La consagración de los San Antonio Spurs, con Emanuel Ginóbili a bordo (y no al revés), ha favorecido la reaparición de ciertas muestras de colonialismo cultural que, realmente, llaman la atención.
La Nación publicó ayer un suplemento dedicado íntegramente al basquetbolista bahiense, lo que no parece nada mal, teniendo en cuenta que el jugador se transformó, durante la final contra los Nets, en columnista del medio. Sin embargo, en una nota titulada “En el sitial de los héroes”, se inscribe al escolta dentro de la galería de los más grandes deportistas argentinos del siglo XX.
Es decir, se lo emparienta con Juan Manuel Fangio, Diego Maradona, Carlos Monzón, Guillermo Vilas, Roberto De Vicenzo y Hugo Porta.
¿No será mucho?
Repasemos: Fangio (cinco veces campeón mundial de F-1), Monzón (15 defensas exitosas del título de los medianos), Vilas (el más grande tenista del deporte nacional) o De Vicenzo (ídem en el golf) brillaron en especialidades individuales; no le deben a nadie su gloria.
Integrantes de conjuntos, Maradona y Porta fueron indiscutiblemente las estrellas de esos colectivos. Se diría que fueron ellos quienes los condujeron al éxito.
El caso de Ginóbili no está contemplado, hay que admitirlo, en ninguna de las dos categorías.
¿Entonces? Es un grandísimo jugador de básquetbol, sin duda; creció a lo largo de la temporada desde el banquillo hasta jugar 33 minutos en el partido final, después de un Mundial fenomenal; incluso se sospecha que podría convertirse en el gran basquetbolista argentino, mirado con perspectiva histórica.
Pero, para eso, faltan años. Y, se sabe, nada hay más viejo que el diario de ayer.
Ginóbili, en el sitial de los héroes. Por haber integrado, determinante, un equipo campeón sin ser determinante, una obviedad que el propio basquetbolista suscribe.
¿No será mucho?