su regreso se reflotó y cobró mucha fuerza. De hecho, en los últimos días de diciembre el experimentado enganche se reunió con Angelici, Bianchi y Daniel Bolotnicoff, su representante, para intentar concretar un probable retorno. Esa posibilidad se dilató hasta ayer por la mañana, cuando Román, en el día en que el técnico más ganador de la historia de Boca reanudó su tercer ciclo al frente del club, le cerró nuevamente las puertas al club de sus amores, a la vez de ponerle un signo de interrogación a su futuro como futbolista.

Sin embargo, el jugador de 34 años se encargó de desmentir aquellas versiones: “Estos diez días pasados dijeron de todo. Que pedí un contrato de tres años, que suspendí vacaciones en Cariló y que ayer estaba reunido cuando yo estaba en la pileta en mi casa”. Asimismo, ya con la mente puesta en su (incierto) futuro futbolístico, destacó: “Será difícil que juegue acá (en Argentina), ahora me voy a casa a tomar mate, hace cinco meses que la estoy pasando muy bien”.

La noticia de su negativa retumbó rápidamente en el mundo futbolístico. En ese sentido, el vicepresidente segundo de la entidad, Juan Carlos Crespi, consideró que el de ayer fue “un día triste para los hinchas de Boca”. Además, agregó: “No esperaba esta decisión y me duele mucho. Lo voy a llamar para darle las gracias por lo que hizo por el fútbol y el club”. El directivo había sido uno de los impulsores del regreso de Román, motivo por el cual reconoció sentirse “culpable” por no lograr convencerlo. “Quizás no hice algo bien para que se quede. Me siento responsable”, reveló.

De esta forma, Boca se quedó con un sabor agridulce tras un día que pudo haber sido histórico para el club. Bianchi retornó oficialmente a la institución luego de diez años, Román pudo haber coronado semejante acontecimiento poniéndose, una vez más, los pantalones cortos. Sin embargo, su decisión fue otra y el hincha celebró, a medias. Ahora Boca tendrá a su mayor referente en el banco de suplentes pero carecerá de su estandarte futbolístico dentro del campo de juego.