DEPORTES › OPINION
› Por César Francis *
Recientemente la ley Nº 26.774 consagró el derecho optativo a los jóvenes de 16 años de votar a presidente de la Nación. No descubro nada si alego que tal decisión legislativa implica un paso esencial en la profundización y ensanchamiento de la participación de la juventud en la democracia otorgándole la posibilidad de incidir de manera directa en el destino del país.
Sin embargo, se percibe que en varios colectivos sociales, como por ejemplo los clubes, la iniciativa fue recibida con perfume de indiferencia. Como presidente de la agrupación interna Volver a San Lorenzo, presenté en mi club un proyecto para adaptar el estatuto de nuestra entidad permitiendo el voto a los 16 años y así estar en sintonía con la legislación nacional haciéndonos eco de aquel añejo principio que expresa “quien puede lo más puede lo menos”. La petición contó con la adhesión pública del presidente Matías Lammens, aguardando su aprobación en este 2013.
Más allá de esta petición y adhesión particular no se advierte en la mayoría del resto de la dirigencia del fútbol y del deporte una decisión concreta para permitirles a los jóvenes de 16 años que puedan elegir sus autoridades en sus clubes. En la mayoría de los clubes el derecho a votar nace a partir de los 20 años; nos encontraremos en un futuro inmediato con la paradoja de que alguien haya votado en dos ocasiones para presidente de la Nación y ninguna para la presidencia de su club.
De la profunda crisis que azota a los clubes se sale con controles rigurosos, de sus federaciones y del Estado; con mayor eficiencia dirigencial y con más democracia. Una manera de darles más democracia al deporte y a los clubes es ampliando su base de electores, de manera de oxigenar la dirigencia deportiva de la Argentina.
Hay dos caminos a seguir. O los clubes por sí solos reforman sus estatutos (situación no demasiado proclive a suceder) o la AFA y el resto de las federaciones deportivas incorporan en sus estatutos como norma y condición obligatoria a las entidades que las integren, la de modificar sus normas de funcionamiento consagrando el voto joven.
Las entidades deportivas conforman nuestro ADN cultural, hacen a la identidad de la inmensa mayoría de argentinos, se nos hace casi imposible pensar nuestro país sin clubes. Por ello sería un magnifico aporte que los diversos colectivos del deporte nacional se pongan en sintonía con los nuevos tiempos.
* Asociación Todos por el Deporte.
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