Desde Zurich

La única duda entre la gente del fútbol es si Lionel Messi arriesgará aún más con su vestuario, porque todo el mundo está seguro de que si nada raro ocurre, dentro de un año volverá a ganar el Balón de Oro al mejor futbolista del planeta. El argentino del Barcelona se convirtió el lunes en el único jugador en sumar cuatro galardones, adelantando a los holandeses Johan Cruyff y Marco van Basten y al francés Michel Platini, que los recibieron cuando el premio estaba restringido sólo a los europeos.

¿Pero cuánto tiempo será capaz Messi de sostener el ritmo? ¿Cuántos Balones de Oro podría acumular en su casa, dado que sólo tiene 25 años? “Los que se proponga”, aseguró Andrés Iniesta, que el lunes tuvo que conformarse con el tercer puesto en la gala celebrada en el Kongresshaus de Zurich.

El seleccionador de España, Vicente del Bosque, también cree que, mientras siga liderando con sus goles al deslumbrante Barcelona, será difícil destronarlo. “Si sigue en este nivel, es difícil que alguien pueda superarlo”, admitió el campeón del mundo y de Europa, que fue elegido el mejor entrenador del año.

Cruyff auguró hace un año, antes de que Messi levantara su tercer galardón, una larga hegemonía. “Probablemente ganará cinco, seis o siete Balones de Oro, es incomparable”, advirtió entonces. “Es merecido que se lo gane siempre”, aseguró por su parte el ex futbolista colombiano Carlos Valderrama.

“¿Qué podemos hacer? Es demasiado bueno”, admitió algo resignado el francés François Moriniere, director ejecutivo de L’Equipe y de France Football, la revista que creó el premio fusionado desde hace unos años con aquel al mejor jugador del año que entregaba la FIFA.

De hecho, la superioridad de Messi, que se impuso con más del 40 por ciento de los puntos, amenaza con arruinar la competencia. Cristiano Ronaldo, el gran rival del argentino, parece haberse cansado ya de perseguir el galardón. “No es el fin de la vida”, dijo el portugués del Real Madrid, que ganó su único Balón de Oro en 2008.

“No es vergonzoso que Messi haya ganado”, esbozó Platini, jefe de la UEFA, a modo de justificación. “Representa bien al fútbol.” El presidente del Barcelona, Sandro Rosell, advirtió, sin embargo, que cada vez será más difícil para su estrella ganar el Balón de Oro, y no por motivos futbolísticos, sino “políticos”.

Entrenadores y capitanes de selección, que son quienes votan junto a un grupo de periodistas, atienden en muchas ocasiones compromisos distintos a los deportivos. El ejemplo más claro lo dio el mismo Messi, que no eligió a Cristiano entre sus preferidos, pese a que el lunes admitió que sería “estúpido” no considerarlo uno de los tres mejores del mundo. El portugués confesó incluso que, impedido por una lesión, ni siquiera votó. Bruno Alves lo hizo por él, y tampoco eligió a Messi. El español Iker Casillas, arquero del Real Madrid, también obvió al argentino. El holandés Wesley Sneijder puso en primer lugar a Robin van Persie. Y el italiano Gianluigi Buffon, a Andrea Pirlo.

Pero no todo son enjuagues políticos. El brasileño Thiago Silva se decantó por Messi pese a la gran rivalidad sudamericana, y lo mismo hizo el capitán inglés, Steven Gerrard. El delantero del Barcelona cuenta a su favor con el democrático sistema de votación, donde lo mismo cuenta el voto de las grandes potencias que el del Tercer Mundo futbolístico, donde el argentino es un icono.

“Falta el Mundial”, admitió no obstante Messi, que cambiaría sus galardones individuales por el gran título con su selección. Si es capaz de levantar la Copa del Mundo en Brasil 2014, el Balón de Oro será, en cualquier caso, otra vez una mera formalidad.